Giovagnoli no transa el orden
La metodología del técnico argentino privilegia la repetición de los movimientos hasta obtener la plena comprensión de sus jugadores. En el plano personal, tampoco perdona la indisciplina.
Dalcio Giovagnoli es metódico. Sin caer en la obsesión, como algunos de sus colegas, el técnico de Cobresal se preocupa de corregir cada movimiento hasta que sus jugadores son capaces de reflejar en la cancha lo que les pide en cada una de sus charlas y entrenamientos. Impone la autoridad desde el conocimiento.
El primer técnico argentino en la historia de Cobresal es descrito por sus jugadores como cercano. No rehuye la relación con sus dirigidos, quienes, de todas forman, conocen y respetan lo límites. A Giovagnoli no le tiembla la mano si debe sancionar a algún jugador. Y si debe reprenderlo, lo hace delante del resto del plantel. El mensaje se entiende. Nadie se atreve a desafiarlo.
En la cancha, su equipo se caracterizó por el orden, tal como su metodología. Cada movimiento está previsto, estudiado. Al igual que el de los rivales. El estratega se encarga de revisar detalladamente al rival de turno para preparar sus partidos.
En lo táctico, utilizó frecuentemente una línea de cuatro defensores. Los laterales, Francisco Sánchez y Patricio Jerez virtualmente no salieron del equipo. Más movilidad hubo en el caso de los centrales. Miguel Escalona fue fijo. Alexis Salazar disputó la primera parte del torneo, pero una expulsión le permitió el ingreso a Federico Martorell, quien jugó la parte final. Los carrileros podían desplegarse en ofensiva, pero su prioridad era defender. Jerez sumó, paulatinamente, efectividad en los centros a su dinámica.
En el mediocampo, Juan Pablo Miño y Rodrigo Ureña se transformaron en hombres claves. Nominalmente tenían asignada la función de contener, pero su buena técnica y la libertad que les dio Giovagnoli para utilizarla les permitió transformarse en los iniciadores del juego minero. Hoy, por ejemplo, cuando Barnechea se cerró en su campo, el volante formado en Unión Española y perteneciente a Universidad de Chile se transformó en el desahogo. El capitán Johan Fuentes es el dueño de los balones detenidos y su buena pegada también lo transforma en opción de gol. Víctor Sarabia, quien no fue titular en esta histórica jornada, ofrece características distintas. Es un '10' clásico a quien Giovagnoli le encarga precisión en el pase final.
Matías Donoso es la figura del equipo y el técnico lo asume. Los nueve goles que convirtió en el torneo no sólo lo consagraron como el goleador minero. Además, lo consolidaron como un jugador que entrará en la historia del club. Su potencia y buen juego aéreo le permitieron imponerse ante las defensas rivales. Cobresal juega para él. Pero la presencia de Ever Cantero, quien sólo pudo retornar en las últimas fechas, permitió que Giovagnoli también mostrara su flexibilidad táctica, pues no tuvo problemas utilizar, como hoy, un tridente ofensivo que completó Carlos Escobar
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