Francis Fukuyama: "En el mundo moderno no es posible contener una crisis de corrupción"

El intelectual dijo a <b>La Tercera</b> que se puede recuperar la legitimidad si la gente sabe que se hizo una "limpieza acuciosa".




Hace 25 años, el autor y cientista político estadounidense de origen japonés, Francis Fukuyama, publicó su ensayo: ¿El fin de la historia?, en el que anunciaba el triunfo de la democracia liberal y la llegada de un mundo post-ideológico. Desde entonces, a través de sus libros, ha analizado a los Estados modernos y sus instituciones. Fukuyama, académico de la Universidad de Stanford, se encuentra de visita en Chile para participar hoy en el seminario de políticas públicas organizado por el banco Santander: "Construyendo confianza para el desarrollo". En esta entrevista con La Tercera analiza la situación en Chile y en la región sobre  la credibilidad de sus instituciones.

¿Cómo se puede recuperar la confianza después de perderla por casos de supuesta corrupción en los que están involucrados el gobierno o sus instituciones?

Creo que el punto de partida es el sistema judicial. Me parece que tanto los medios y el sistema judicial, en realidad, funcionan apropiadamente durante una crisis, porque revelan los problemas y tienen un proceso que está funcionando para castigar a la gente que ha infringido la ley. Si la gente ve que el sistema está funcionando y hay responsabilidad por los actos de corrupción, ese es el punto de partida para la restauración de la confianza.

¿Cuál es el costo que podría terminar pagando Chile ante la creciente crisis de desconfianza ciudadana?

Sé que hay una preocupación general dentro de la elite, respecto a que mucha gente -finalmente- puede estar involucrada en esto. Creo que, en cierta forma, tienes que pasar por este proceso. Hay que dejar que las cosas ocurran al margen de las consecuencias,  es decir, si la gente es culpable tiene que asumir su responsabilidad, aún cuando esto se extienda a bastantes personas de la elite política, porque creo que en el mundo moderno no es posible contener una crisis como ésta y no vas a volver a ganar la legitimidad del gobierno a menos que la gente esté confiada que se hizo una limpieza acuciosa.

En Chile existe un debate sobre cómo controlar el dinero y la política en términos de la transparencia. Sin embargo usted ha dicho que no se puede controlar ¿Por qué?

La transparencia es un comienzo, no es suficiente por sí misma, pero es un comienzo. Así, si los políticos tienen que declarar sus ingresos y hacer públicas las transacciones de las contribuciones de campaña y que todo eso tenga que ser registrado, ese es el punto de partida para reconstruir la confianza en el sistema, pero eso no es suficiente por sí mismo, porque hay muchos países en que se hacen estas declaraciones públicas y hay abusos que no son castigados. Entonces hacer cumplir la ley es, también, una parte importante de una respuesta apropiada ante esto.

¿Cuáles son los riesgos de la influencia que puedan tener los grupos de interés?

Los grupos de interés son parte de la sociedad democrática, porque esa es la forma en que la gente muestra su postura en el sistema político. Pero creo que con el desarrollo del sistema democrático moderno y la profesionalización del lobby ha habido un aumento inmenso sobre la cantidad de dinero que entra a la política. Vemos eso de forma muy clara en Estados Unidos. La cantidad de dinero que entra por el lobby ha aumentado 10 veces y las elecciones son cada vez más caras. Entonces se distorsiona la representación, porque es el más organizado, el que llega a estos grupos, el que finalmente se sale con la suya políticamente. Eso no es saludable para la democracia.

¿Cómo evalúa las reformas del gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet?

Creo que, obviamente, es una decisión que la sociedad chilena tiene que hacer respecto a cómo se expande un paquete de intervenciones estatales. Creo que ningún conjunto de medidas va a funcionar al principio, porque puede que sea muy caro, las cosas pueden que no funcionen y puede que se registren consecuencias contradictorias. Por eso, el sistema tiene que ser flexible para hacer ajustes. Un caso que puedo mencionar es lo que ocurrió con el Presidente Obama, que promovió la reforma a la salud (conocido como Obamacare), que fue el primer esfuerzo real para entregar un seguro de este tipo en Estados Unidos. Es una ley increíblemente compleja y ya tiene consecuencias que no fueron anticipadas. Creo que la idea que puedes tener éxito desde el comienzo es muy ambiciosa. Tiene que haber una modificación constante y, desafortunadamente, considerando que está altamente politizada y polarizada en Estados Unidos es difícil hacer una modificación razonable a la ley. Pero creo que tendrá que ocurrir. Una de las preguntas en cuanto a la reforma educacional chilena, es si el país puede entregar educación pública gratuita hasta la universidad, no sabemos eso. Así que tienen que estar listos para hacer modificaciones, porque en el camino éstas son necesarias.

¿Cree que las reformas pueden ser positivas en el largo plazo, porque existe un temor generalizado en el país a la intervención del Estado en áreas como la educación?

Depende de cómo es interpretado. Si el Estado respalda el acceso, eso es muy positivo, pero si el Estado controla todo el sistema educacional, probablemente no será bueno, porque el sistema educacional se beneficia de la competencia y la diversidad.

¿Cómo evalúa la situación política y económica de Latinoamérica?

América Latina ha tenido un éxito tremendo en la última generación, ha tenido un nivel sostenido de crecimiento económico, que no hemos visto desde la década del 50 y 60. Casi todos los países en la región han disminuido la desigualdad, que ha sido el talón de Aquiles de muchas sociedades latinoamericanas. Ha habido una consolidación de la democracia excepto por algunos lugares como Venezuela, Argentina y Ecuador, que son las excepciones. Creo que hay problemas que son permanentes, como los niveles extremadamente altos de inequidad y el alza constante del populismo. Entonces hay gobiernos relativamente débiles, que son incapaces de hacer cumplir la ley, de entregar servicios, de operar sin corrupción.

En la región se da mucho el clientelismo ¿Cree que esto es uno de los aspectos que se tiene que superar?

Superar el clientelismo está en la agenda. El clientelismo y la corrupción no son lo mismo, pero están relacionados y creo que es el asunto principal en esta región. Tienes a un millón de personas que salió a las calles en Sao Paulo la semana pasada porque están cansados de la corrupción en el gobierno brasileño. Por primera vez tienes movimientos sociales que están luchando contra estas cosas.

¿A qué se debe el surgimiento manifestaciones en lugares como Brasil, Turquía y Hong Kong?

Estas protestas son una señal de una democracia saludable. La democracia no funciona a menos que haya participación de las bases. Creo que estas movilizaciones hacen que se renueve la democracia y da esperanza que se produzcan gobiernos de mejor calidad.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.