El Dortmund se acerca al precipicio, pero de la mano con sus hinchas

El arquero Roman Weidenfeller y el zaguero Mats Hummels se acercan a la reja de la Gelbe Band (Muralla Amarilla), la tribuna sur del Iduna Park, con toda la valentía necesaria para comenzar a darle explicaciones a una de las hinchadas más fieles y ruidosas. Ayer, Borussia Dortmund cayó por 1-0 en su casa ante el Augsburgo y se confirmó en el último lugar de la Bundesliga, pero igualmente asistieron 80.667 personas a ver el duelo del equipo más popular de Alemania. Tan fieles son esos fanáticos, que la asistencia mínima durante esta negra temporada ha sido de 79.500.

Por eso ambos jugadores asumieron, no sin riesgo y en un clima de máxima tensión, el desafío de enfrentar la molestia de sus seguidores, mientras el DT Jürgen Klopp y el resto de los jugadores se lamentaban en medio del campo, varios al borde del llanto.

El vigente subcampeón germano sufrió la undécima derrota del torneo y en esta fecha 19 parece seguir hundiéndose, dejando atrás su brillante paso reciente, que registra la final de la Champions League 2012-2013, cuando cayó por 2-1 en Wembley ante el inconmovible Bayer Munich. Más lejos aún de la gloria de la temporada 1996-1997, cuando superó a la Juventus por 3-1 en similar instancia.

"El resultado duele. El gol que recibimos lo podríamos haber evitado seis, siete veces. No convertimos las oportunidades (...) Está claro que los nervios juegan un papel. Pero no vamos a dejar de luchar", sostuvo un angustiado Klopp.

Por el contrario, el Hamburgo logró salir de la zona de peligro con un triunfo de 3-0 sobre Paderborn, en el estreno de Marcelo Díaz, ingresado a los 59' en reemplazo de Petr Jiracec.