Estudios demuestran que hongo impide propagación del cáncer
Sustancia del cordyceps militaris mata e inhibe proliferación de células que originan cáncer de piel.
El cordyceps militaris destaca por su rareza: se trata de un hongo alargado de color naranjo vivo y que crece como parásito en las orugas. Pero estas particularidades escondían un tesoro: en su interior alberga una posible cura contra el cáncer. Así lo cree un equipo de investigadores de la Universidad de Nottingham, en Reino Unido, quienes comprobaron que una sustancia presente en esta especie -llamada cordicepina- tiene la facultad de inhibir la formación de tumores cancerígenos.
Los científicos tomaron células de la piel de ratones y las cultivaron en laboratorio para lograr su multiplicación y adhesión entre sí. Posteriormente las expusieron a la cordicepina y observaron dos efectos. Ante bajas dosis de la sustancia se produjo una inhibición en la proliferación descontrolada de las células, mientras que ante cantidades superiores se interrumpió la aglomeración de las células. Eso significa -indica el estudio publicado en la revista Journal of Biological Chemistry- que la cordicepina interviene en la producción de proteínas en las células evitando que se produzcan estos dos fenómenos, claves en la aparición de tumores cancerígenos, por lo que la aplicación de esta sustancia podría inhibir o detener la aparición de cáncer a la piel.
Para el oncólogo Marcelo Garrido del Centro del Cáncer UC, los resultados de este estudio resultan promisorios. "Las células cancerígenas se multiplican de manera más rápida y la cordicepina podría afectar este mecanismo de manera mucho más notoria. En este sentido, podría ser útil para controlar la proliferación y la invasividad de estas células", explica.
FUENTE DE SALUD CHINA
El género de los cordyceps, al que pertenece el hongo estudiado, tiene 400 especies, de las cuales la más conocida es el cordyceps sinesis, una variedad descubierta hace 1.500 años en el Tíbet y cuya primera referencia de su uso en la medicina china aparece en un tratado del año 1751. Este hongo ha sido utilizado como energizante, antiinflamatorio y también como inmunosupresor para disminuir la probabilidad de rechazo al trasplante de órganos.
El cordyceps militaris saltó a la fama en 1950, cuando investigadores de la Universidad de Glasgow lograron extraer de él la cordicepina, sustancia a la que describieron como un antibiótico. Muchas investigaciones se concentraron en esta propiedad de la cordicepina, pero no fue hasta mediados de la década de 2000 cuando se realizaron las primeras investigaciones sobre las propiedades de esta sustancia para combatir el cáncer.
Según un artículo publicado este año en la revista Food and Medical Toxicology, la cordicepina induce la apoptosis o muerte programada de las células de carcinoma pulmonar. Una propiedad que también fue constatada por la investigación de la Universidad de Nottingham en las células cancerígenas cutáneas. "En las células de cáncer los mecanismos de muerte celular están bloqueados, por eso se dice que son inmortales. Al promover la apoptosis, la droga sería bastante selectiva y se enfocaría principalmente en las células tumorales, discriminando a los tejidos sanos", explica Garrido, quien agrega que esto permitiría diseñar tratamientos contra el cáncer menos tóxicos que los actuales.
Según los investigadores británicos, este estudio permitirá iniciar la identificación de los tipos de cáncer más sensibles a esta sustancia con el fin de crear fármacos especializados.
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