Cuánto pesan los shows del Festival de Viña
15 presentaciones desde esta noche, ese será el número de shows que animarán la edición 2015 del Festival. Aquí, una guía de los que merecen que el público destine unos minutos frente a la TV y de otros cuyas visitas están lejos de ganar un espacio en la memoria.
LOS IMPERDIBLES
Cat Stevens
Para los que afilan los dardos y se retuercen en improperios cada vez que tropiezan con la oferta de Viña, vinculándola a la estridencia o los números artísticos anecdóticos, aquí hay una razón suficiente para levantar bandera blanca y no cambiar de canal: el británico es por lejos el invitado de mayor trayectoria y trascendencia. Además, una suerte de contrapunto: armado de guitarra a leña, una iluminación tenue, una banda en las sombras y un aspecto de adorable calidez sexagenaria, el artista es la cara más templada de una fiesta donde la música a veces parece simple comparsa. Su sola presencia justifica que a un evento como éste se le siga apellidando como "Festival de la Canción": con Stevens, nunca ese concepto fue más certero. Viernes 27.
Romeo Santos
Puede que su voz altere tímpanos y que su performance de galán en plan despedida de soltera detone la alergia de un público habituado a la canción latina de mayor etiqueta. Pero el ex Aventura está llamado a ser la figura más vehemente del certamen, el propietario de las postales de pasión genuina y desbordada. Su sentido del show, su personaje único en el circuito -mezcla de divo en cortejo interminable y emblema de un género carnal como la bachata- y un arsenal de temas asentados entre lo más popular del último lustro sintetizan precisamente lo que busca la Quinta Vergara: un credo absoluto en el espectáculo hecho y derecho.
Todo eso sumado a secuencias más propias de la TV que de los conciertos, como subir público al escenario y regalar dinero a quien imite mejor su voz, competencia que promete repetir este año. Como simbolismo, los dos álbumes que resumirá en un show de casi 90 minutos se llaman Fórmula (I y II): es el guión y la receta de un artista destinado al amor o al odio, jamás a la indiferencia. Jueves 26.
Vicentico
Hay dos aspectos que arrojan valía sobre el retorno del líder de Los Fabulosos Cadillacs. Claramente uno de ellos no es la novedad: Vicentico ya es parte habitual del paisaje del país con anuncios y carteles de sus shows que se repiten un puñado de veces durante el año. Pero, apartando su presencia reiterada en la cartelera local, el argentino es quizás el único gran protagonista de Viña 2015 no enclaustrado en un solo género, con un perfil elástico que va de la balada con borde crooner, al ska y la cumbia en su ropaje más pachanguero. O sea, un cantautor de carácter y mayor espesor creativo en un cartel dominado por el conservadurismo. En segundo lugar, ha impulsado una carrera solista consistente, de plena vigencia sin arrinconarse en miradas nostálgicas, dotada de hits memorables -Se despierta la ciudad, su versión para Los caminos de la vida- que por momentos hacen olvidar su pasado Cadillac. No es poco: en un evento rendido a los ídolos fabricados en serie, Vicentico se muestra al menos como el más inquieto. Miércoles 25.
Emmanuel
Viña tiene hijos pródigos, crías que parecieron nacer entre sus cerros, que maduraron junto a la extinción paulatina de la concha acústica y que, ya en su adultez, desaparecieron para dejar el puesto a otros y disfrutar de la comodidad de una carrera sinónimo de clásico. Emmanuel es uno de los que encarna esa leyenda.
Con un debut en la cita en 1983, tras ese monumento a la balada que significó su disco Intimamente (1980), el mexicano vino varias veces en los 90, pero no regresaba desde 2000.
Con un conjunto voluminoso de himnos, y ese simbolismo que siempre significa que un héroe pretérito vuelva a una de sus cunas, es el gran número clásico junto a Cat Stevens. Y no viene resucitado por esa moda kitsch que ha reciclado en esplendoroso lo que antes era basura: Emmanuel, a la luz de su discografía y sus últimas visitas, sigue dominando el escenario y manteniendo el registro vocal de los días en que incubaba su leyenda. Martes 24
Nano Stern
En algún momento de un pasado no tan remoto, en alguna sombría jornada de los años en que Mega o la alianza TVN/Canal 13 gobernaba las emisiones de Viña, el cuadro era impensado: un nombre nacido y crecido en la independencia musical chilena obteniendo minutos de vitrina estelar en la Quinta Vergara. Ese solo hecho -ya disfrutado por Manuel García, Francisca Valenzuela y Gepe- configura un estatus atractivo para el debut de Nano Stern. Dueño de seis álbumes, un elocuente talento como multiinstrumentista y canciones que tienen a la guitarra como eje, aunque fortalecidas con mayores arreglos y un folk cantado con saña rockera, el cantautor debería timbrar el crecimiento artístico y popular acumulado desde hace algunas temporadas. No está tan simple: es el último día de Viña y luego de la última gran estrella que pasará por el certamen, Cat Stevens, por lo que deberá batallar con esa inevitable sensación de que la larga fiesta por fin termina y es hora de descansar de una vez. Viernes 27.
