Elecciones en Austria miden el pulso del populismo en Europa
Norbert Hofer podría convertirse en el primer gobernante de extrema derecha tras el fin de la Segunda Guerra Mundial. El candidato ha centrado su discurso en el rechazo a la elite y se presenta como un defensor de la gente de la calle.
Pese a su cojera camina con un aire de confianza y a pesar de su discurso incendiario, su voz es suave y tranquila. Se trata de Norbert Hofer, candidato del Partido Libertad de Austria y que pelea con Alexander Van der Bellen del Partido Verde el liderazgo de los sondeos de cara a los comicios presidenciales de este domingo. De imponerse, sería el primer jefe de Estado de extrema derecha en Europa desde el fin de la Segunda Guerra en 1945.
En todo caso, esta es la segunda vez que ambos se ven las caras, ya que el 22 de mayo se enfrentaron en unas primeras elecciones que dieron la victoria por poco más de 31.000 votos a Van der Bellen. Sin embargo, la votación fue anulada por razones de procedimiento.
Tal como señala The New York Times, en estos poco más de seis meses los populistas se volvieron más fuertes en Hungría y en Polonia y comenzaron a avanzar en Francia e, incluso, en Alemania. Los británicos votaron por salirse de la Unión Europea y Donald Trump fue elegido Presidente de Estados Unidos.
En una entrevista con ese periódico, Hofer dijo que con la victoria de Trump se había borrado cualquier inhibición persistente en los austríacos que impedía que lo respaldaran abiertamente. "Con el triunfo de Trump la barrera se ha soltado un poco", señaló el candidato de 45 años.
Hofer y su partido centran su discurso en el rechazo a la elite, en presentarse como los defensores de la gente de la calle y en poner "Austria y los austríacos primero", un mensaje que ha calado en muchos votantes justo cuando el país recibió a casi 100.000 refugiados en 2015.
El candidato dijo a la BBC en noviembre que nadie debería tenerle miedo como líder. Aunque si bien los musulmanes que viven en Austria son parte del país, ha dicho que el "Islam no es parte de nuestro valores".
Hofer ha insistido que un voto hacia él no será un voto que saque a Austria de la Unión Europea. Precisamente uno de los temas centrales de la campaña ha sido la economía del país, que pese a la creencia popular, goza de un buen momento. Porque con un déficit público del 1% y la tercera tasa de desempleo más baja de la zona euro, Austria se mantiene entre los países más prósperos del continente.
Sin embargo, sólo el 23% de los austriacos confía en un futuro mejor, según un reciente sondeo del Instituto Imas. "Las cosas empeoran cada año", aseguró a la agencia France Presse, Astrid Mayer, directora de una agencia de empleo en Viena.
Uno de los problemas es la tasa de desempleo del 9%, que aumenta debido al retroceso de la edad de jubilación y sobre todo a la presencia de unos 160.000 trabajadores comunitarios, otra consecuencia de la ampliación.
Este es uno de los argumentos que no se cansa de agitar Hofer que ha insistido sin parar en que "los empleos austríacos deben beneficiar primero a los austriacos".
Prometiendo al mismo tiempo el mantenimiento de la protección social, un aumento de las inversiones en infraestructuras y una bajada de los impuestos y cargas sociales, su discurso está calando tanto en la clase media como entre los obreros, según los analistas.
Aunque el cargo es más bien simbólico, el Presidente de Austria sí tiene el poder de disolver la Cámara Baja, el Consejo Nacional y puede convocar a elecciones.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.