BBC: Y ahora, ¿quién manda en el fútbol de América Latina?
<font face="tahoma, arial, helvetica, sans-serif"><span style="font-size: 12px;">El arresto de pesos pesados de la dirigencia del fútbol en la región plantea el desafío de un cambio más allá de los nombres, dicen expertos. Pero, ¿ocurrirá?</span></font>
La opulenta sede de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) en Río de Janeiro perdió su nombre de la noche a la mañana.
Hasta el miércoles se llamaba "José Maria Marin" en honor a su vicepresidente, que ese día fue detenido en Zurich junto a otros altos dirigentes del fútbol mundial acusados de corrupción.
Tras el escándalo, las letras plateadas que escribían el nombre de Marin en la fachada moderna del edificio fueron retiradas una por una temprano en la mañana del jueves y el dirigente de 83 años fue apartado de su cargo en la CBF.
Ahora que él y otros pesos pesados del fútbol en América Latina parecen haber caído en desgracia, un cambio de nomenclatura obligatorio asoma en la cúpula del deporte más popular de la región.
Pero una pregunta surge en medio del regocijo de muchos por el arresto de figuras que parecían intocables: ¿quién va a mandar en lugar de ellos?
"Que se cambie todo"
Además de Marin, en Zurich fue detenido el presidente de la Confederación de Fútbol de América del Norte, Centroamérica y el Caribe (Concacaf) y vicepresidente de la FIFA, el caimanés Jeffrey Webb.
Fachada de la sede de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) en Río de Janeiro.
En la sede de la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) sacaron el nombre de José Maria Marin de la fachada.
También fueron arrestados el uruguayo Eugenio Figueredo, vicepresidente saliente de FIFA y expresidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol), y los jefes de las federaciones de fútbol venezolana, Rafael Esquivel, y costarricense, Eduardo Li.
Todos ellos enfrentan diversas acusaciones de corrupción presentadas por el Departamento de Justicia de Estados Unidos (EE.UU.), que aguarda su extradición.
Esto ocurre menos de un año después de la muerte del hombre más poderoso del fútbol argentino y posiblemente de toda Sudamérica, el vicepresidente de la FIFA Julio Grondona.
Los arrestos generaron para muchos la esperanza de una transformación inédita en la dirigencia del fútbol latinoamericano.
La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, dijo que la investigación de la FIFA va a "beneficiar a Brasil" y contribuirá a la profesionalización del fútbol.
Su gobierno anunció el jueves que la Policía Federal brasileña (la misma que escarba en el megaescándalo de sobornos en Petrobras) abrió su propia investigación sobre la corrupción en el fútbol.
José Maria Marin y Dilma Rousseff: la presidenta brasileña dijo que la investigación de la FIFA va a "beneficiar a Brasil".
Y el exartillero de la Seleção y actual senador Romário pidió instalar una comisión investigadora en el Congreso.
El presidente de la CBF, Marco Polo del Nero, regresó rápidamente desde Suiza a Brasil tras los arrestos y este viernes descartó renunciar al cargo. "No hay ninguna razón (para hacerlo", sostuvo.
En el resto de la región también hubo editoriales de prensa y comentarios destacando la oportunidad que surgió para limpiar las estructuras del fútbol.
"Hoy gana el fútbol. Basta de negociados, basta de mentirle a la gente. Ya están viejitos y les retiraron el registro para conducir a todos", dijo el miércoles exastro argentino del balompié, Diego Maradona.
"Que se cambie todo", añadió.
La esperanza es que también soplen vientos nuevos en el ámbito del mercadeo futbolístico, ya que también fueron acusados los ejecutivos de tres empresas líderes del ramo en la región: la brasileña Traffic Group y las argentinas Full Play Group y Torneos y Competencias.
"El mercado hoy se recompone fácilmente porque ya existe una estructura consolidada que no depende de esas empresas", dijo a BBC Mundo Pedro Trengrouse, un profesor de marketing deportivo en la Fundación Getulio Vargas, una universidad brasileña de elite.
¿Cambio hasta dónde?
Sin embargo, algunos especialistas advierten que poco puede esperarse sin una reforma radical del modo en que se gobierna el fútbol latinoamericano.
"La remoción de los hombres más poderosos en el fútbol de las Américas de sus puestos no ha creado aún una discontinuidad en las estructuras institucionales", advirtió Christopher Gaffney, un académico de la Universidad de Zurich experto en fútbol y crítico de la FIFA.
Como ejemplo, señaló que el propio Marin sustituyó a Ricardo Teixeira en la presidencia de la CBF cuando éste abandonó el cargo en medio de denuncias de corrupción.
Esto ocurrió pese a que el propio Marin ya era criticado por su apoyo a la dictadura militar brasileña (1964-1985), en la cual fue gobernador de São Paulo, y llegó a ser acusado de denunciar opositores al régimen.
En la Conmebol, Figueredo sustituyó en 2013 a un presidente que era blanco de denuncias de irregularidades: el paraguayo Nicolás Leoz, que también enfrenta un pedido de captura y extradición de EE.UU.
Ahora la Conmebol es presidida por otro paraguayo, Juan Ángel Napout, que no ha sido acusado por los fiscales estadounidenses.
Pero la denuncia de reparto de sobornos para organizar la Copa América salpica a la Conmebol y a los líderes de varias federaciones nacionales del fútbol sudamericano.
De hecho, los investigadores de EE.UU. advirtieron que los arrestos del miércoles eran sólo "el comienzo" de su acción, por lo que en el futuro podrían surgir nuevas acusaciones.
En Brasil muchos se manifestaron en contra de la corrupción que rodeó el mundial de 2015 en ese país.
Tras los arrestos del miércoles, la Conmebol emitió un comunicado comprometiéndose a "colaborar abierta y enfáticamente con las investigaciones".
Así reina la incertidumbre sobre quién va a mandar en el fútbol de la región en los próximos años, o hasta dónde llegará la transformación de su sistema de mando, que según Gaffney precisa una apertura y fuerte presencia de la sociedad civil.
"El mundo del fútbol ha sido definido por la impunidad y la irresponsabilidad por tanto tiempo que se va a necesitar una crisis muy extendida y la intervención gubernamental para instituir un cambio significativo", señaló a BBC Mundo.
Todo indica que remover el nombre de una fachada es la parte más fácil de esa transformación.
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