Dieter Linneberg, asesor Global SuperTanker: "Nos costó convencer a la autoridad para traer el avión"

Dieter Linneberg,  Asesor Global SuperTanker

Señala que las principales dificultades provinieron del Ministerio de Agricultura y de la Conaf, pero desestima intenciones de boicotear la operación de la aeronave. Estuvo arriba del avión los 19 días que voló por Chile y en más de una ocasión temió por la magnitud de los incendios. "La vulnerabilidad de Chile frente a las catástrofes fue lo más triste que me tocó vivir", dice.




"Ahora hay hasta un sándwich SuperTanker", dice, ya relajado, el economista y director de empresas Dieter Linnenberg, mientras termina de enumerar sus jornadas en torno al aeronave que se convirtió en el ícono de los incendios forestales que afectaron al país este verano. Ha pasado menos de una semana desde que el avión cisterna más grande del mundo retornó a su base en Colorado Springs, Estados Unidos, y la polémica en torno a su paso todavía no se extingue.

Que si cobró o no. Que si debió enfrentar un boicot o sólo fue víctima de la burocracia... Desde su llegada a Chile el 25 de enero pasado, el avión fue un protagonista inesperado de la controversia, a la par que se erigía en la gran esperanza para detener los incendios que cobraron la vida de 12 personas, arrasaron 600 mil hectáreas y dejaron daños millonarios.

"Yo no soy representante de Global SuperTanker", aclara Linnenberg. Cuenta que durante la primera quincena de enero, DEF Consulting, la empresa formada por él y su socio Eduardo Frugone hace 4 años para la importación de tecnología aeronáutica, se contactó con los dueños del avión para conocer la factibilidad de traer al país el Boeing 747-400. "Pensamos que podría ayudar", añade y narra que tras recibir una respuesta positiva de GST, ofrecieron el avión al gobierno. Pero las conversaciones no llegaron a puerto y entre medio Lucy Ana Avilés, "a través de un llamado, se puso en contacto conmigo y ofreció financiar la operación por a lo menos una semana".

Así, el 23 de enero comenzaron las gestiones con el Ministerio del Interior. "El martes 24 recibí por parte de la Conaf la carta de autorización para ingresar y operar en Chile. Ese mismo día en la noche el avión despegó desde Estados Unidos. El jueves 26 en la mañana recibí un llamado por parte de la familia Luksic para financiar una semana más de operación y se decidió canalizar los recursos a través de la Fundación Viento Sur, reconociendo el trabajo que habían hecho. Posteriormente, me llamaron de Arauco para ofrecer financiamiento por unos días más si fuese necesario", explica.

Ustedes enviaron al gobierno un mail cobrando US$ 10 millones para un mes de operación…

Ese costo incluía la ida y venida del tanquero a Chile y muchas otras cosas que había que arreglar, pero al final todo se solucionó por la vía de aviones de la FACH, agua gratis… entonces fue una operación que al final resultó a través de donaciones y de la ayuda de las Fuerzas Armadas y a un costo mucho menor.

¿Se puede saber ese costo?

No tengo las cifras, porque canalizamos todos los recursos a través de la Fundación Viento Sur, donde Lucy Ana Avilés, que fue la primera donante, hizo el contacto directo con la empresa y ella negoció directamente los costos. Nosotros no tuvimos vinculaciones directas en temas monetarios, ni financieros con la llegada del SuperTanker.

Esta coordinación, ¿bajo qué rol la hizo usted? ¿Cuál es hoy su relación con Global SuperTanker?

Nos relacionamos con la empresa como asesores en Chile, para que cumplieran la misión de apagar los incendios. No cobramos comisiones ni perseguimos lucrar. Sólo pedimos un contrato para cubrir los gastos operacionales en el país.

¿Hubo boicot?

Había en sus inicios una especie de desconocimiento de estas tecnologías y, por lo tanto, desde el gobierno se pensaba que estos aviones no iban a ser efectivos, debido a las características de los terrenos como las quebradas, baja altura y otras características que hacían pensar a los técnicos de Conaf que estos aviones no servían para apagar los incendios en el país.

¿No se habían probado?

Nosotros, cuando vimos la oportunidad de traer este avión, estudiamos sus características y tenía muy buenos resultados en terrenos muy similares al chileno.

¿Entonces por qué le costó tanto al gobierno dar el sí?

Como es sabido por todo Chile, hubo momentos muy duros debido a que no se aceptaba la donación por parte principalmente del Ministerio de Agricultura y Conaf. Nos costó convencer a la autoridad para traer el avión. No obstante, toda la gente, desde el Ministerio de Defensa, Interior, las FF.AA., Bomberos, y un montón de gente anónima nos ayudó y respaldó para que esta operación fuera un éxito y eliminó todos los malos ratos que tuvimos que pasar.

¿Es verdad que se perdió más de una semana en negociaciones entre la empresa y el gobierno?

Sí, es verdad.

¿Y es verdad que durante esa semana el gobierno esgrimió todo tipo de supuestas imposibilidades?

No. Eso es totalmente falso.

¿Y a qué se debió tanta demora?

A que había un desconocimiento por parte de los organismos técnicos respecto a las cualidades de este avión. Y bueno, habrá que investigar si había otras razones detrás de esto, ya que a mí no me consta. La vulnerabilidad de Chile frente a las catástrofes fue lo más triste que me tocó vivir en todo este tiempo.

"La cosa se veía mucho peor"

Piloto, esquiador profesional, académico, director de SQM, Linneberg estuvo los 19 días arriba del avión. Cuenta que fue un cambio "bastante brusco" de sus labores habituales y que encontró dificultades como la falta de radios para los combates aéreos de incendios.

¿Pensó alguna vez que los incendios podrían salirse de control?

Desde el cielo la cosa se veía mucho peor de lo que se pensaba en tierra. Miles y miles de hectáreas bajo fuego y una nube que partía en la VIII Región y llegaba hasta Santiago, y que hacía muy difícil el vuelo. Estábamos todos, pilotos y tripulación, sorprendidos por la magnitud de los incendios.

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