Hernández: el jugador determinante que debe despertar
De gran campaña en O'Higgins, el volante nacionalizado chileno no despierta del todo en la Roja. El tercer jugador más alto de la selección, superado por Roco y Bravo, cuenta con un arma letal: el cabezazo.
8 de noviembre de 2013. Lugar: Estadio Municipal de La Pintana. O'Higgins, que hacía de local por la construcción del nuevo Estadio El Teniente, recibía a Cobreloa. El partido era cerrado, con oportunidades para los rancagüinos, pero con un Luciano Palos que evitaba sus llegadas.
En eso, a 10 minutos de terminar el encuentro, aparece el determinante del duelo y del campeonato: Pedro Pablo Hernández se eleva por sobre la defensa y conecta de gran manera con un cabezazo potente. Era el 1-0 que les permitía además alcanzar a Universidad Católica como punteros del Apertura.
Al finalizar el encuentro, el volante, nacido en Tucumán (Argentina) —lugar por el cual recibe su apodo de "Tucu"—, advirtió al conjunto entonces dirigido por Martín Lasarte: "Que se preocupe Católica".
Hernández venía de Argentinos Juniors a suplir el lugar que dejó Ramón Fernández, de gran campaña en O'Higgins el 2012, llegando a una final con Universidad de Chile, la que se inclinó para los azules en definición a penales.
Inesperado fue que el "Tucu" reemplazara de gran manera a Fernández, pero el volante llevó esto más allá: se transformó, probablemente, en el jugador más importante en la historia de O'Higgins de Rancagua. ¿Cómo?
La historia se traslada ahora al martes 10 de diciembre de 2013. Los comandados por Eduardo Berizzo lograban estirar la definición a una final tras derrotar a Rangers en un polémico partido. Ahí los esperaba Universidad Católica, en ese entonces dirigida por Martín Lasarte.
El encuentro con los cruzados fue apretado desde un comienzo, pero además tenía una carga emocional gigante: en febrero de ese mismo año 16 hinchas, después de ver el encuentro con Huachipato, fallecieron en la Cuesta Caracoles de Tomé tras caer el bus en el que se transportaban. Por ello el partido con Católica era más que una definición y trascendía al fútbol. El título tenía que ir al cielo.
Ahí, en esa compleja mezcla de emociones, es donde aparece Hernández:
"Un tiro libre cobrado por Yerson Opazo desde la izquierda del ataque rancagüino fue capturado por el mediocampista argentino Pablo Hernández, quien golpeó el balón de volea con la parte interna del pie izquierdo para mandar la pelota a un rincón del arco del portero Cristopher Toselli. Fue el único gol del partido, que terminó valiendo el primer título en 58 años de historia del club rancagüino", relataba La Tercera en su edición del miércoles 11 de diciembre de 2013.
Tras aguantar los embates de Universidad Católica, con un Paulo Garcés brillante conteniendo las llegadas estudiantiles, el árbitro Jorge Osorio pita el final del partido y los hinchas celestes que llenaron una mitad del Nacional (la otra estaba ocupada por hinchas cruzados) celebraron con todo. Los protagonistas del título celeste hablaban con los medios. Berizzo, Yerson Opazo, Julio Barroso, Luis Pedro Figueroa, Garcés, César Fuentes, Pablo Calandria, entre otros, aprovechaban la instancia histórica para dar agradecimientos y dedicarle el triunfo a los hinchas fallecidos. En ello, Hernández, que también habló con la prensa, destacó por una declaración particular, que recogió nuestro diario: "Ojalá me citen a la selección chilena".
Para muchos, a simple vista, Hernández es argentino, pero el oriundo de Tucumán tiene vínculos con estas tierras: su abuela, Adriana Vidal, es chilena, precisamente de Coquimbo. Pedro Pablo le prometió a ella que jugaría por la selección. "La promesa de que algún día jugaría por Chile se la hizo a mi mamá, pero siendo un niño", afirmaba Daniel Hernández, tío del jugador.
Días después del primer título de O'Higgins su promesa se acercaba a materializarse: el cuadro rancagüino informó en su sitio web que el volante "ya es chileno, luego de cumplir con todos los requisitos y trámites legales correspondientes". Semanas después llegó el momento: Sampaoli lo nomina para un amistoso ante Costa Rica.
El partido, que se disputó en Coquimbo el 22 de enero de 2014, concentró las miradas en otro jugador: Miiko Albornoz, quien, a ojos de los hinchas nacionales, era la novedad, por su origen sueco. De hecho, Albornoz anotó el primer gol del encuentro. Sin embargo, la noche estaba inclinada para otro. Hernández, al igual que en ese cerrado duelo contra Cobreloa, anotó de cabeza y en dos ocasiones. Al celebrar uno de los tantos apuntó al cielo, recordando a su abuela, que falleció hace 15 años.
Sin embargo, de ahí en adelante a Hernández, cada vez que ha vestido la camiseta roja, se le ha visto más contenido, manteniendo su posición en cancha, quizá para liberar a Vidal en ofensiva o para no desordenar la idea del director técnico. Tuvo la gran oportunidad de destacar al suplir al volante del Bayern Munich en la semifinal de la Copa América Centenario ante Colombia, pero una dura entrada de dos jugadores cafeteros le impidió continuar.
Pese a sus estadísticas en la Copa Confederaciones, con gran porcentaje de precisión de pases (93% ante Alemania en fase de grupos y 96% ante Portugal según Datafactory), hay hinchas que esperan más de Hernández. El peso de la camiseta 10, usada por Jorge Valdivia durante los últimos procesos en la selección, es otro elemento con el que el "Tucu" tiene que cargar (probablemente la tiene asignada más por protocolo Fifa que por su estilo de juego).
Esos hinchas que esperan más de él, desean que Hernández, tal cual como ante Cobreloa o Universidad Católica, se anime y rompa un partido cerrado, como lo podría ser la próxima final ante Alemania. Y, al ser el menos conocido de todos, así como cuando llegó a suplir a Ramón Fernández a O'Higgins, pueda ser el factor sorpresa determinante que concluya en un desenlace histórico.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.