Huellas de erupciones en el Caulle generan interés turístico
Visitantes nacionales, extranjeros y científicos visitan las marcas geológicas de las erupciones volcánicas de 2011 y 1960.
"No llevábamos ni seis meses operando cuando nos reventó el volcán en la cara". Así relata Cristian Baumeister, socio de Patagonia Expeditions, quien cuando el Caulle hizo erupción en 2011 recién se instalaba en Anticura con sus cabañas. A muy poca distancia de la erupción vivió esta experiencia extrema y pese al riesgo que corrió de perder su inversión, vio una alternativa turística en las huellas que dejó el fenómeno volcánico. "Una vez que disminuyó la alerta roja, empezamos a llevar gente para que vieran esta transformación y quedaban fascinados. Ahí vimos la oportunidad de desarrollar esta ruta como un foco turístico, y transformamos ese desastre natural en un atractivo turístico para la región", señala Baumeister.
Así nació la ruta geológica Cordón Caulle, la que comienza en Anticura y que sólo se accede caminando o a caballo hacia los faldeos del volcán Puyehue, para luego internarse en senderos de bosques de coigües, tepas y ulmos para llegar a la zona noroeste del cordón. La zona aún guarda las huellas de la erupción de 1960 (luego del terremoto de Valdivia), que se suman a la erupción de 2011: un nuevo cráter de 2,3 kilómetros de extensión, fumarolas aún encendidas, ríos de lava solidificados, bosques e, incluso, glaciares cubiertos de cenizas, forman parte de una panorámica única.
Carlos Rojas, geógrafo de la Universidad Austral, señala que el Caulle es el lugar donde más recientemente las fuerzas endógenas del planeta han estado actuando y por lo tanto, "es posible encontrar testimonios físicos sobre la actividad volcánica, su repercusión en el paisaje y la formación de rocas, material que sale por primera vez a la superficie de la tierra".
Interés de los turistas
Muchos extranjeros llegan a la zona buscando los baños del Caulle, los que quedaron sepultados bajo las cenizas en 2011. En el lugar se informan sobre la ruta geológica y se deciden a explorarla como alternativa. Entre los turistas nacionales, José Ignacio Puentes, ingeniero comercial de Santiago, señala que la experiencia en el Cordón Caulle fue única y reveladora, con un gran contraste entre el bosque y el paisaje volcánico. "La tierra se rompe en un punto, pero es una zona extensa donde se abren distintos cráteres, el agua brota como géiseres y salen gases en varios puntos. Se puede aprender geología y ver las distintas capas de material de cada erupción", puntualizó.
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