Alejandro Fernández
El mexicano es un monstruo de dos cabezas. Por un lado, el caballero de gomina y tez algo tosca que se ciñe al papel del romántico empedernido, con una sólida capacidad interpretativa y un desplante que tumba a cualquiera. Por el otro, el mariachi de pantalones apretados y sombrero generoso que llega a desenfundar un repertorio tan reconocido y querido como ese mismo traje. Son los polos por donde transitará su espectáculo de casi 80 minutos. En un país donde la música tradicional de México resuena en su geografía profunda desde hace más de 50 años, y donde la balada seguirá reinando quizás por medio siglo más, Fernández tiene todo a su favor para lucir sus méritos y, de paso, hacer canasta completa. Martes 24.
Cultura Profética
Es cierto que Viña, por historia y por presente, nunca se ha inclinado hacia las sorpresas y los riesgos. Pero lo que califica más cercano a ese ítem para esta nueva versión es esto: un grupo puertorriqueño afiliado a la buena vibra y la conciencia social propia del reggae, de escaso conocimiento en las masas, pero que acredita un culto que el año pasado los llevó a repletar dos veces el Movistar Arena. Son el último fenómeno silencioso y alejado de las plataformas más oficiales que reina en el mercado local. Viña se hizo eco del suceso y vale la pena constatar por qué una estampida juvenil los venera cada vez que pasan por el país. Miércoles 25.
LOS PRESCINDIBLES
Luis Fonsi
Baladista de alta efectividad y de probado arrastre local, pero su apuesta genérica, con poco espacio a la diversidad y el desmadre, lo ubican sólo en la línea media del cancionero latino. Es un nombre solamente correcto para abrir los fuegos, sobre todo porque CHV acostumbró al público a que su puntapié inicial fuera un mazazo a la cátedra: el retorno de Roberto Carlos en 2011, la vuelta de Luis Miguel en 2012 y el aterrizaje de Ricky Martin el año pasado. Ellos son historia gruesa del espectáculo latino; Fonsi, sólo un apéndice. Hoy en el inicio.
Yandel
De líder a leyenda. Así, sin atisbos de timidez, se titula el último disco de una de las mitades de Wisin & Yandel, carta de presentación para su retorno al certamen. En esa línea de grandilocuencia, propia de un género dominado por jefes, reyes, cangris y jerarcas de todo linaje, Yandel simplemente eterniza los modos y los tics de un estilo que ha gozado de mejores embajadores en la propia Quinta. Es cierto que su reciente álbum lo vincula con el pop bailable -la metamorfosis natural del reggaeton-, pero la apuesta que materializará en un show de poco más de 60 minutos está sobrecargada de efectos vocales, recursos de producción y canciones con líneas demasiado escuchadas, como Hasta abajo o Para irnos (a fuego), y que siempre prometen "voy a darte duro". No es más que el número de cierre en el inicio de fiesta. Hoy en el final de la jornada.
Noche de Brujas
Cumplen una función similar a la de Yandel: simplemente darle prolongación y cierre a una jornada donde el protagonismo absoluto recae en otro (Romeo Santos). Adscritos a una música tropical de suspiro romántico -el hit Me gusta todo de ti es la muestra- y llamados a tomar la posta de Américo o La Noche, el grupo aún no capitaliza el cruce de emotividad y lujuria contenida que cubrió las historias del ariqueño y del grupo de Leo Rey. El horario de su show, como remate del artista más popular del evento, atentan contra una performance de relevancia y consagración. Jueves 26 al cierre.
Ricardo Arjona
Si el barómetro sólo fuera la popularidad, los números que pasen a tapar bocas: es el segundo artista luego de Luis Miguel que más discos ha vendido en Chile y de seguro volverá a transformar a la Quinta en un hervidero. Pero hace años sus temas se remiten a replicar su retórica barroca y sus shows parecen revolverse en variaciones apenas cosméticas. Su público lo sigue agradeciendo de rodillas. Pero el libreto sabe demasiado recalentado. Lunes 23.
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