Augusto Schuster y Gonzalo Valenzuela dan vida al musical de Peter Pan

Aunque la intención del escocés J.M. Barrie en 1902 fue escribir una novela para adultos; la historia de Peter Pan está inevitablemente marcada por una estrella infantil que lo ilumina todo. Así lo comprueba uno de los últimos ensayos del musical homónimo que se estrenará en Chile el 11 de enero, donde  el universo de los adultos parece estar en segundo plano. Primero, porque por muy adulto que sea el grupo de actores que lidera Augusto Schuster (Amango, Pituca sin lucas), lo que buscan esta vez es revivir los movimientos que tenían a los 10 años y encantar con sus duelos mortales de espadas de madera. Segundo, porque hay cinco niños que tienen sus papeles en la obra: serán los niños perdidos del País de Nunca Jamás. Y tercero, porque ya ha probado suerte con su público objetivo: hay ensayos en los que Silvestre (6) mira las coreografías armadas por Christián Ocaranza y escucha la música original de Marcelo Vergara sentado -a ratos- en las piernas del malvado Capitán Garfio, su papá, Gonzalo Valenzuela. Me invitó Álvaro (Viguera), el director, y le dije inmediatamente que sí. Es mi primera experiencia en el género y el Capitán Garfio siempre me ha fascinado. Diría que este es mi cuento favorito. Y mis hijos están felices", dice Valenzuela, quien está nervioso al pensar que tiene que cantar, bailar y actuar a la vez. Y hacer algo con especial cuidado: entrar bien en las canciones. "Acá todo es muy grande, los gestos, la voz, porque es para niños. Entonces, todo es súper subrayado. El malo es malo. Y el bueno es bueno. Es un montaje bien fiel al cuento original, pero también nos hemos tomado nuestras licencias", detalla sobre la obra que, en el último mes y medio, tiene ensayos de lunes a viernes por las tardes, de tres a cuatro horas.

"Es un Peter Pan clásico, el que está en las películas, en la novela, pero quisimos hacerlo más moderno en el sentido de su apariencia. No es el típico Peter Pan con las mallas verdes. Tiene un look más contemporáneo. Pero Peter Pan es Peter Pan, y siempre va a ser un niño y la idea es mantener eso", agrega Schuster.

Así, mientras Garfio está siendo construido desde un tono más de comedia y con nacionalidad francesa- con acento incluido- y quiere ver bien vestido a los seis piratas que lo acompañan - trayéndoles ropa desde el extranjero como si se tratara de una suerte de Dandy-; Schuster, quien  hace dos años trabajó con la misma gente de Mall Plaza en Blancanieves, está concentrado en la energía de su personaje, pues siempre tiene que estar muy enérgico, como los niños de verdad. Para el actor de Mega, la obra está escrita con personajes que nacen de una verdad. "Garfio es así porque tiene una verdad dentro. Y como actores buscamos eso. Para proyectar eso de mejor forma. Esta es una obra llena de colores y de momentos muy emotivos. Pero también contrasta con la realidad, cuando Wendy quiere volver a su casa", dice.

Pero Peter, junto a Campanita, no paran de moverse nunca. "La novela dice que su cuerpo es tan pequeñito, que puede caber solo un sentimiento a la vez. No se mezclan las emociones en ella. Entonces, es celosa, es mala, es vengativa, y también es súper dulce, súper angelical. Pero luego llega y canta una milonga donde asume que siente celos de que Wendy se lleve a Peter Pan. Voy jugando todo el tiempo", cuenta otra de las protagonistas, Josefina Fiebelkorn (Vuelve temprano), la actriz tras Campanita.

Dirigida por Álvaro Viguera (Cock) y producida por Enrique Inda y Luis Fierro (Chicago, Cats), Peter Pan trae consigo una mirada al mundo infantil a través de 31 actores, con una orquesta en vivo de 13 músicos, donde se escuchan cocodrilos, donde hay refranes chilenos, y  donde los actores vuelan. Y si bien Schuster asegura que toda la obra tiene momentos muy emotivos, coincide con Valenzuela al elegir el momento más épico: la pelea entre Peter Pan y Garfio.

MUSICALES, SU FUTURO

"La música produce algo bastante especial en la gente porque no ocupas la racionalidad y tienes que sentir nada más. Por eso es más cautivante", explica Natalia Grez, directora de Mercury la leyenda, una obra que consiguió la presencia de 5 mil personas en su temporada en el Teatro MoriParque Arauco y de 2 mil 800 en sus dos funciones en el Teatro Municipal de Santiago. Sin contar con los asistentes de las presentaciones en el Nescafé de las Artes y la gira que realizaron por regiones, los números dicen que fue un éxito. "Creo que se viene un buen momento para los musicales, y los productores están interesados en el género. Está siendo muy cotizado", agrega.

La llegada de Mercury, la leyenda -protagonizada por Gabriel Cañas- al Municipal no es una casualidad. Tampoco los 25 mil asistentes de la temporada de Cats en el Municipal de Las Condes ni los preparativos de El hombre de la Mancha. Los tiempos muestran la buena salud de un género cuyos formatos son distintos -Mercury es más bien un concierto teatralizado y Cats es un musical tipo Broadway- y están armando un nicho. "Los productores recién están mirando el poder que tienen en sus manos. Es un formato bien interesante porque invita a la gente a ir a un concierto, y además sentarse a ver teatro", dice Cañas y cierra: "Y nosotros los artistas tenemos más campo laboral, con buenos presupuestos y condiciones, que propician mejores condiciones para realizar los proyectos".

"No solo la calidad de las producciones ha mejorado, los títulos son más potentes. Como en el caso de Cats. Asimismo, cada vez hay más actores y artistas interesados. El primero que hicimos, El hombre de la mancha en 2009, nos costó mucho completar el elenco. Ahora nos llaman permanentemente para participar", explica el productor Enrique Inda. Y finaliza: "creo que a finales de los 80 prácticamente se acabaron los musicales, es un género que estuvo olvidado y que ahora está siendo resucitado".