Columna de opinión: Sandro, su leyenda recién comienza
José Luis Rodríguez, quien es el autor del último disco tributo al cantante argentino, se refiere a la muerte del artista.
Con Sandro no sólo parte un grande; su muerte simboliza el adiós al más grande de todos. Fue el artista más completo que haya dado esta parte del mundo. Es cosa de enumerar todas las áreas que abordó: fue pionero del rock, baladista, cantautor, productor, compositor, actor; cantó tangos, pop, música gitana y, como si todo eso fuera poco, fue un volcán en escena. Encarnó todos los atributos posibles a los que aspira una estrella.
No hubo punto de América Latina que no cayera a su influjo. Yo lo descubrí cuando era muy joven, cuando en Venezuela sus canciones sonaban en todas las radios y uno palpaba que ahí había algo importante. Era seducción instantánea. Aunque no puedo decir que mi música tenga directa influencia de sus composiciones, sí recogí su arrojo para enfrentar los shows en vivo.
Eso sí, subrayo la mayor huella en mi persona: gracias a Sandro tengo el más famoso de mis apodos. Antes de él yo era José Luis Rodríguez a secas. Pero cuando apareció su tema Mi amigo el Puma, en Venezuela me bautizaron de inmediato con ese nombre.
Con el tiempo tuve la oportunidad de conocerlo y agradecerle. Estuve cerca de cuatro veces con él en largas tertulias que se extendían por tres a cuatro horas. Parecía que toda su pasión en escena después la transmitía en la conversación: era apasionado para hablar de música, de viajes y actuaciones.
A sus fans, a sus nenas que hoy lloran desconsoladas, sólo les puedo decir: sólo su cuerpo ha muerto. Su leyenda recién comienza el viaje.
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