Algunos temas de futuro: Apuntes de Lagos

En medio del debate generado a partir de su irrupción en la escena pública, el ex mandatario refuerza en esta columna la necesidad de que el gobierno lidere la construcción de una agenda de largo plazo.




En la conferencia de Icare el pasado 27 de agosto, intenté plantear lo que me parece son algunos elementos importantes para lograr una mirada común sobre el futuro de nuestro país. Esas palabras causaron revuelo, pero desgraciadamente, como ocurre tantas veces, el revuelo no fue en torno a las ideas que se esbozaron. Mi preocupación e interés son permanentes y no quieren hacer más que señalar y aportar en algunos temas que son acuciantes para el futuro de Chile, sin olvidar que existen otros temas iguales o más importantes.

Los temas a que me refiero son infraestructura, energía, ciudades, demografía y cambio climático. Me parece que es necesaria una agenda larga sobre estos temas para un futuro grande para el país. No para que sea reducida, simplemente, a una rencilla menor.

Chile ha entrado a un nuevo ciclo político, económico y social. El anterior terminó.

Por ello, en un artículo publicado en marzo del 2011 dije:

"Chile enfrenta hoy una nueva etapa. Debemos dar un salto cuantitativo y de largo plazo, y definir políticas de Estado en un conjunto de materias. La sociedad tiene que ser convocada para consensuar, más allá de las diferencias políticas, un conjunto de temas que expresan los grandes desafíos del futuro. La situación general de Chile hoy es distinta, y muchos de los instrumentos y herramientas que veníamos utilizando han alcanzado su límite, como ocurre, por ejemplo, con los subsidios fiscales. Es el momento de cambiar de mirada.

Por ello es importante en esta nueva etapa entender que un nuevo pacto fiscal resulta indispensable para mejorar la distribución del ingreso y aumentar, simultáneamente, los ingresos del Estado, de modo de satisfacer la creciente demanda de bienes públicos de una sociedad que aún no ha alcanzado el desarrollo. Este nuevo pacto fiscal debe implicar una reforma tributaria profunda, que permita, ahora sí, mejorar la distribución de ingresos después de impuestos. Ese es, sin duda, el desafío mayor" 1.

INFRAESTRUCTURA

Quiero partir señalando que la infraestructura es esencial para mejorar la productividad de los países. La base para dar los servicios en salud, educación, calidad de vida, vivienda, transporte y telecomunicaciones.

Para seguir avanzando hay que pensar en el largo plazo. Para este ejercicio, el Estado debe fijar "los objetivos nacionales en cuanto a calidad de las prestaciones, las decisiones de balance entre medioambiente y generación de servicios de infraestructura, o el balance entre integración social y costo de las obras"2.

Las necesidades de transporte público y privado seguirán creciendo por el aumento de la población y la expansión acelerada del parque vehicular. Más velocidad y eficiencia del transporte es esencial. Grandes e innovadoras obras de infraestructura son necesarias. No hay problemas de financiamiento para acometerlas gracias al valor de los activos ya existentes y del flujo futuro de los mismos.

Hemos sido capaces de crear en los últimos 20 años activos por 25 a 30 mil millones de dólares, y esos activos deben generar un flujo similar del orden de otros 30 mil. Son cifras aproximadas.

Es evidente que sobre la base de estos activos y los flujos correspondientes se pueden emitir bonos u otro tipo de instrumentos para financiar las necesidades en materia de infraestructura. Es un capital que tiene el Ministerio de Obras Públicas para trabajar. Otra forma de entender lo mismo que estamos señalando es darse cuenta de que hoy, cuando se vuelvan a licitar las autopistas interurbanas y las urbanas, se estará entregando a licitación un flujo conocido, con peajes conocidos y, en consecuencia, se podrá determinar cuál va a ser la rentabilidad de cada una de esas autopistas al momento de relicitar. Será la incorporación de recursos frescos al Ministerio de Obras Públicas de gran magnitud.

Estas carreteras terminan sus concesiones dentro de los cinco, 10 o 15 años próximos.

