Buscando a los nuevos compatriotas
Seís días duró la misión que llevó a la comitiva del Programa de Reasentamiento de Refugiados Sirios hasta el Líbano, en busca de 60 desplazados que lleven al menos dos años en campamentos de Acnur en el país medioriental, para que arriben a Chile en octubre próximo.
Seis intensas y emotivas jornadas de entrevistas vivió la comitiva del Programa de Reasentamiento de Refugiados Sirios, que viajó el pasado 14 de agosto al Líbano, con la misión de seleccionar a 60 personas para que comiencen una nueva vida aquí en Chile y se instalen en las comunas de Macul y Villa Alemana, alejadas de la guerra civil que enfrenta Siria desde 2011.
El equipo, compuesto por representantes del Departamento de Extranjería y Migración del Ministerio del Interior, del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), de la Vicaría de la Pastoral Social Cáritas Chile, y de la PDI, comenzó cada día su labor a eso de las 7.00, cuando el sol iluminaba por completo las calles de Beirut, capital del país medioriental.
Sin embargo, la búsqueda también se extendió hasta las ciudades de Sidón, Tiro y Trípoli. El valle de la Bekaa también estaba contemplado, pero debió ser descartado por bombardeos en la frontera de ambos países. Algo común en la zona.
En Trípoli, la magnitud del conflicto quedó de manifiesto cuando se encontraron con lo que alguna vez fue un centro comercial, pero que ahora era utilizado como el hogar de muchas familias desplazadas que huyeron desde Siria para encontrar una paz que el Líbano tampoco les dio.
"Ellos están allegados a familiares, habitando casas que estaban abandonadas o piezas arrendadas dentro de lo que pudieron conseguir", explicó Alfredo del Río, coordinador general del Programa de Reasentamiento. La humedad y el hacinamiento que se produce cuando cuatro o cinco personas duermen y cocinan en una habitación, que solo tiene luz natural, son el mayor problema. La falta de oportunidades laborales y las condiciones de las viviendas, acentúan la pobreza de la zona, recuerda Del Río.
Para participar en el programa, los postulantes tenían que llevar al menos dos años viviendo en los campamentos bajo la protección de Acnur. Y fueron ellos mismos quienes solicitaron un video de presentación del país, cuando se decidió dar marcha a la iniciativa en abril pasado.
"Pocos sabían de Chile, habían visto cosas en internet, pero el video los ayudó a clarificar. En general nosotros tratamos de no presentar las cosas color rosa. Si uno está en una situación desesperada y precaria como la de ellos, es muy fácil que se entusiasmen sin fundamentos. Nosotros queríamos que tomaran una decisión informada y creo que se logró", sostuvo Del Río.
Cada día, cuatro familias eran trasladadas en camionetas desde distintas partes del Líbano hasta las oficinas habilitadas para realizar las entrevistas. Allí el equipo se dividía en dos para conversar con dos grupos en la mañana y dos por la tarde. "Dentro de cada familia habían tres entrevistas. Una a la pareja, otra a la mujer sola y otra al hombre solo, con eso se tenía una información bastante completa sobre la familia", relató.
Hasta ahora, el universo de seleccionados es de 80 personas. Más que el número final, por la posibilidad de que alguna familia se arrepienta de la decisión. Sin embargo, todos tienen características en común: son familias con un máximo de seis integrantes, la mayoría con niños pequeños y con un hombre que pueda trabajar para sustentar su hogar, cuando termine el periodo de dos años de acompañamiento. Esto último era parte muy importante de la entrevista, pues de acuerdo al oficio que pudieran desarrollara se evaluó su inserción laboral en Chile.
"Encontramos un soldador en metales que era bastante competente en su oficio y un mueblista que tenía trabajos de bastante calidad", contó el coordinador del programa. En caso de ser seleccionados, tras su llegada, serán acompañados para integrarse a la oferta laboral de la comuna donde sean asignados. Además, durante los primeros meses contarán con un interprete; hay dos considerados en cada comuna, que los ayude a realizar los tramites básicos.
Sobre la recepción de la noticia por parte de la comunidad, el alcalde de Villa Alemana, José Sabat, explicó que "inmediatamente conocida la noticia empezaron a llegar instituciones para preguntarnos cómo colaborar". En cuanto a educación, barajó el Colegio Árabe de Viña del Mar como el establecimiento encargado de impartir las clases de español a los refugiados.
Juan Sakahla, rector del colegio viñamarino, explicó que "hemos preparado un programa de español y además de inserción que durará entre 12 y 14 semanas, el cual los va a preparar no solo en el idioma sino que en algunas características del país como cultura, geografía, transporte y trabajo".
En el caso de Macul, su edil, Gonzalo Montoya, sostuvo que "ya hemos recibido llamados de descendientes sirios y también de algunos empresarios de la comuna que se han mostrado con disposición de poder contratar a algunas personas que puedan trabajar en sus empresas".
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