Dos bajitos para agrandar la liga
El arribo de Gastón Fernández (1,68m.) y la inminente llegada de Diego Buonanotte (1,60) son las movidas más resonantes de la primera división. Dos eternas promesas del fútbol argentino que bajan el promedio de estatura del torneo, y que deberán enfrentar a defensas cada vez más altas.
Eran dos de las pricipromesas que salieron de River Plate a principios de siglo. De esas del estilo de Javier Saviola, Pablo Aimar y Andrés D'Alessandro, que tantas alegrías le dieron a la Banda Sangre. Porque tanto Gastón Fernández (32) y Diego Buonanotte (28) pintaban para ser ídolos en el fútbol argentino y en la selección. Chiquitos, técnicos. De esos por los que la gente pagaba una entrada para verlos al estadio. Por ahí por el 2003, La Gata, un mediapunta que idolatraba a Marcelo Salas, tuvo que competir contra verdaderos pesos pesados y se vio obligado a probar suerte en otros grandes de Argentina, mientras que algunos años después el mediocampista, apodado el Enano, aparecía como una ilusión dentro de una liga que se fue volviendo cada vez más rústica.
"La Gata era un chico atrevido, entrador, simpático. Como compañero era bueno. Lo dirigí cuatro años en la reserva de River y jugaba más atrás. Los delanteros eran Maxi López, que estaba una generación más arriba, y el Hacha (Daniel) Ludueña. Lo puse de delantero con el Hacha en un partido que a Maxi lo llevaron a la primera en River, e hicieron tres goles cada uno. Se entendían de memoria. Era un chico muy hábil, lee muy bien el juego, se tira atrás y juega. Es goleador, mete pases. Siempre se cuidó, nunca tuvo problemas de lesión y siempre jugó todos los partidos", cuenta Jorge Luis Ghiso, que entre 2002 y 2006 dirigió la reserva de los millonarios.
Mientras Fernández se tuvo que ir tempranamente a Racing por la falta de espacio que vivía en un River poderoso, Buonanotte debutó en primera división, justamente, en 2006. "Era muy chiquito, cuando yo lo tenía pesaba 50 kilos y después se fue potenciando físicamente. Otro atrevido, muy bueno para la broma. Lo ves chiquito, pero responde. Es metedor, tanto él como Fernández son el típico argentino. Son entradores, pero buena personas", afirma Ghiso, quien en 2013 pasó por Chile como DT de Audax Italiano.
Pasaron los años, y pasaron los clubes por la Gata. Retornó a River sin pena ni gloria, se fue a probar suerte a Monterrey, volvió a Argentina para ser campeón y figura con San Lorenzo en 2007 y nuevamente emigró a México, esta vez, a Tigres. En 2008 llegó a Estudiantes de La Plata para coronarse campeón de la Libertadores al año siguiente. Otra vez partió a Tigres, pero después se dio cuenta que debía volver a La Plata. Ahí encontró su lugar en el mundo. Fue el único club en el que permaneció más de un año consecutivo, pero que no le alcanzó para atraer al mercado europeo.
El querido Enano, en tanto, llegó a ser campeón como titular en River Plate en 2008, dirigido por Diego Simeone y como compañero de Alexis Sánchez. En ese mismo año fue parte del plantel de Argentina que consiguió una medalla de oro en Beijing. Cuando se consolidaba como una de las grandes figuras de la liga trasandina, un accidente automovilístico en las fiestas de finales de 2009 le cambió la vida: iba conduciendo, y en ese incidente fallecieron tres de sus amigos. Algo que le cambió la carrera. Y la vida.
"Lamentablemente en el mejor momento tuvo el problema del accidente y decayó un poquito. En su momento yo le recomendé a Conca, quien tampoco tenía espacio en River, a Pellicer en la Católica. No importa que sean chiquitos, si juegan bien andan bárbaro", cree Ghiso, aunque admite que el porte sí afectó para que no explotaran del todo. "No creo que a la Gata ese hecho le haya afectado, sí a Buonanotte. En River no se les llegó a dar la dimensión que tuvieron".
Universidades de pequeños
Gastón Fernández ya lleva dos semanas entrenando en la U, y se ha rodeado de compañeros de una contextura similar. Nicolas Maturana (1,62), Gustavo Lorenzetti (1,63) yYerko Leiva (1,66), entre otros, rodearán a quien es el encargado de llevar las riendas de un ataque absolutamente renovado en comparación al año pasado. En Argentina sorprendió la llegada de un jugador que en 2012 declaró que tenía "ganas de jugar en Europa". Algo que, por el momento, no se le ha dado.
Buonanotte, gracias a su currículum espléndido que lo antecedía antes de su accidente, sí llegó al Viejo Continente, donde no pudo desplegar todo su potencial. Málaga, Granada y últimamente el AEK Atenas vieron destellos de una zurda que está próxima a llegar a San Carlos de Apoquindo, donde lo acompañarán otros bajitos: Diego Rojas (1.60), Christian Bravo (1,68) Jeisson Vargas (1,69) rodearán al Enano, que espera repetir lo que sucedió en su momento con Darío Conca. "Conca como que jugaba más atrás, Buonanotte es más goleador. Yo lo hacía jugar más cerca del área. No lo hacía arrancar de muy atrás porque si no llegaba sin fuerza adelante", cuenta Ghiso. Por ahora, en Católica se ilusionan con disfrutar lo antes posible al nuevo pequeño que promete espectáculo.
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