A lo anterior hay que agregar que el tema de financiamiento a nivel global ha cambiado radicalmente en los últimos 10 años. Antes era inconcebible créditos a 50 o 100 años, como ocurre hoy. Los fondos de pensiones, por ejemplo los de Canadá y Australia, están disponibles para otorgar créditos a plazos de 50 y 100 años. Es esta nueva arquitectura financiera la que obliga a actuar rápidamente frente a esta nueva realidad.

Despejado el tema financiero, es indispensable abordar, tanto en Santiago como en las principales ciudades del país, lo que son las necesidades más urgentes. En Santiago se ha insinuado explorar la construcción de túneles en aquellas avenidas muy congestionadas. Nos referimos, por ejemplo, a Colón-Eliodoro Yáñez, Independencia, avenida La Florida y Gran Avenida. Todo esto significa cerca de 50 km de túneles, y con el uso de las nuevas tecnologías la construcción no produce mayores inconvenientes.

En regiones se necesita un sistema de tranvías que aproveche líneas de ferrocarril existentes y/o carreteras. Es así que, aprovechando el borde costero, en Arica se puede unir el puerto con el aeropuerto de la ciudad. Al igual que el teleférico ya anunciado entre Iquique y Alto Hospicio. En Antofagasta es necesario unir el aeropuerto con el centro. En Copiapó, la conveniencia de unir Paipote y Caldera conectará de paso a Copiapó, el aeropuerto y Bahía Inglesa. En La Serena, un tranvía por la vía Coquimbo-La Serena. En la Quinta Región, Valparaíso-Viña del Mar, la extensión del Merval hasta La Calera, que ya se ha anunciado. En San Antonio, un tranvía desde Llolleo hasta Cartagena. El Biotrén Concepción se puede extender hasta Lota y el sector Tomé-San Vicente. En Temuco, ese tranvía podría ser Temuco-Padre Las Casas. En Puerto Montt, utilizar la vía Puerto Montt a Frutillar, pasando por Puerto Varas y Llanquihue. Todos estos trenes de superficie contribuirían a aliviar y a ordenar la situación de expansión de las ciudades.

El costo, para tener un orden de magnitud simplemente, podría alcanzar los 2.500 o 3.000 millones de dólares en la realización de los túneles en Santiago, y 4.000 o 5.000 millones el costo de los tranvías o autopistas en las ciudades indicadas.

En la Región Metropolitana habrá que agregar el Metro de Santiago, para extenderlo de los actuales 120 km a 320 km al 2035. El Metro será el eje ordenador de las vías principales del transporte público en Santiago, reforzando la Línea 1 con una línea paralela.

Lo descrito hasta aquí son ideas muy generales. Lo importante es que este programa de largo plazo supone un entendimiento amplio de la sociedad. El Estado debe escuchar a todos: empresas, trabajadores, ciudadanos, organizaciones de la sociedad civil. El esbozo de lo realizado anteriormente son apuntes para comenzar un debate que debiera ser bienvenido.

ENERGÍA

La agenda que ha planteado el gobierno en estas materias establece el rol que tiene que jugar el Estado para definir las grandes líneas a partir de un diagnóstico común entre los actores. Se busca aumentar la independencia energética, disminuir los costos de la energía afecta la competitividad, bajar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y mejorar la resiliencia energética como elemento ordenador.

Hoy se estima que Chile, hacia el año 2025, va a necesitar producir 25 mil megas aproximadamente respecto de los 14 mil que existen hoy. Hay diferentes características energéticas. Respecto de la energía solar, el estudio realizado por GIZ y el Ministerio de Energía señala que existe un potencial de más de 1,7 millones de megavatios de energía fotovoltaica y concentración solar. Esta disponibilidad nos permite mirar con tranquilidad el futuro. En energía solar, la tecnología es cada vez más accesible y hay que reservar hoy las zonas más apropiadas. Está lejos de los otros centros de consumo, en particular del Sistema Interconectado Central, pero gracias al avance de la tecnología de transmisión y acumulación, Chile debe mirar con optimismo que el avance tecnológico haga de la solar la principal fuente energética.

