El complejo momento que enfrenta el Presidente peruano
La primera ministra Ana Jara fue ratificada por el Congreso, pero sólo por un voto de diferencia. Este hecho abre un nuevo flanco para Humala, sumado a la desaceleración de la economía.
Una mínima luz. Eso le dio ayer el Congreso peruano al gabinete de Ollanta Humala. En un tercer intento, la primera ministra Ana Jara consiguió el voto de confianza del Legislativo, pero apenas por un voto de diferencia. Si bien el presidente evitó una crisis mayor -el rechazo a Jara hubiese significado la renuncia en pleno del gabinete-, el hecho grafica el complejo momento por el que atraviesa Humala, con flancos abiertos en los más importantes frentes.
Jara, estrecha amiga y colaboradora de Nadine Heredia -la esposa del Presidente- asumió como jefa del Consejo de Ministros en julio, nada menos que la sexta en ocupar el cargo de premier en sólo tres años de gobierno. La primera ministra recibió 54 votos a favor y 54 votos en contra, y sólo el voto dirimente de la presidenta del Congreso, Ana María Solórzano (otra amiga de Heredia), la salvó de un papelón mayor. A ella y a Humala.
El impasse dejó en evidencia la creciente brecha entre la oposición y el gobierno peruano, que comienza su penúltimo año con un difícil panorama.
"El gobierno quedó políticamente debilitado, sólo a la tercera votación pudo obtener la confianza del Congreso. El gobierno debe ganar aliados pronto, en caso contrario podemos estar ante una crisis de gobernabilidad de consecuencias mayores", dice a La Tercera el analista peruano Luis Benavente. Según Humala, "nunca hubo una crisis".
En los próximos días se espera que la oposición presione aún más por la cabeza del ministro de Energía, Eleodoro Mayorga, acusado de ser lobbista de las grandes mineras. Algunos partidos cedieron en el Congreso después de que Heredia, en su calidad de presidenta del Partido Nacionalista, anunciara por Twitter la disposición a suspender el aporte obligatorio de empleados independientes al sistema de pensiones peruano, tal como lo exigía la oposición.
Humala, cuyo apoyo se sitúa bajo el 30%, debe hacer frente, además, a una situación económica que no esperaba. Este año, la economía local crecería apenas un 4%, siendo que en 2010 llegó a 8,6%. En junio, la economía peruana creció apenas 0,3%, el nivel más bajo en cinco años. En ese sentido, Humala y el gabinete presidido por Jara no la tienen nada fácil.
Perú, gran productor de minerales, se está desacelerando debido a una menor demanda de materias primas y una ralentización del flujo de inversión privada. Por eso que también está en la mira el ministro de Economía, Luis Miguel Castilla, un hombre clave para Humala.
Se espera que la relación con la oposición se tensione aún más a partir de lo ocurrido con Ana Jara. Pero también Humala enfrenta el clamor de sectores nacionalistas por la controversia respecto del triángulo terrestre en la frontera con Chile (ver páginas 2 y 3).
Al mismo tiempo, la mayoría de los peruanos considera que la inseguridad y la delincuencia (47%) son los flancos más débiles del gobierno, mientras que parte importante de la población también critica los actos de corrupción y especialmente la falta de liderazgo del presidente. Ello, porque prácticamente desde que asumió en 2011 ha cogobernado junto a su esposa, Nadine Heredia.
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