Guerras civiles de Siria y Libia agravan el polvorín de Medio Oriente
El recrudecimiento de los conflictos en esos dos países se ha visto ensombrecido por la operación militar en la Franja de Gaza.
Las noticias de los combates, ataques y bombardeos en Gaza e Israel parecen haber monopolizado en las últimas semanas la preocupación del mundo. Eso, pese a que el resto del Medio Oriente sigue siendo un foco de inestabilidad y las guerras civiles han dejado en las últimas semanas igual o más muertos que los producidos en el pequeño territorio palestino de 360 km2. Ese es el caso de los combates en Siria, donde los muertos suman más de 800 desde el martes, y las víctimas se comienzan a acumular en las calles de Trípoli, en Libia, en la descarnada lucha entre milicias, por el control del aeropuerto de la ciudad.
Una clara señal de la violencia, la inseguridad y el desgobierno que se extiende por Libia es la salida frenética de las misiones diplomáticas extranjeras y la evacuación de sus ciudadanos, ante el temor de que se produzca el colapso total de las instituciones. El último país en anunciar la retirada "temporal" de su embajador fue España, ayer, que sigue a las decisiones tomadas por Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Egipto, Italia y Grecia, entre otros países.
La ya deteriorada situación de seguridad se agravó el pasado día 13, cuando las milicias de la ciudad de Misrata, a 200 kilómetros al este de Trípoli, lanzaron la operación para arrebatar el control del aeropuerto internacional de Trípoli, que desde la caída del régimen de Muammar Gaddafi, hace tres años, mantienen las milicias de Zintan, a 170 kilómetros al sudeste de la capital. Desde entonces, al menos más de un centenar y medio de personas han muerto en los combates. También, ayer se registraban combates en Bengasi, la segunda ciudad de Libia, donde islamistas radicales aseguraban haber tomado su control.
La situación ha comenzado a provocar desplazados y sólo entre el martes y ayer, más de 18.000 personas atravesaron el puesto fronterizo de Ras Yedir, en dirección a Túnez.
En tanto, en Siria, los muertos por la violencia en las últimas dos semanas sumaban más de 2.000, y sólo 700 fallecidos entre el martes y el jueves, según el pro opositor Observatorio Sirio para los Derechos Humanos. Así, al menos 49 personas murieron el miércoles, en choques entre combatientes kurdos y del grupo radical Estado Islámico (EI), en la región de Kobani, en la provincia septentrional siria de Alepo.
La semana pasada, unas 300 personas murieron en los combates que siguieron al intento fallido del EI por capturar el yacimiento de gas de Shaer, en la provincia de Homs, bajo control del régimen de Bashar Assad. La más reciente fase del conflicto sirio ha estado marcada por la ofensiva del EI contra las tropas del régimen en tres provincias del país.
En Homs, al menos dos personas perecieron y otras 26 resultaron heridas, por la explosión de un autobomba en el barrio de Uadi Dahab, de mayoría alauita, secta chiita a la que pertenece Assad.
La ONG Human Rights Watch criticó duramente a la Fuerza Aérea siria, por intensificar sus ataques contra la ciudad de Alepo con barriles-bomba, a pesar de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU, en la que pide que detengan los ataques indiscriminados.
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