Respecto de la energía eólica, el mismo estudio señalado anteriormente indica que la disponibilidad es de 37 mil megas y la ventaja de esta energía es que está cerca de los grandes centros de consumo.

La energía mareomotriz es una realidad en muchas partes del mundo. En Chile, dada la morfología geográfica, se producen fuertes corrientes en estrechos y canales que conectan las aguas interiores al océano Pacífico. El Banco Interamericano de Desarrollo ha identificado un potencial bruto del orden de los 164 mil megavatios.

Respecto de la geotermia, su potencial es menor y se habla de 16 mil megavatios. Y, finalmente, el potencial hidráulico identificado entre el Aconcagua y Puelo es superior a los 12 mil megas. Este potencial tiene acceso directo a la red de transmisión desde Puerto Montt al norte.

Tal vez valga la pena agregar que el consumo actual del sector residencial de leña y biomasa es del orden de las 35 mil teracalorías. Constituye una gran emisión de GEI; para evitar la emisión habría que reemplazarla por 9.000 MW de potencia. Si esta fuera la política a seguir, la estimación de 25 mil megas que se requerirían hacia el año 2025 va a ser mayor.

Los activos estatales en este campo son muy variados. Y hay una discusión intensa sobre derechos de agua, derechos territoriales, infraestructura de transmisión, características de la contaminación, etc. Una forma de resolver adecuadamente ciertos conflictos que estos temas pueden generar es con activos públicos, es decir, llamando el Estado, por ejemplo, a concesionar centrales de generación y de transmisión. Lo anterior permite generar activos financiados por los privados, pero que permanecerán de propiedad del Estado, sin perjuicio de que su operación y flujo accedan a los privados.

En la transmisión energética existen hoy dos características que no son deseables: la contaminación visual del territorio y la pérdida de energía que se genera en la transmisión. Las tecnologías han avanzado lo suficiente como para considerar seriamente desarrollar carreteras de superconducción que resuelvan este problema en todo el país. Construcción de carreteras de superconductores que hagan irrelevante la distancia. Aquí hay un amplio campo para la creatividad, ante las mejoras tecnológicas que se están produciendo día a día. La red de distribución eléctrica debe permitir la entrada y salida de energía en cada uno de los puntos de consumo.

CIUDAD

El siglo XXI es el siglo de las ciudades. La gran parte de la población está y estará en las ciudades del mundo. El 80% de la población, la riqueza, el comercio, la economía, la ciencia, la cultura, todo estará ocurriendo en las ciudades. Y de éstas se pueden distinguir las megarregiones, las ciudades grandes y las medianas. La competencia y la gobernabilidad no estarán en los países, sino más bien en lo que ocurre en la ciudad. La nueva geopolítica del mundo estará dibujada por ciudades-país. Y por ello entonces, respecto de las megaciudades, éstas tienen que ser altamente integradas. La trama urbana va a tener que considerar los requerimientos del transporte de mercancías y de la capacidad de enviar a través de la red una enorme cantidad de servicios y distinta cantidad de bienes. La mayoría de las familias querrán tener un vehículo propio. Es una representación de la libertad, la movilidad. Entonces, ¿cómo se hace la provisión de redes de transporte interconectadas que cubran la demanda de los viajes privados? ¿Cómo hacemos una red que asigne eficientemente los recursos, que sean a su vez adecuados, con tarificación inteligente y con sistemas de control centralizado? ¿Cómo establecemos que estas redes de transporte sean no contaminantes? ¿Que la motorización sea limpia, silenciosa y que permita incorporar sistema de batimiento de los contaminantes? Estas son parte de las grandes redes. Y por eso hablamos entonces de una red integrada de transporte, que debiese fijar al menos cuatro puntos en los cuales se conecta SANRAVAL, la megarregión de Santiago, Rancagua y Valparaíso. Del sur al sur-poniente, al poniente y al norte, a lo menos. Desde estos puntos, el sistema de transporte tanto público como privado debiese permitir llegar en forma eficiente a todas las partes de esta megaciudad. ¿Podrá haber estaciones inter y multimodales en Lampa por el norte, en Buin por el sur, en Malloco por el poniente?

