El mejor arquero: Nicolás Peric
El portero de Cobresal fue uno de los pilares del título.
Nicolás Peric tiene 36 años. Ha pasado por 10 clubes, jugado en Chile, Turquía, Argentina y Paraguay. También ha sido seleccionado nacional. Recorrido, le sobra. Lo mismo que personalidad, su gran mérito y su gran defecto, cuando el personaje lo supera.
Lo suyo siempre ha sido remar desde atrás, defender a los que nunca son favoritos. Disfrutar con sus esforzadas victorias, sufrir con sus esperables caídas. Salvo Olimpia, de Paraguay, los grandes se le han negado por una razón u otra.
Cobresal le calzó perfecto. Pocos equipos en el mundo conviven con tantas desventajas: una ciudad que se vacía cada día y que tiene fecha de caducidad, una hinchada muy pequeña aunque sacrificada, de esas que no abundan, y un plantel que se armó para salvar la categoría, no para noquear al orden establecido y brindarle su segunda corona al arquero.
En ese escenario, Peric brindó la actuación de su vida. Quizás no tanto con tapadas inolvidables, pero sí asumiendo el liderazgo en un grupo que sabía poco de convivir con la parte alta y que requería de la experiencia que le da su trayectoria.
Sin perder su esencia, se olvidó de los histrionismos innecesarios y transmitió seguridad en los momentos complicados, fuera y dentro de la cancha, ahí donde entregó la solvencia que se espera de un portero que ha sabido llegar a la Roja, aunque hoy no se planteé volver.
Los números están de su lado. En los 17 partidos del Clausura, recibió apenas 20 goles, la segunda valla menos batida del torneo. Y en las calificaciones de La Tercera, apenas tres veces bajó de un cinco (a un cuatro), la misma nota que resultó ser su promedio, una muestra de esa regularidad y constancia con que se alcanzan las metas.
No la he tenido fácil, el Loco. Lidió con un doping, con una carrera en Europa que se cortó antes de tiempo y una oportunidad en los grandes que ya no llegó. Así las cosas, cuando los triunfos cuestan más, el goce supera el mero instante y se vuelve eterno.
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