Carlos Zavalla, ex comandante del submarino ARA San Juan: "Cuanto más profundo esté el submarino, más complicado"
En entrevista con La Tercera, Zavalla dice que "el único problema" en cuanto a la autonomía es el abastecimiento de aire. Asegura que, tras una mantención, "hace dos años que operaba sin dificultades".
Al teléfono desde Argentina, lo primero que hace es agradecer la "generosa ayuda" de Chile en las labores de rastreo del submarino ARA San Juan, que hoy cumple una semana desaparecido en aguas del Atlántico Sur. "Desde que empezó esto he bajado dos kilos por la ansiedad", reconoce. Y es que Carlos Zavalla, de 76 años, tiene un vínculo muy personal con la nave. Fue él quien la vio nacer en el astillero Thyssen Nordseewerke de Emden, Alemania, y luego la comandó por primera vez rumbo a Mar del Plata en 1985, en una travesía que duró 28 días, según relata a La Tercera. Incluso, tuvo la suerte de que el submarino recibiera el nombre San Juan, tal como su tierra natal, y junto a su hermano crearon el escudo de la nave.
¿Diría que el ARA San Juan es un submarino fiable?
Sí, por supuesto. Tan así que lleva 32 años de servicio.
Pero la prensa argentina dijo que ya había tenido averías.
Hay un reporte de que había tenido algún tipo de problema con el sistema eléctrico.
Cuando desapareció el submarino usted lo atribuyó a un problema de comunicación. Pero ahora se habla de una falla en las baterías.
En mi intervención el primer día, después de esta fase de incertidumbre, lo que quise hacer fue llevar tranquilidad a los familiares, ya que hablaba medio mundo, hablaban de tragedia, de siniestro y eso a los familiares no le hace nada bien. Lo que yo remarqué claramente es que lo que había hasta ese momento, el único hecho concreto, era que el submarino no se había comunicado. Entonces después se empieza a pensar que sólo había eso. Pero a medida que va pasando el tiempo uno va pensando que el problema es de mayor magnitud o mayor gravedad.
¿Este problema de mayor magnitud tendría que ser una falla en las baterías?
No, la batería es redundante. El submarino tiene cuatro tanques de baterías. Entonces si tiene problemas con una batería se saca ese sector de servicio. El submarino tendrá menos capacidad, menos velocidad, menos prestaciones, pero no implica que la nave esté en una emergencia. Es un tema controlable. El comandante cuando informó de su falla dijo que la situación estaba controlada. Ahora, evidentemente después la gran dificultad ha sido un temporal, que recién hoy (ayer) está menguando. Se genera una ola complicada, que dificulta mucho la localización, el avistaje, la detección por radar. Ahora ese estado del mar está bajando y la búsqueda va a ser más efectiva para descartar que el submarino esté en superficie o navegando. Pero al mismo tiempo se está iniciando una búsqueda con equipamiento adecuado en las profundidades del mar.
¿Es normal que después de una semana no haya salido a superficie?
Por el estado del mar la navegación de superficie es complicada. Los submarinos tienen muy poca reserva de flotabilidad y su caso tiene una forma que los hace muy inestables en superficie.
¿Para cuántos días alcanzan las reservas de alimento a bordo?
Los alimentos no son ningún problema. No porque haya mucho, sino porque eso es lo de menos. Personalmente desde que empezó esto me he bajado dos kilos por la ansiedad, porque no tengo ganas de comer. En cuanto a la autonomía el único problema es el abastecimiento de aire. Hay sistemas para reponer el oxígeno y hay cartuchos de cal sodada para fijar el anhídrido carbónico. Si el submarino no ha podido ventilar mediante el esnórquel es una preocupación, porque comienza a aumentar el anhídrido carbónico y uno empieza a sentir dolor de cabeza. Pero hay equipos para medir eso y, además, todo el mundo trata de estar sin actividad alguna, solo la necesaria para operar el submarino y así consumir menos oxígeno.
Y si el submarino no hubiera podido ascender para captar aire, ¿cuánto dura la reserva de oxígeno?
Es muy variable, por el consumo que tenga la gente. A veces la ansiedad incrementa el consumo, entonces lo básico es relajar a la tripulación, mandarlos a todos a descansar, a acostarse en lo posible para consumir menos oxígeno. Además, hay unas candelas que se encienden en el sistema de ventilación y que proveen oxígeno. Así se repone el oxígeno y se fija el anhídrido carbónico.
Según han explicado varios submarinistas al diario La Nación, una nueva hipótesis es que el ARA San Juan se encuentre en el fondo del mar, a unos 700 metros de profundidad. ¿Qué tan difícil es un rescate en esas condiciones?
La profundidad es un inconveniente. Cuanto más profundo, más complicado, pero tenemos esperanzas. Es posible que el submarino haya estado operando cerca del borde de la plataforma continental, que en ese lugar tiene entre 200 y 250 metros. El problema es que ahí cerca está el talud continental y ahí la profundidad desciende a 700 metros. Mientras más al este más profundo. Esa profundidad dificulta en primer lugar la búsqueda y también, en cierta forma, el rescate, porque el submarino tiene una profundidad de operación por diseño.
¿Y cuál es la profundidad máxima a la que puede operar?
El submarino opera normalmente hasta 200 metros, 250 metros, pero la profundidad de colapso es mucho mayor.
¿El submarino tenía la mantención al día?
El submarino fue recorrido a conciencia en el astillero. Se cambiaron sus generadores, baterías, varias válvulas del casco. Esta reparación se terminó después de un largo período. Hace dos años que estaba operando sin dificultades.
¿Usted recuerda un incidente similar sufrido por otro submarino argentino?
Nosotros operamos submarinos desde 1933, cuando se creó la Fuerza de Submarinos, y no hemos tenido un siniestro o una situación de esta naturaleza. Hemos tenido algunas emergencias, pero todas han sido superadas.
Considerando su experiencia de marino, ¿es optimista sobre la suerte del ARA San Juan?
Yo creo que hoy (ayer) o mañana (hoy) podemos tener un gran día, porque ya empezó a aflojar el temporal. Es mi esperanza. Tenemos que esperar. Pensemos que vamos a tener un buen día.
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