Chapa de campeón

José Pedro Fuenzalida terminó, inesperadamente para muchos, convirtiéndose en una de las figuras de la Roja. Esta es la historia del Chapa, un futbolista atípico.




La imagen de José Pedro Fuenzalida cerrando por el sector derecho y definiendo, en la línea, un centro de Alexis Sánchez parece un premio justo para el alero de Universidad Católica. Probablemente, Chapita, el apodo que recibe por su parecido con el actual técnico de Boca Juniors, Guillermo Barros Schelotto, con quien no alcanzó a coincidir en el club xeneize, sea el jugador más resistido por los hinchas de la Selección. También, el más silencioso. Pero para los técnicos, seguramente, uno de los más útiles por su inteligencia, que se grafica con un brillante antecedente académico: ponderó 704 puntos en la PSU, con 827 en Matemática, 598 en Lenguaje, 570 en Historia y 723 por la concentración de notas en la Enseñanza Media, de la que egresó con un 6,5 de promedio. Exploró en la ingeniería. Primero Comercial y después Civil.

En la Copa América Centenario terminó ganándose el puesto sobre otras opciones ofensivas, como Fabián Orellana y Edson Puch. Jugó seis partidos, fue titular en cuatro y le anotó a los cafeteros y a Argentina en el debut.

Sucesivamente, Marcelo Bielsa, Claudio Borghi, Jorge Sampaoli y Juan Antonio Pizzi lo han considerado. Fue el Loco quien lo hizo debutar en el combinado nacional. Fue el 4 de junio de 2008, en un amistoso frente a Guatemala. En los 73', tuvo que reemplazar a Humberto Suazo. Con el rosarino participó en un par de amistosos más y también fue citado a los partidos eliminatorios ante Bolivia y Venezuela. Sin embargo, quedó fuera de la lista de convocados al Mundial de Sudáfrica en 2010.

Borghi lo citó par los duelos ante Argentina y Perú, en el inicio del camino hacia Brasil 2014. Fuenzalida se tuvo que conformar con la suplencia. Sólo jugó en un amistoso, en febrero de 2012, ante Paraguay.

En las listas de Sampaoli siempre estuvo. El casildense lo incluyó en el nómina preliminar para el Mundial de Brasil 2014, pero lo dejó fuera de la de 23 jugadores que afrontarían el torneo. La decisión se repitió para la Copa América que la Roja ganó en 2015 en Santiago. Chapita admitió que había sido advertido de la posibilidad. Sin embargo, entró de emergencia por la lesión de Carlos Carmona. En el torneo que consagró a Chile como campeón continental, no tuvo participación.

Por esos días militaba en Boca Juniors, al que había llegado el 28 de julio proveniente de Colo Colo, donde sus hinchas se dividieron entre quienes aprobaban su estilo de juego y los que le dedicaban duras críticas. En el equipo xeneize no tuvo continuidad. Sumó presencias en apenas 25 juegos en Primera División y no marcó goles. En diciembre de 2015, se confirmó que no continuaría en el equipo más popular de Argentina.

A comienzos de 2016 se confirmó su retorno a Universidad Católica, el club que lo formó. De la mano de Mario Salas, buscaba recuperar continuidad y mantenerse en la mira de la Selección, ahora con Juan Antonio Pizzi en la banca. Con el santafesino nunca habían coincidido en un equipo.

Tuvo que lidiar con los hinchas cruzados, quienes no le perdonaban su paso por el Cacique. En su primer partido, el 17 de enero, ante Iquique, recibió pifias al ser anunciado por los altoparlantes de San Carlos de Apoquindo. Las acalló con un gol. Después marcó en los triunfos sobre Unión Española y en el clásico universitario, sobre la U. Pero su tanto más significativo fue el que anotó el 30 de abril, en la victoria sobre Audax Italiano, que le dio al club de Las Condes su undécima corona. Había recuperado la alegría. Y la chapa de campeón que, en Estados Unidos, otra vez, sacó a relucir.

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