Crecen viajes "con sentido" que financian proyectos sociales

Este año la Fundación Smartrip proyecta ventas de habitaciones de lujo por $ 350 millones. Un 80% de esas ventas se invierte en asesorías y apoyo a pequeños emprendedores locales.




Una tendencia creciente en el país es optar por productos o servicios que favorezcan la actividad a pequeña escala, a nivel artesanal y de manera sustentable. Son los llamado regalos "con sentido" o "con conciencia" que ahora también se extienden a la experiencia turística.

A través de Smartrip, plataforma web para reservar habitaciones de lujo con grandes descuentos, parte de las utilidades derivadas de las comisiones son usadas para apoyar a pequeños emprendedores de las comunas donde funcionan los hoteles asociados.

Este modelo, único en el mundo,  comenzó el año pasado con sólo 15 hoteles inscritos. A la fecha, ya tienen 32, con otros cinco establecimientos en carpeta, y $ 83 millones en ventas. Para este año se proyectan ventas de habitación por $ 350 millones.

"A la gente ya no le da lo mismo dónde viajar y a la hora de elegir toman en cuenta la sustentabilidad. Por otro lado, los hoteles han entendido que pueden aportar entregándonos habitaciones a buen precio y nosotros las vendemos con una comisión más alta. De las utilidades, usamos el 80% para proyectos sociales y el 20% para el funcionamiento del sitio", señaló Juan Luis Crespo, creador de la iniciativa y ganador de varios premios a la innovación en emprendimiento.

Es una forma de aprovechar la capacidad ociosa de los hoteles de lujo, en especial en temporada baja, y que permite a los turistas chilenos acceder a muy buenos precios. 

Con los recursos reunidos el año pasado, y sumando donaciones privadas, la fundación Smartrip capacitó a emprendedores de Lonquimay y Malalcahuello, financiando equipos e infraestructura. Esto en conjunto con Empremdiem, agencia que se dedica a potenciar el emprendimiento a través de su programa Balloon, que trae a profesionales extranjeros para capacitar a pequeños productores de servicio turísticos.

Juana Quintuman es tejedora mapuche y ganó con su proyecto recursos para una nueva sala de tejido. "Antes recibía a los turistas en el comedor de mi casa. Ahora tengo un lugar adecuado para atenderlos, mostrarle mis tejidos y vendérselos", señala, desde Huilo Huilo.

Otro caso fue el de la productora de mermeladas terapéuticas Lilian Yáñez, que dejó su trabajo en el municipio para dedicarse al que era un hobby y que ahora es su principal fuente de ingresos, luego de ganar el mismo concurso en Lonquimay. Ahora vende en los hoteles de la zona sus mermeladas antiestrés aprovechando las propiedades terapéuticas de las frutos de la zona. Aprendió como empaquetarlas de manera más atractiva y a hacer más eficiente su producción. "Antes ganaba $ 180 mil en la municipalidad, pero con las mermeladas ya estoy sacando $ 350 mil. Ahora mi familia valora lo que hago y me están apoyando con una camioneta para ir a buscar la fruta y para ir a dejar los pedidos" comenta.

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