Francisco Reyes: "Lo que queda hasta que se esclarece el crimen de Vuelve Temprano es nefasto"

Uno de los grandes misterios de Vuelve temprano era dilucidar qué vio Ignacio momentos antes de su muerte, y qué lo dejó tan angustiado y con ganas de hablar con su mamá.

La respuesta a esta incógnita por fin se reveló anoche, gracias a Manuel Carvacho (Matías Oviedo). El detective le contó a Clara (Amparo Noguera) que Nacho había descubierto que su papá, Santiago (Francisco Reyes), era el cliente vip de la red de explotación sexual de menores.

Reyes, sin querer dar muchas pistas de lo que viene en los próximos capítulos de la teleserie nocturna de TVN, que terminará en los próximos días, asegura que "lo que queda de aquí hasta que se esclarece el crimen es nefasto. Se extremarán todas las emociones".

¿Cómo se puede entender el actuar de Santiago Goycolea?

Es un tipo claramente enfermo e insatisfecho. Él necesita ser admirado y deseado. En las escenas con su cuñada manifestaba un poco ese impulso de tener siempre la atención del otro sexo. También tiene eso de querer tener el control de todo.

¿Qué es lo mejor de interpretar al malo de la historia?

Lo entretenido es el misterio de mi personaje y lo impactante que resulta ser su doble historia. Por un lado, es un hombre muy normal, sin ninguna falla ética muy grave, y de repente aparece con esa tremenda empresa detrás.

¿De verdad siente que Santiago es un hombre normal?

Sí. Para él, la familia es lo más importante. Santiago no puede vivir sin su familia. Todo eso es muy raro y claramente está para el psiquiátrico.

¿Y profesionalmente hablando?

El desafío actoral es mucho más intenso porque requiere de harto trabajo. Si la verdad del personaje se hubiese revelado antes, y hubiese tenido que lidiar con sus dos realidades, habría sido más interesante para mí como actor. Lamentablemente, la estructura dramática decía que la verdad se sabía casi en el final.

¿Cuándo supo que su personaje era un hombre truculento?

Cuando me presentaron el personaje me dijeron que estaba metido en una red de explotación sexual y que su hijo moría a causa de eso. Yo sabía a lo que me estaba enfrentando, pero el resto del elenco no tenía idea.

¿Pero hubo detalles más turbios que los fue sabiendo mientras avanzaban los capítulos?

Sí, hubo muchas cosas que me sorprendieron. La identidad del asesino de Ignacio no la conocía nadie en el elenco.

Un elenco mayoritariamente joven y debutante...

Este fue un excelente elenco. La crisis que vivimos en la mitad (la salida de María Eugenia Rencoret), nos permitió unirnos, conocernos mejor y discutir sobre otros temas. Son cabros jóvenes muy buenos, pero yo sigo completamente vigente (ríe).

¿Cómo manejaron las filtraciones del final?

El canal y la producción se preocupan de que no trascienda ningún tipo de información, pero es muy difícil manejarlo. Hay mucha gente involucrada y siempre hay alguien que abre la boca más de la cuenta.

En ¿Dónde está Elisa? también encarnó al villano...

El personaje de esa teleserie no era un tipo malo, solo estaba errado. No era un criminal. Santiago Goycolea, en cambio, está enfermo y por ahí va la cosa.

¿Siente que las teleseries nocturnas de TVN siempre tocan temas truculentos?

Ha tocado harto esos temas, pero no diría que están agotados. Siento que son temáticas que están en nuestro día a día.

En el equipo, ¿cómo vieron la ventaja que les sacó Las mil y una noches (Mega)?

Es interesante que pasen esas cosas, y que se refresque la pantalla. Uno debe analizar y discutir esos fenómenos, y tratar de entender por qué se dan.

En medio de las grabaciones, Rencoret se fue a Mega. ¿Fue muy notoria su ausencia?

Siento que no. Víctor Huerta era nuestro director y él se quedó con nosotros hasta el final de la teleserie. Si a él también se le hubiese ocurrido irse del canal, habría sido un desastre.

¿Y a usted se le ocurrió irse?

Por ahora no. Todo a su tiempo. Hay que ver cómo funcionan las cosas ahora que el proceso de transición está casi terminado, y cómo TVN se replantea el trabajo de esta área.