Extranjeros devueltos a sus países en pasos fronterizos aumentan 33% en el último año

PDI informó que, entre enero y septiembre, han reembarcado a 12.655 personas. Subsecretario de Interior afirma que han ?tendido a subir las exigencias? para cumplir la ley de ingresos.




Hace dos semanas, ocho ciudadanos portugueses, de entre 21 y 35 años, se presentaron en las casetas de inmigración del aeropuerto internacional de Santiago. Exhibieron sus documentos a los policías y les relataron que venían a trabajar en una empresa agrícola chilena. Sin embargo, según fuentes de la PDI, debido a elementos faltantes en su documentación, no fueron aceptados y debieron devolverse.

Estas ocho personas se sumaron al listado de lo que la ley migratoria chilena denomina "reembarcados". Se trata de aquellos extranjeros que, por diferentes razones, no son autorizados a entrar a Chile y, en el mismo puesto fronterizo, se les ordena regresar a su lugar de procedencia.

Estadísticas de la Jefatura Nacional de Extranjería y la Policía internacional de la PDI  indican que entre enero y septiembre de 2013, un total de 12.655 ciudadanos de otros países no fueron admitidos en los distintos puestos fronterizos chilenos. Esto implica un aumento de 33,2% respecto de igual período de 2012 (ver infografía), cuando 9.500 personas fueron devueltas. Esta cifra de no admitidos superó a los reembarcados en 2011 (7.936) y 2010 (4.833).

Las principales procedencias de los reembarcados este año son Colombia (5.668), Perú (4.019) y Ecuador (1.368), mientras que el primer país no americano es España (163). En 2012, los ciudadanos de este país que no fueron admitidos en la frontera llegaron a 100.

Paralelamente, el ingreso de españoles en los primeros cuatro meses de 2012, e igual período de 2013, aumentó un 135%: de 931 a 2.191.

Mayor control

Según expertos en migración, el aumento de los reembarcos no sólo se explica porque a mayor número de inmigrantes crecen también los rechazos. Plantean que  el que Chile se haya convertido en un foco de interés para los extranjeros ha ido aparejado de una estricta aplicación de las normativas para ingresar al país. Esto, sostienen estas fuentes, incluye detectar a ciudadanos que podrían estar vinculados a ilícitos.

Paralelamente, el Parlamento tramita un proyecto de ley -enviado por el gobierno- para modernizar y agilizar la inmigración, aumentando las categorías de visas para entrar a Chile.

La subcomisaria Sandra Liberona, jefa del Departamento de Estadística de Extranjería de la PDI, sostiene que "desde hace tres años, la llegada de inmigrantes va en aumento y nuestro control migratorio es exigente, pero acorde a las leyes. Se fiscaliza a todos por igual".

Añade que "las razones más frecuentes para impedir la entrada es la falta de documentación, papeles vencidos o adulterados y, en un grado menor, la existencia de antecedentes judiciales".

Recalca que resulta relevante la breve entrevista que el oficial de la PDI efectúa al posible inmigrante y la detección in situ de situaciones sospechosas.

Un detective del aeropuerto de Pudahuel refiere que, en una ocasión, atendió a un ciudadano de otro país que llegó para conocer "las playas de Santiago", pero sin reserva de hotel ni dirección de familiar. Además, sin contar con dinero suficiente para su estadía. La legislación chilena plantea que "todo turista deberá acreditar, cuando la autoridad policial de frontera lo estime necesario, que tiene los medios económicos suficientes para subsistir durante su permanencia".

Interés en Chile

La cifra de personas rechazadas, no obstante, es baja en comparación con los ingresos. Argentina, por ejemplo, registra un millón 300 mil entradas en 2013 y sólo 103 ciudadanos devueltos.

El subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, asegura que "somos un país de fronteras abiertas, integrado al mundo a través de diferentes tratados internacionales. Y el aumento de nuestras visas regulares es un buen indicador. Pero también somos un país exigente y, en el trabajo con Extranjería, hemos tendido a aumentar los niveles de exigencia para que la ley se cumpla, los plazos se respeten y todos los papeles se revisen y estén en regla".

Según cifras de Interior, los permisos de residencia temporal otorgados a extranjeros han aumentado de 68.539 en 2010, a 105.088 en 2012. Entre 2011 y 2012, los permisos rechazados pasaron de 1.224 a 1.335. "Hay una apertura e interés en venir a Chile, pero, por otro lado, una mano dura respecto de las exigencias, lo que se nota en los permisos rechazados y las expulsiones", subraya Ubilla.

Jaime Esponda, abogado especialista en derecho migratorio y académico de la  Universidad Autónoma, dice que "los no admitidos y expulsados aumentan tal como lo está haciendo el total de inmigrantes, ya que afuera se ve a Chile como un país seguro, con buenas perspectivas de trabajo, salud  e ingresos. Y, frente a esa realidad, hoy existe un mayor celo a la hora de autorizar quién entra y quién no".

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