Economía y DD.HH., la diferencia en Chile

A pocas horas de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de Chile, entre los comandantes de campaña hay cierta incertidumbre: nadie aquí se atreve a arriesgar un resultado.




Las últimas encuestas arrojan una ventaja tan pequeña entre el candidato de la derechista Coalición para el Cambio, Sebastián Piñera, y su contendiente de la Concertación de gobierno, Eduardo Frei, que se encuadra en lo que los expertos llaman "empate técnico".

Sólo un 1,8% separa al primero del segundo para la votación del domingo, lo que ha llevado a una caza de votos acelerada hasta el último minuto.

El debate televisivo, en el que ambos participaron hace unos días, se convirtió en un barómetro: un test en el que ninguno de los dos salió muy bien parado, dicen, pero tampoco perdió demasiado.

Algunos lo calificaron de académico y excesivamente amistoso. Otros señalaron que tuvo más de marketing que de ideas. La mayoría notó, con cierta sorpresa, que Frei y Piñera se veían idénticos: traje azul, camisa blanca, corbata roja…

Pero, según los observadores, fueron las debilidades ajenas, más que las fortalezas propias, las que marcaron sus diferencias en dos materias clave que podrían inclinar el voto: los derechos humanos y la economía.

EL PASADO EN LA CAMPAÑA
La polémica es simbólica, pero podría convertirse en concreta si Piñera llega al poder y conforma su equipo: el candidato de derecha fue criticado por muchos por tener entre sus colaboradores a ex funcionarios del régimen de facto (1973-1990).

"El hecho de haber trabajado para un gobierno, sin haber cometido delitos, no es ningún pecado", declaró Piñera, quien sin embargo reconoció errores de la derecha en el pasado.

Como carta a su favor, el empresario sacó a relucir su voto por el "no" en el plebiscito de 1988, en el que se decidía la continuidad de Augusto Pinochet. Y uno de sus principales colaboradores –y ex funcionario del equipo económico de entonces- salió en su defensa.

"Piñera siempre fue una persona muy crítica al gobierno militar, sólo tiene que despertar confianza entre los chilenos y especialmente entre los familiares de las víctimas. Y yo tengo una trayectoria, todo el mundo me la conoce… El propio Piñera dice que valora que yo he dedicado toda mi vida al servicio público y al país", dijo Cristián Larroulet, asesor clave en el diseño de programa gubernamental del candidato.

SACAR PARTIDO
En las filas de la Concertación saben que la cuestión de los abusos de décadas pasadas deja mejor parado a Frei ante la ciudadanía, en una campaña que se ha teñido de "pinochetismo sin Pinochet".

"Lo que pesa es que Piñera fue partidario de una amnistía a todos los crímenes de la dictadura, y eso es concreto y no lo puede negar porque fue un proyecto de ley que él firmó (que propone amnistía a autores, cómplices o encubridores de delitos de lesa humanidad cometidos entre 1978 y1990)", apuntó Carolina Tohá, jefa de la campaña oficialista.

Para muchos, sin embargo, el tema de los DD.HH., por previsible, no sirve para arrimar votos de última hora.

"En nuestras encuestas vimos que hay una visión más tolerante con la dictadura entre los votantes de Piñera, pero eso no es un factor que pueda cambiar el clima electoral existente", confirmó el director del Centro de Estudios de la Realidad Contemporánea (Cerc), Carlos Hunneus.

La materia puede, sin embargo, causar problemas más adelante: para Frei, la urgencia de saldar cuentas en casos de abusos más actuales, como los episodios de represión violenta contra comunidades mapuches ocurridos bajo el mandato de Bachelet.

Para Piñera, en tanto, podría generar divisiones con las fuerzas más conservadoras de su alianza, como la Unión Demócrata Independiente (UDI).

"Son sectores directamente relacionados con aquellas violaciones, y en ese terreno siempre puede surgir diferencias internas en un eventual gobierno de Piñera sobre qué mirada se quiere hacer del pasado", opinó el académico Manuel Antonio Garretón.

ES LA ECONOMIA, CANDIDATO
También en materia económica a los dos presidenciables los separa una brecha.

Para el candidato de la Coalición, la cuestión es no sólo el eje de su campaña sino probablemente de su vida: dueño de grandes empresas (la aerolínea LAN y el canal Chilevisión, entre ellas) y con una fortuna estimada en US$1.200, muchos consideran que el magnate podría ser, ante todo, un buen administrador.

"(Ofrecemos) una combinación entre un mercado que funcione bien, genere riquezas y dé trabajo, y un Estado del tamaño adecuado, que dé protección social a quien la necesita", detalló el jefe de campaña piñerista, Rodrigo Hinzpeter.

El carácter de empresario exitoso de Piñera es para muchos una ventaja y, para otros, un motivo de suspicacia. Los primeros destacan su capacidad de gerencia, que podría trasladarse de sus negocios a la nación, y los segundos sienten desconfianza por un potencial viraje hacia una derecha más radical del quien consideran un "Silvio Berlusconi doméstico".

"La gran piedra en el cuello de Piñera es el vínculo entre la política y sus negocios. Todavía no ha sido lo suficientemente claro o convincente sobre qué hará con sus empresas si resulta electo", opinó el jefe de Estudios Públicos de la consultora Adimark, Roberto Izkinson.

CRISIS DEL PASADO
En tanto, sobre Frei pesa un fantasma del pasado cuando se trata de medir su fortaleza económica.

El ex presidente entre 1994 y 2000 terminó su mandato en medio de una grave crisis económica, más notoria por el contraste con el período de bonanza que había vivido Chile justo antes.

En este terreno, muchos sugieren que la prosperidad del período de Bachelet -de quien Frei se declara heredero- se basa en una mera contingencia: el elevado precio del cobre que exporta Chile en los mercados internacionales, que genera enormes riquezas para el país.

Sin éste, vaticinan algunos, la Concertación podría haber hecho agua en cuestión de números.

Para distinguirse de su rival, Frei ha prometido una reforma tributaria si llega a la Presidencia, con la que intentará aumentar en un 1% el Producto Interno Bruto para destinarlo a programas sociales.

Por lo demás, en el último debate televisivo el hombre concertacionista ofreció un menú de programa muy parecido al de Piñera, que incluye una versión propia del llamado "bono marzo" sugerido por la derecha para asistir a las familias y una propuesta de generación de empleo, aunque de 800 mil puestos contra el millón prometido por la Coalición.

"Todos ofrecen lo mismo: bonos, subsidios, continuidad para las políticas sociales... Ésta no es una lucha entre un socialista y un capitalista extremos, sino un debate en el medio", consideró el académico Ascanio Cavallo, consultado por BBC Mundo.

Así, muchos chilenos se aprestan a votar con el convencimiento de que cambio y continuidad, las dos propuestas esgrimidas por los candidatos en contienda, no se contraponen sino que se complementan.

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