Alta comisionada de la ONU para los DD.HH. dice estar perturbada por condiciones de inmigrantes en Roma

La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, dijo hoy estar "perturbada" tras visitar en Roma un campo de refugiados de la etnia rumana Rom,  cuyas condiciones de vida juzgó "terribles", equiparándolas con las de los países más pobres y en vías de desarrollo.

Tras un aplauso prolongado al ingresar al campo de la calle Marchetti, en la periferia oeste de Roma, Pillay expresó en varios momentos sus disculpas por haber demorado tanto su visita.

Lo hizo mientras recorría ese campo superpoblado de niños y ancianos quienes, junto a los demás hombres y mujeres que lo habitan, transcurren sus días entre ratones y basura.

"Pensé que estaba en uno de los países más pobres y en vías de desarrollo, y no en un país con la historia más rica respecto de muchos otros", dijo la alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos.

Ante un grupo de miembros de esa etnia rumana, Pillay dijo:  "Vine a escuchar sus historias".

El primer testimonio fue de Nenad, bosnio, con un pasaporte que todavía exhibe el nombre de la ex Yugoslavia.

"No tenemos ni agua, ni gas. Vivimos como ratas. Además no somos nómades, tenemos permiso de estadía. Queremos más respeto", dijo.

Pillay visitó las barracas de los inmigrantes construidas de corteza de madera y hierros.

"Somos nómades porque cada tanto la policía nos obliga a evacuar el lugar", denunció una mujer, desde hace años en Roma, al expresar su deseo de que sus 14 hijos puedan algún día aprender a leer y escribir.

"Es muy importante que yo esté aquí, porque algunas cosas que me dijeron -como el hecho de que ustedes son nómades y que no llevan a sus hijos a la escuela- no son exactas", dijo Pillay al grupo de inmigrantes.

La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, quien visitó además el campo Rom de via Candoni, dijo que el caso de Italia sobre los refugiados rumanos "fue sometido a examen del Consejo de la ONU para los Derechos Humanos".

También prometió una nueva visita a Italia, cuyo gobierno introdujo severas normas  contra la inmigración, que consideran delincuente a quien ingrese al país sin papeles.