Argentina insiste ante la ONU en su reclamo por las islas Malvinas
En medio de un clima de tensión con Reino Unido, el canciller trasandino, Héctor Timerman, dijo que el diálogo es una buena fórmula, para poner fin a una situación colonial "incomprensible e inaceptable" en pleno siglo XXI.
La semana pasada se vivió el puntó más friccionado entre Argentina y Reino Unido en torno al diferendo marítimo sobre las islas Malvinas. Esto, luego que la presidenta trasandina Cristina Fernández y el primer ministro británico, David Cameron, se enfrascaran en duras palabras, luego del "punto final" de Londres a una posibilidad de acercamiento.
En aquel momento Fernández calificó como un "gesto de arrogancia, de mediocridad, y casi de estupidez, la palabra 'punto final' para la historia de nuestras islas Malvinas".
Hoy el canciller, Héctor Timerman, ante el Comité de Descolonización de Naciones Unidas, insistió nuevamente e invitó a Reino Unido sentarse a la mesa, para "reanudar de buena fe" las negociaciones que ambos países mantienen desde hace décadas, por el control del archipiélago en el Atlántico Sur.
El canciller dijo que a través del diálogo se podría poner fin a una situación colonial "incomprensible e inaceptable" en pleno siglo XXI.
"Las Naciones Unidas han venido reiterando el llamado a negociar a las dos partes en la disputa de soberanía como único modo de resolver la cuestión, desde 1965 hasta el presente", dijo Timerman en la sede del organismo en Nueva York. Luego, ante una conferencia de prensa, el canciller dijo que
"las hostilidades han aumentado"."Han mostrado posiciones que más bien son provocaciones. Nuestro pueblo no caerá en esa provocación. Buscaremos una solución pacífica", apuntó
Como organismo rector del proceso de descolonización iniciado a mediados del siglo XX, la ONU reconoce que Buenos Aires tiene razones para reclamar la soberanía del territorio, pero no puede forzar a Londres a entrar en negociaciones con los argentinos.
La posición tradicional de los gobiernos británicos desde el fin de la guerra en 1982, repetida por Cameron, es no discutir la pertenencia del territorio al Reino Unido, a no ser que los residentes expresaran ese deseo, según consignó la cadena BBC Mundo.
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