Y en las ciudades estará también el corazón de la infraestructura digital que cambiará la gobernabilidad, la forma de hacer políticas públicas, la forma de relacionarse con los contribuyentes y los votantes. Aquí habrá un espacio público puro. Existirá una red privada donde se conecten lo productivo, las redes sociales y los hogares. La red tendrá también otros servicios, de educación y de salud. Redes especiales por la forma como se administra tanto lo uno como lo otro. Y habrá también una red científica de innovación en investigación y desarrollo. Todo esto tendrá su dinámica propia. Finalmente, habrá una red de alianzas globales interconectadas, tanto públicas como privadas. Estas transacciones están creando oportunidades, competitividad y relacionamiento. Las ciudades tienen que estar integradas y hay que establecer algunos hitos en donde tiene que haber un humanismo digno. Barrios con parque, conexión, seguridad, mantención, limpieza, iluminación y mobiliario de servicios. Barrios con identidad propia, inclusivos y dignos. Esto significa entonces que tenemos que fijarnos metas concretas. ¿Es posible seguir viviendo en un Santiago con algunas comunas que disponen de 18 o 19 metros cuadrados de parque por persona y otras sólo 2? ¿Es posible garantizar un mínimo de 9 m2 de parque, que es lo recomendable? ¿En cuánto tiempo garantizaremos que las comunas logren esos 9 m2 de parque? Es aquí donde el tipo de ciudad tiene que ser más cercano a Barcelona que Atlanta. Ambas tienen igual número de habitantes. Ambas tienen igual ingreso por habitante. Sin embargo, Atlanta emite seis veces más GEI que la otra. Hay aquí una experiencia que analizar para aproximarnos a Barcelona. Y la mirada a largo plazo permite ver que la conurbación de Rancagua, Valparaíso, Viña, Los Andes, San Antonio va a ser una realidad y, por lo tanto, la forma como seamos capaces de integrar y complementar trenes de cercanía con los principales polos urbanos será esencial. Esa megaciudad la queremos limpia, segura y justa. Ese es el desafío. Y así como tenemos ese desafío en Santiago, lo tenemos también en las principales ciudades del país. Los tranvías a los cuales se hizo referencia en el ámbito de la infraestructura tendrán capacidad de interconexión en cada una de las grandes ciudades de Chile.

DEMOGRAFÍA

La población es un factor importante en el desarrollo de los países, y la nuestra está disminuyendo. Hace tiempo que el patrón demográfico en Chile ha tendido a decrecer, porque la tasa de fecundidad es de 1,9 nacimientos por mujer. Sabido es que la tasa de fecundidad debe ser de 2,1 o más para que la población se mantenga o aumente. Por otra parte, como resultado de los avances en la salud, mejora la esperanza de vida. Hoy el 12% es mayor de 65 años y se calcula que en 10 años puede llegar al 20%. Es un gran logro, pero al mismo tiempo hay que abordar el tema de una población más longeva, para financiar pensiones para una vejez digna, y crear una institucionalidad laboral y cultural para la creciente tercera edad. Ha habido logros importantes, pero queda todavía un largo camino. Con la fecundidad actual, la migración va a jugar un rol fundamental. Sabemos lo difícil que es entender esto en muchos segmentos de la sociedad chilena, pero el aumento de la población es importante para el desarrollo.

Dada la diferente productividad con nuestros vecinos, la migración seguirá siendo una realidad. ¿Será posible definir una política migratoria hacia los países vecinos, para que lleguen  además personas con diversas capacidades? Podemos ser generosos y ofrecerles becas a estudiantes extranjeros como expresión de una política de buena vecindad, seguida de una política que siguen otros países, como Singapur. Estos estudiantes pueden ser luego "embajadores" nuestros. Y, de paso, volver a ser lo que fuimos en el pasado, un país orgulloso del número de latinoamericanos que venían aquí a continuar sus estudios por la calidad de los mismos.

