El docurreality se reinventa
El fundador del género en Chile, Rodrigo Leiva, es el responsable de la nueva vuelta de tuerca de este tipo de programa: mezclarlos con teatralidad para producir cambios en la realidad. Se verá en El gran truco, de Canal 13.
LOS VIENE haciendo desde antes de que tuvieran nombre, cuando en 2004, y en su sexta temporada, Cara y sello comenzó a dar la sorpresa obteniendo altas audiencias y derrotando a programas emblemáticos, como Contacto. Y ahora, el director Rodrigo Leiva, fundador de los docurreality en Chile, es el responsable de la última vuelta de tuerca del género. Una especie de reinvención que vendrá de la mano de la mezcla deliberada entre realidad y ficción por la que apuesta El gran truco, que Canal 13 estrena el domingo 30 en horario estelar.
Así, el programa que conduce Eduardo Fuentes conservará el esqueleto clásico de los docurrealities, con el seguimiento de la vida diaria de un determinado personaje, pero agregará ficción, teatro. Lo hará a través del equipo del programa, que realizará una gran puesta en escena para "engañar" al protagonista y que gracias a las situaciones que se produzcan, la persona solucione un conflicto o cambie un comportamiento que le causa problemas con su entorno. Una especie de versión de la serie argentina Los simuladores, pero de la vida real.
"Para nosotros, como área, era necesario contar algo, más que sólo mostrar las historias de vida. Queríamos generar un cambio o aportar en algo a los protagonistas. De ahí viene esa orientación hacia el servicio público", explica Leiva, productor ejecutivo del área de docurreality de la señal y que, además, sigue dirigiendo los programas y haciendo la cámara, como lo hacía en la época de Cara y sello.
Aunque es una veta que exploraron hasta cierto punto en En su propia trampa, aquí se trata de la consolidación de la modalidad, ya que todo tiene mayor ambición y parafernalia: las puestas en escena cuentan con la ayuda de la familia o amigos de los protagonistas y la ficción se extiende por entre dos semanas y un mes en esferas íntimas, constantemente convenciendo a la persona de que lo que vive es parte de su vida cotidiana y evitando la detección. El objetivo, también, es distinto: aquí se trata de ayudar, de realizar un cambio positivo y duradero, en lugar de denuncia.
"Queríamos reinventar el género, porque ha estado bien desgastado, pero creemos que todavía puede tener larga vida. Y pensamos que se pueden hacer cambios conservando la esencia del docurreality", explica Mariano Gallardo, director de contenidos del área, añadiendo que "queríamos hacer algo distinto, no más de lo mismo. Tenemos la visión de seguir retratando la vida de los chilenos, pero de manera distinta. Resolver conflictos, pero no desde el terapeuta", remata.
Según cuentan en el equipo, lo más complejo de realizar el programa, que tendrá 14 episodios, fue mantener "la discreción de nuestros cómplices durante todo el tiempo que duran las grabaciones. Evitar ser descubiertos, porque si eso ocurre, todo llega hasta ahí", resume Leiva.
Para lograr realizar el "engaño" de manera efectiva, contratan actores, utilizan efectos especiales y reclutaron la participación de distintos rostros, además de que Eduardo Fuentes también se involucra con disfraces y camuflajes. En las caracterizaciones está el mismo equipo que trabaja con Stefan Kramer, pero realizan un trabajo más naturalista, ya que en persona las modificaciones deben verse reales. Entre quienes han ayudado a un joven a revelarle su bisexualidad a su padre homofóbico o a curar a una mujer adicta a las compras, por ejemplo, están nombres como Tonka Tomicic -que aparecerá en el debut-, Diana Bolocco, Coca Mendoza, José Alfredo Fuentes y Katty Kowaleczko, tanto disfrazados como "interpretándose a sí mismos".
"Se acabó la época en que la TV era una cúpula, una raza aparte, ahora la audiencia demanda un trato de tú a tú, ser uno más, y esa cercanía es la que premia la audiencia a los que conducen docurreality, porque te saca del estudio y te pone donde está la gente", opina Fuentes, en tanto, sobre el beneficioso efecto que suele tener el género en los rostros que los animan.
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