Christina Rosenvinge tuvo un feliz reencuentro con Santiago

Pasaron muchas cosas y fue ella misma la que se encargó de actualizar su estado a poco de iniciar su primer concierto en Chile en 16 años.  "Fui mamá, me mudé de ciudad (Nueva York), grabé algunos discos y me separé, me enamoré, me separé, me enamoré…", contó anoche Christina Rosenvinge (45), justo al comienzo de una velada que escenificó un feliz reencuentro con el público chileno.

Porque la audiencia de unas 1.200 personas que llegó hasta el Teatro Nescafé de las Artes, ex Providencia, parecía conocer cada paso de la española: desde los días en que se acompañaba de Los Subterráneos y se hizo conocida por estos lados con temas como Pálido y Tú por mí, hasta su actual independencia al frente de su propio conjunto y con éxitos recientes como Tu boca y La distancia adecuada.

Pero no todo fue nostalgia y cercanía: lo de Christina Rosenvinge, musicalmente hablando, es cosa seria. Muy influenciada por las colaboraciones que ha tenido con bandas como Sonic Youth (anoche la acompañó en batería Steve Shelley, miembro del influyente colectivo neoyorquino), la española entrega un directo de objetiva calidad, de fina interpretación (ese tono susurrante y seductor de sus grabaciones tiene fiel réplica en sus shows en vivo) y que destila elegancia y buen gusto.

Además, cumplió con lo prometido: no eludió ninguna de sus melodías más conocidas y así fue cómo volvió a seducir a un público que seguro sintió que valió la pena la larga espera.

Rosenvinge arribó ayer a Chile. Después se fue a almorzar al restaurante Liguria. Y más tarde realizó una prueba de sonido que duró dos horas.