CAMBIO CLIMÁTICO

Es necesario comprender y considerar que, en este siglo, el sello de civilidad de una sociedad va a estar determinado por las emisiones de GEI por habitante, que son las responsables del calentamiento del planeta. El gran desafío es cómo somos capaces de aumentar el ingreso por persona y a la vez disminuir el nivel de emisiones por persona. Aquí hay un espacio amplio y generoso para la creatividad y la innovación en el mundo privado, al mismo tiempo que logra una rentabilidad adecuada a las inversiones. Por eso es importante lo que se aprobó en la reforma tributaria respecto de los impuestos denominados "verdes," esto es, que graban las emisiones de GEI. Es de esperar que a futuro puedan revisarse las excepciones que se establecieron para el pago de este impuesto (que en concepto de especialistas son muchas), para que realmente se incorpore lo que es el costo de emitir y, a la vez, mejore la imagen país.

Hacia el año 2050, ningún ser humano en el planeta, si vamos a ser nueve mil millones, debiera emitir en promedio más de dos toneladas al año de estos GEI, y eso está lejos de esa meta. Estados Unidos emite 22 toneladas; los europeos, alrededor de 10 o 12; otros países, como los latinoamericanos, cinco o seis, y los más subdesarrollados, no más de dos o tres. Chile emitía en 2010 5,4 toneladas de GEI, excluyendo al sector uso de la tierra y forestal. El dilema es ser capaces de satisfacer en el mundo en desarrollo las necesidades de mayores ingresos, pero al mismo tiempo que esto no implique aumentar la emisión. Aquí se va a jugar buena parte de las tareas futuras. El desafío de aumentar la eficiencia energética y la tecnología ayuda. Si pudiésemos reemplazar con la tecnología led todas las luminarias públicas de nuestras ciudades, Chile ahorraría al año el equivalente a 350 megawatts. O sea, nos ahorramos instalar una planta de esa magnitud. Sé que muchos piensan que las emisiones de Chile son sólo 0,28% de las emisiones del planeta y, por tanto, si somos tan poco significativos, un esfuerzo para bajar emisiones no vale la pena hacerlo. No estoy de acuerdo con esta opinión. Chile debe participar activamente en esta compleja negociación y exigir a los grandes emisores adoptar las medidas necesarias, por duras que sean. Pero, para ello, Chile debe actuar con el poder de nuestro ejemplo. Chile tiene un nombre ganado de seriedad en el escenario internacional y debe preservarlo también en estas tareas.

PLANIFICAR A LARGO PLAZO

El debate de este programa de largo plazo, de entendimiento público y privado, es claro y definido, y no hay duda de que somos capaces de planificar a largo plazo. Para ello, es el Estado el que debe tomar la decisión, escuchando a empresas, trabajadores y ciudadanos. Es el Estado, el gobierno, el que tiene que tomar la conducción de una tarea como esta. Lo anterior son simples apuntes para comenzar un debate, que sería muy bienvenido. Lamento mucho que mis opiniones hayan tomado otros caminos, pero si he de decir lo que pienso, seguiré pensando que el rol irrenunciable de los ciudadanos es ordenar al Estado lo que quieren. Y los ciudadanos levantaron su voz cuando eligieron a las actuales autoridades, y yo he levantado mi voz porque creo en Chile para seguir avanzando con fuerza en los temas que he esbozado.

Aquí no se trata de nostálgicos del ayer por lo que se hizo, ni de aquellos que son ilusos por lo que haremos mañana; la vida es un continuo y las sociedades también. Hubo una agenda hace 25 años, el año 90, y buena parte de esa agenda se cumplió con éxitos y fracasos, como toda historia humana, pero por ello también señalé que se iniciaba al término de este período un nuevo ciclo económico, político y social. Y este nuevo ciclo exige, entonces, una nueva mirada. Y estos cinco puntos aquí esbozados espero, como ya lo dije, sirvan de insumo para la construcción colectiva de esta nueva agenda.

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