¿Criminal confeso o señuelo de una conspiración?: la historia del acusado de asesinar a Martin Luther King

Hoy se cumplen 46 años de la condena de James Earl Ray como el autor del disparo que acabó con el líder de los derechos civiles.




El 10 de marzo de 1969, un tribunal de Tennessee, condenó a James Earl Ray como el autor del disparo que dio muerte a Martin Luther King, el 4 de abril de 1968. Con eso se daba por cerrado uno los crímenes más recordados de la historia de Estados Unidos. Pero al igual que en el asesinato del Presidente John Kennedy, la decisión de la justicia no detuvo las teorías conspirativas.

Las pruebas y la confesión

Earl Ray era un ex soldado que siempre estuvo marcado por una vida delictual, pero nunca ataques con armas. Sus cercano lo calificaban como una persona con un gran odio a los afroamericanos. De hecho, en varias ocasiones manifestó su deseo de viajar a Rodesia (actual Zimbabwe), donde una minoría blanca imponía un regimen de segregación racial.

Tras el disparo que dio en el cabeza de Luther King, testigos ven a una persona similar a Earl Ray huir y botar un fusil y unos binoculares. Este ex soldado, además, arrendaba una habitación, cuyo baño, era de donde vino el tiro fatal.

Las huellas en el arma y en la habitación condenaron a Earl Ray y rápidamente se inició una amplia búsqueda del único sospechoso del crimen.

Dos meses después, el fugitivo fue capturado en el aeropuerto de Londres, cuando trataba de viajar precisamente a Rodesia. El 10 de marzo de 1969 confesó el crimen.

Con las pruebas y la confesión, un tribunal de Tennessee condenó al ex soldado a 99 años de prisión.

Contracciones

Tres días después de firmar su confesión, Earl Ray negó el crimen y aseguró ser una víctima de una conspiración para acabar con la vida de Luther King. Habló de una operación liderada por una persona de origen latino identificada como Raúl, y en que la que también figuraba su hermano Johny.

El FBI nunca pudo dar con este tal Raúl, pero tampoco se dio una explicación satisfactoria a cómo Earl Ray, mientras estuvo fugitivo, viajó por Canadá, Portugal, Sudáfrica y Reino Unido, y gastó una cifra de más de 10 mil dólares.

Hasta su muerte, el 23 de abril de 1998, Earl Ray sostuvo su inocencia.

La conspiración llega a Tribunales 

Parecía que el crimen de Martin Luther King ya no tendría otro capítulo, hasta diciembre de 1993, cuando Loyd Jowers confesó que recibió 100 mil dólares para organizar el crimen del líder de los derechos civiles y que el tiro fatal no había sido obra de Earl Ray.

Jowers, dueño de un café ubicado en el primer piso de la casa de huéspedes donde se hizo el disparo que mató al pastor, aseguró que Frank Liberto, un comerciante de Memphis, financió la operación, que el tiro contra Luther King lo realizó el oficial de la policía Earl Clark y que Earl Ray sólo fue un señuelo.

Tras esta confesión, Jowers fue condenado por un tribual civil en 1999 por homicidio culposo junto a otros "conspiradores desconocidos". En el fallo también se señaló la participación de "agencias gubernamentales".

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