Isabel Allende: "El error de Lagos fue lanzar su candidatura sin avisar a nadie"
La senadora devela su evaluación de la fallida postulación del ex mandatario Ricardo Lagos. Y apunta como una de las debilidades clave de esa candidatura que el ex presidente sorprendiera a la directiva PS -que ella lideraba- con su interés de repostular a La Moneda.
- ENTREVISTA COMPLETA 55:49
- SITUACIÓN ACTUAL DEL PS 02:23
- ¿EL PS ES CULPABLE DE TENER DOS CANDIDATOS OFICIALISTAS? 01:21
- BAJADA DE RICARDO LAGOS 01:47
- DESAPEGO DEL PS CON RICARDO LAGOS 02:40
- ¿SE DECLARA "GUILLERISTA"? 00:47
Han sido varias semanas de silencio de la senadora y ex presidenta del PS Isabel Allende. Hoy, aborda en extenso la fallida candidatura del ex Presidente Ricardo Lagos y afirma -sin tapujos- que se declara "guillierista".
¿Por qué decide cambiar su circunscripción? Usted es senadora por la III Región y va a la reelección por la V Región, que tiene un valor simbólico, porque es la región en la que su padre fue senador.
Cuando me presenté de candidata a senadora por la Región de Atacama dije que iba a ser por un solo periodo. ¿Por qué? Porque siempre pensé que con eso iba a cerrar mi ciclo parlamentario. Pensaba que me iba a retirar de las lides parlamentarias, no de las lides políticas, pensaba en quizás trabajar a través de la fundación. Pero cambió el sistema binominal y la gente socialista empezó a llamarme: concejales, consejeros, presidentes comunales, regionales, alcaldes, etc. "Isabel, tienes que venirte para acá, los socialistas hace muchos años que no votan por un socialista". Y consideré que era un tremendo desafío. Estoy convencida de que quien quiera que sea el presidente o la presidenta el próximo periodo se requiere tener un mayor número de parlamentarios. A eso le agrego el factor emocional. Para mí, en lo íntimo, es muy bonito cerrar mi ciclo -ahora sí va a cerrarse- con llegar donde Salvador Allende fue senador.
¿No pensó reelegirse por Atacama?
No fue una decisión fácil la de irse. Los cinco o seis primeros años fui mucho y aprendí a amar el norte, la gente es muy esforzada, la vida es más dura en el desierto, pero tiene un componente muy notable, de desafío. A mí me gustó mucho y fui muy presente. Todo lo que han sufrido, que ha sido tremendo. Tengo que reconocer que cuando asumí la presidencia del PS, en un periodo bien complejo, empecé a recorrer el país, estaba en una etapa de precandidatura presidencial, empecé a ir menos a mi región. Me duele, lo reconozco, y el hecho de que aceptara este desafío -voy menos, eso es indesmentible- no significa que abandoné la región.
Se ha dicho que las encuestas le son esquivas…
Llevo un mes empezando a recorrer y puedo decir que tengo un piso, una base muy notable para empezar. Se ha despertado el socialista que quiere votar por socialista. Y también, digámoslo, ese allendista, que se siente emocionado.
Ha guardado silencio en estos meses. ¿Cómo ve la situación del PS?
He guardado un respetuoso silencio, porque me parece que cuando asume una dirección, lo lógico es que sea la nueva dirección la que tiene que salir a hacer las declaraciones, a tomar las decisiones. Mi último periodo fue intenso, hubo decisiones difíciles, como mi no candidatura presidencial. No hubo primarias, se apoyó a Alejandro Guillier. Hoy día, el partido está en otra, con mucha claridad. Tiene que seguir jugando este rol, articulador dentro de la Nueva Mayoría.
Es ese el rol que ahora está en entredicho...
Hoy día, el partido está unitariamente detrás de la candidatura de Guillier. Son muy pocos los que pueden estar dolidos en sus casas. Diría que casi la totalidad del partido está detrás de una candidatura. Para nosotros es muy importante. No es ganar por ganar. O algunos dicen por conservar pegas. Tenemos la convicción de que hay reformas profundas que se iniciaron en este gobierno que tienen que continuarse, mejorarse, pero que van en una línea correcta.
No pocos responsabilizan a la directiva del PS de la situación de quiebre de la Nueva Mayoría. ¿Hasta qué punto su partido tiene responsabilidad en que existan dos candidatos oficialistas?
Hay responsabilidad de todos los partidos. Por supuesto, hay responsabilidades colectivas, puede que uno tenga un poquito más que otros. Digamos las cosas cómo fueron sucediendo. Lamentablemente, el Presidente Lagos no quiso participar de una primaria, por lo tanto, Carolina Goic dijo que no iba a ir sola frente a Guillier. Uno lo puede entender y hay que ponerse en el zapato del otro. Era difícil para ella y, por lo tanto, quisiera leer esto con dolor, por un lado, porque nunca me había ocurrido en 28 años que tuviéramos dos candidaturas presidenciales, pero no lo miro como quiebre, esa es la diferencia. Yo hubiese preferido una primaria, una candidatura, una lista parlamentaria, un programa común.
