Felipe Aguilar: "Abrí las puertas del mundo al golf masculino chileno"

El extenso viaje desde Sydney a Santiago no afectó el buen ánimo de Felipe Aguilar. Después de ganar con un tiro de antología el The Championship de Singapur del European Tour (ver infografía) y sumar su segundo título de su carrera en el circuito, el valdiviano llegó feliz a la capital, aunque sin el trofeo.

"Tienen sólo una y la dejan allá. Le pondrán una plaquita con mi nombre y pondrán en el club una foto con ella. Obvio que pediré una réplica", dice Aguilar, que charla con La Tercera acerca de la corona, la de mayor cuantía en su carrera.

¿Qué ha cambiado en lo personal y en su juego desde el título del Indonesia Open de 2008?

Estoy mucho más parejo, más maduro. Quizá miro el deporte con más filosofía, las prioridades van cambiando y eso te ayuda para jugar un golf mucho mejor. Las decisiones son menos emocionales y más con cabeza y eso me ha ayudado a conocerme y a tomar decisiones de entrenamiento, tanto físico como técnico. Técnicamente, estoy mucho más capaz que antes.

¿Qué significa hasta ahora este 2014 en su carrera?

Ha sido bien especial, porque partí en enero con una fractura doble del radio y con la incertidumbre de qué pasará con mi vida deportiva y profesional, sobre si seguiré jugando o no, dependiendo de la recuperación. Después de eso, imagínate ganar los Sudamericanos y de repente en mi cuarto torneo de 2014 ganar en Singapur. Ha sido un año de muy lindas emociones.

¿A qué se deben estos logros? Pasar de una lesión a dos títulos...

La fractura me ayudó porque me desintoxicó del golf. Me dediqué a estar más en casa, con mis niños...

¿A planificar distinto el año?

No, porque tengo ahora un calendario más exigente por los torneos que fallé al principio. Pero ha sido... pucha, ha sido un excelente año sin saber para dónde íbamos.

Al menos este semestre, falta el segundo.

Pero el año ha partido tan bien que es difícil que pueda terminar mal. Quizá no gane o no tenga los mismos resultados, pero el año ya es muy bueno.

¿Qué tiene el sudeste asiático? Indonesia primero, ahora Singapur.

Me ha tratado bien esa zona. Me trata bien la gente, me conocen bastante y hacen que uno se sienta cómodo. Eso ayuda a tener buenos resultados.

¿Hay que acostumbrarse ya a las buenas noticias del golf? Además de usted está Benjamín Alvarado, Hugo León, los chilenos del PGA Latino, Paz Echeverría...

Sí. Creo que la vida de hoy es muy distinta. Los chicos de 13 o 14 años ya están representando afuera a Chile en sudamericanos, mundiales y van agarrando el gusto de competir en el exterior. Ese fogueo les ayuda para tener resultados ahora. Nosotros estamos de pasada, yo llevo 10 años afuera, me quedarán cinco o seis más, después viene Benjamín y la camada tras él es de primera calidad. Tenemos golf de elite en Chile para rato.

Y en esta nueva camada, ¿qué rol cree que le cabe?

Abrí las puertas del mundo al golf masculino chileno, porque antes de mí estuvo Nicole Perrot. Es como decirles "chicos, yo llegué y ustedes también pueden". Ellos me conocen, juego con ellos, saben cómo juego y si llego yo, ellos también pueden.

¿Qué ha cambiado este año en su técnica tras la lesión?

La fractura me dejó más rígida la muñeca y he perdido distancia. Estoy pegando más corto, pero la distancia se irá ganando cuando la muñeca se suelte. Para eso serán varios meses. Incluso, la muñeca me molesta un poco, pero no me inhibe para jugar.

El hoyo 18, ¿fue buena elección o hay azar? (Revisa la infografía del tiro AQUI)

La elección del palo fue perfecta. Meterla a 141 yardas siempre es suerte. Uno puede dejarla cerca, pero meterla tiene una gran cuota de suerte. Después me daré cuenta de lo que hice.

Los dos más grandes torneos del golf chileno son suyos, el oro de Santiago 2014... ¿cree que es el mejor golfista de la historia?

No lo sé, sólo el tiempo lo dirá. Hoy en día sí soy el mejor jugador y el que ha tenido mejores resultados, pero lo del mejor de la historia no me corresponde decirlo. Ojalá lo sea. En el momento del retiro uno puede mirar atrás y ver quién fue para el deporte.