Dolor y vergüenza: Papa pide perdón a víctimas de abusos
En su primera actividad oficial, en La Moneda, Pontífice habló del "daño irreparable causado a niños por parte de ministros de la iglesia". Luego ahondó en sus dichos en la Catedral Metropolitana.
Son las 8.50 horas. La Presidenta Michelle Bachelet aplaude junto con los invitados de los dos patios de La Moneda. Afuera, en la Plaza de la Constitución, más de 1.500 fieles también lo hacen. El Papa Francisco, en su primera actividad oficial en Chile, pide perdón por los abusos cometidos por miembros de la Iglesia a niñas y niños, abordando así uno de los aspectos que se advertían como potencialmente conflictivos antes de su arribo al país.
"Escuchar a los niños que se asoman al mundo con sus ojos llenos de asombro e inocencia y esperan de nosotros respuestas reales para un futuro de dignidad. Y aquí no puedo dejar de manifestar el dolor y la vergüenza, vergüenza que siento por el daño irreparable causado a niños por ministros de la Iglesia", dijo ayer el Pontífice, cuyo mensaje fue interrumpido por un aplauso espontáneo.
"Me quiero unir a mis hermanos en el episcopado, ya que es justo pedir perdón y apoyar con todas las fuerzas a las víctimas, al mismo tiempo que hemos de empeñarnos para que esto no se vuelva a repetir", continuó el jefe de la Iglesia Católica, en un discurso que se prolongó por más de 11 minutos, donde, además, se refirió a temas que varios aguardaban con atención, como la inmigración, los pueblos originarios y la desprotección de niños, jóvenes y adultos mayores.
"Escuchar a los migrantes, que llaman a las puertas de este país en busca de mejora y, a su vez, con la fuerza y la esperanza de querer construir un futuro mejor para todos", dijo en un momento Francisco. Sin embargo, toda la atención se la llevó su mención a los abusos cometidos por religiosos. Porque aunque esta no es la primera vez el que el Papa enfrenta el escándalo de la pedofilia en el clero y pide disculpas en nombre de la Iglesia, sí fue la primera vez que lo hace dentro de una ceremonia de Estado. Entre los vaticanistas que acompañan al Papa en su gira por Chile y Perú, en tanto, causó sorpresa que haya decidido abordar de entrada un tema conflictivo para su visita, ya que generalmente alude a ellos al finalizar sus visitas.
Sus palabras se dieron, además, en un contexto marcado por las duras críticas de víctimas de abusos sexuales contra el obispo de Osorno, Juan Barros, a quien se le sindica como eventual encubridor de los delitos cometidos por el ex líder de la parroquia de El Bosque, Fernando Karadima.
De hecho, ayer, las palabras de Francisco en La Moneda generaron múltiples reacciones, a favor y en contra. "Yo, personalmente, no me lo esperaba. No tenía conocimiento de lo que él iba a hablar y me parece que por el dolor que se provocó en Chile y el daño que se provocó a la ciudadanía, en general, no solamente a la Iglesia Católica o a los sacerdotes, el daño a los niños, a los jóvenes, fue un gesto maravilloso del Papa hacerlo en el Palacio de Gobierno de Chile... Es muy fuerte lo que hizo", dijo Benito Baranda, coordinador de la visita papal por el Estado de Chile.
Entre los detractores, en cambio, se subrayó la contradicción entre sus dichos y el hecho de que Barros tuviera una participación protagónica en la "Misa por la Paz y la Justicia" que encabezó horas más tarde Francisco en el Parque O'Higgins.
"Por un lado pide perdón y ahora está ahí celebrando con él (Barros). Es una vergüenza. Hasta que no haya acciones, este perdón será una hipocresía, una mentira y un titular vacío", sostuvo el periodista Juan Carlos Cruz, una de las víctimas de Karadima.
Mensaje a sacerdotes
Ya por la tarde, en la ceremonia de encuentro con el mundo religioso en la Catedral de Santiago, el Papa profundizó sobre "el dolor" que significan los casos de abuso sexual perpetrados por la Iglesia, aludiendo, además, al daño provocado a la propia institución y a quienes la integran.
Todo partió con una reflexión general. "Sé que a veces han sufrido insultos en el metro o caminando por la calle. Que ir vestido de cura en muchos lados se está pagando caro. Por eso los invito a que pidamos a Dios nos dé la lucidez de llamar a la realidad por su nombre, la valentía de pedir perdón y la capacidad de aprender a escuchar lo que Él nos está diciendo", sostuvo.
"Conozco el dolor que han significado los casos de abusos ocurridos a menores de edad y sigo con atención cuánto hacen para superar ese grave y doloroso mal", dijo luego. "Dolor por el daño y sufrimiento de las víctimas y sus familias, que han visto traicionada la confianza que habían puesto en los ministros de la Iglesia", añadió.
"Dolor por el sufrimiento de las comunidades eclesiales, y dolor también por ustedes, hermanos, que además del desgaste por la entrega han vivido el daño que provoca la sospecha y el cuestionamiento, que en algunos o muchos pudo haber introducido la duda, el miedo y la desconfianza", manifestó, frente a sacerdotes y miembros de la vida consagrada.
Entre los vaticanistas que acompañan al Papa en su gira, el doble mensaje de Francisco sobre los abusos fue visto como una suerte de mensaje interno, dirigido a la Iglesia chilena, probablemente vinculado a la percepción de una Iglesia poco vigorosa, con poca conexión con sus feligreses.
"El Papa tomó en serio el tema y creo que el análisis del primer día es más una llamada a la Iglesia, no al clericalismo, no al considerarse una Iglesia de élite y ser verdaderamente cercana al pueblo y sobre todo reconocer sin problemas sus pecados, una Iglesia más humilde", sostuvo Andrea Tornielii, editor del sitio Vatican Insider.
"Creo que la humildad sería la llave para resolver las cosas de (Juan) Barros. Porque es verdad que está el tema de Osorno, el de Karadima, pero más en general hay un tema de cuánto y cómo la Iglesia de Chile está intentando caminar en lo que pide el Papa Francisco. Me parece desde los discursos de hoy que hay un gran trabajo que hacer", añadió.
Para Austen Ivereigh, uno de los principales biógrafos de Francisco y fundador del movimiento Voces Católicas, "el pedido de perdón fue muy impactante". "Que lo haya hecho (además) en el Palacio de La Moneda, dirigido a la sociedad chilena, le dio un peso importante. Y la forma de las palabras también fue contundente y demostró que el Papa sabe del tema, de la experiencia de los abusados".
El mensaje de la Catedral, en tanto, lo circunscribe como uno de los más relevantes de su pontificado. "Fueron direcciones de un maestro espiritual a una Iglesia en desolación, no sólo por las acusaciones de abusos, sino también por los cambios sociales que han modificado la relación de los chilenos con la Iglesia", sentenció.
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