El debate por la nueva cara de Londres

La capital británica vive un auge de construcción de edificios y surge la alerta por la pérdida del patrimonio.




"ADIOS, Leicester Square". Así titulaba un artículo del diario The Guardian el fin de semana pasado, que daba cuenta del plan que fue aprobado por el concejo municipal de Westminster que destruirá fachadas de la emblemática plaza del centro de Londres y que serán reemplazadas por un hotel de 10 pisos y un complejo de cines, echando abajo parte del patrimonio de la ciudad, como el frontis art déco del emblemático cine Odeon.

Esto se suma a las 200 nuevas torres que están en proyecto de construirse en la capital, lo que cambiará sin duda el aspecto de la urbe, según alerta el diario. En su mayoría, se trata de propiedades residenciales que se suceden a lo largo de la ribera sur del Támesis, con vista al río y a los tesoros arquitectónicos situados en la otra orilla.

Así, el auge de la construcción, gatillado por millonarios extranjeros que buscan un lugar seguro para invertir, hace que muchos teman que la ciudad sacrifique su herencia en aras de las viviendas de lujo. "Londres está en peligro de convertirse en una especie de Dubai, Abu Dhabi o Hong Kong", advirtió a la agencia Associated Press (AP) Nigel Barker, de la organización Herencia Inglesa, dedicada a la protección del patrimonio histórico británico.

No se trata de que la ciudad no tenga rascacielos emblemáticos, ya que en 2012 se inauguró The Shard, de 308 metros. Sin embargo, las voces críticas están alarmadas por la gran cantidad de nuevos proyectos. Los puristas de la arquitectura, como el príncipe Carlos, heredero al trono, desde hace tiempo que se manifiestan contra la construcción de rascacielos.

Según AP, las fuerzas económicas tras la crisis de 2008 reavivaron el conflicto entre desarrollo y conservación. Mientras el gobierno intenta disciplinar al sector de servicios financieros, Londres sigue atrayendo inversiones extranjeras y a expatriados millonarios. El Instituto Smith, una organización independiente, estimó en 2012 que la inversión en residencias de lujo era de US$ 8.300 millones anuales. En los dos años previos a junio pasado, los ciudadanos extranjeros compraron el 69% de las casas recién construidas, que en el centro de Londres se vendieron por casi US$ 2 millones promedio por unidad, según un informe realizado en octubre por Knight Frank, un asesor inmobiliario.

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