Cómo es vivir sin luz: desde depender de un mechero a lavar a mano

Ascensión Gualaman Loncomilla, a sus casi 80 años de edad, nunca había tenido electricidad en su hogar. Eso hasta que en el marco del proyecto "Ruta de la Luz", el 27 de abril de este año su casa recibió la instalación de paneles solares, una novedad en el sector Casa de Lata, donde vive, en San Juan de la Costa (Región de Los Lagos).

Antes de ese día, su único recurso para iluminarse era un mechero a parafina que la acompañó por más de 50 años, con el que alumbraba su camino al transitar entre las distintas habitaciones. Era un método que ella misma reconoce como muy peligroso, no solo por el riesgo de incendio, sino también porque el humo que invadía su hogar afectaba su vista.

La otra alternativa para conseguir luz, las velas, estaba fuera de su alcance debido a que cuestan más. Y Ascensión también las consideraba más peligrosas que su mechero.

"Si pasa algo, me tienen que venir a contar", explica Ascensión. Eso es porque nunca tuvo acceso a un teléfono, una radio, ni mucho menos una TV para enterarse de las noticias. Su única manera de informarse es a través de sus vecinos, a quienes sueles preguntar sobre las últimas novedades.

Sin embargo, esos aparatos tecnológicos no son prioridad para ella. "Quizás en un tiempo más sería posible tener electrodomésticos", dice.

Hoy, su prioridad, más bien su sueño, es tener una lavadora, debido a que le cuesta mucho limpiar su ropa a mano. Esa constante y pesada labor le ha generado dolores permanentes en sus brazos.

En segundo lugar, añade, "me gustaría un refrigerador, para poder guardar mis cositas". Actualmente tiene que comprar a diario los ingredientes justos que necesita para cocinar. Sin embargo, se muestra contenta. "Ahora tengo una casa iluminada. Estoy muy feliz", reconoce.

"Nunca es tarde, todo se alcanza mientras uno esté con vida", concluye.