Goic y Guillier se han negado a hacer un pacto de segunda vuelta...
Es natural que en un momento de competencia surjan diferencias, algunas palabras más, algunas menos, pero lo miro como algo razonable, porque tienen que diferenciarse, pero no tengo ninguna duda de que nuestro sentido de mirada de país nos va a llevar a decir 'aquí todos juntos' para enfrentar lo que considero que sería un gobierno de Sebastián Piñera, que para mí es retroceso. Uno puede entender lo que está haciendo Carolina Goic, que es unir el partido tras suyo, intentar este camino y, por lo tanto, dejar que se despliegue y ya veremos el resultado. Mi convicción es que va a ganar Alejandro Guillier y todos juntos nos vamos a alinear detrás y vamos a pasar a la segunda vuelta.
Si le hubiese tocado conducir ese comité central cuando se decidió respaldar a Alejandro Guillier, ¿también lo habría hecho con voto secreto?
No, yo hubiera propuesto un voto abierto. La gente hoy día está reclamando mucho más transparencias y eso, en ese sentido, se ve mejor que la gente defendiera su voto. Pero también se ha hecho caricatura, porque también el voto es secreto en cualquier lado y eso no significa que, por favor, no sea democrático.
¿Usted en lo personal intuyó que el Presidente Lagos bajaría su candidatura si es que el PS no lo apoyaba?
Sí, tenía la percepción de que si en ese comité central no salía victorioso, él iba a bajar su candidatura, sí. Eso no era para mí una sorpresa. Tenía la convicción de que el Presidente Lagos, a su vez, había llegado a la convicción en el modelo que él tenía, lo que él pensó cuando yo creo que lanzó su candidatura, que la lanzó, además, un poco sorpresivamente en septiembre, sin avisar, sin tener ningún diálogo con las directivas, nada; yo era presidenta del partido y en ese entonces incluso era precandidata...
¿Ese fue un error?
Fue un error. Y creo que de cierta manera él lo reconoce. Porque uno no lanza una candidatura sin tener una conversación previa con la dirección de los partidos. Incluso, teniendo en el caso del partido de elite una precandidatura digamos. Yo misma me vi sorprendida y sentí que yo tenía ese doble rol: era candidata y era presidenta del partido, que debía haber conversado con la directiva de ese partido. Pero él tenía un diseño y al final el diseño no resultó ser lo que él creyó. El diseño era que si a él lo apoyaba el PS, si al él lo apoyaba el PPD, era posible que también hubiese, cosa que era cierta, que algunos sectores DC, recordemos a Andrés Zaldívar, a Jorge Burgos, a Gutenberg Martínez, estaban hablando de que Ricardo Lagos, un hombre de Estado, que era el hombre que se necesitaba para un momento como ese. En fin. Entonces él en su diseño pensó que teniendo estos apoyos e incluso con la DC, podría ser una candidatura muy potente que fuera capaz de competirle a Sebastián Piñera.
¿Qué falló?
Una de las fallas que hubo en ese diseño es que no se dieron cuenta los que diseñaron esa estrategia que el país había cambiado. Y lo que el país estaba queriendo eran otro tipo de liderazgos, y la prueba está en que hoy día emergen liderazgos que eran impensados hace un tiempo y que provienen del mundo de la no política. Vienen del mundo de las comunicaciones, otros mundos... En ese sentido, quizás la sociedad cambió y ese diseño hubiese sido posible si lo miramos de una manera un poco estática. Pero hemos cambiado. Ahí es donde hubo una falla y eso permeó no solo a la sociedad, también a los propios militantes si hay que reconocer la verdad. No todos, más bien la gran mayoría socialista, estaba pensando en otra candidatura con estas características y no en la candidatura de Ricardo Lagos.
¿Estaban pensando en Guillier?
Estaban pensando en Guillier, derechamente. Eran unos pocos que tenían más bien la idea de decir: no, aquí se requiere una persona como Ricardo Lagos, por las razones expuestas, pero al no producirse aquello, al no generar el apoyo del PS que ese diseño ya no dio lo que él pensaba y, además, a esa altura las encuestas comenzaron a mostrar que Ricardo Lagos no solo no creció, sino que fue disminuyendo. No creo que disminuyera porque el PS no lo apoyó, no. Empezó a disminuir porque este fenómeno es el que no se midió, pero en cambio se nota en las encuestas. Es decir, que la gente estaba por otros rostros, por otras caras, por otros liderazgos. Evidentemente de otras generaciones y con otras características.
¿Y eso la llevó a usted misma a resignar su candidatura?
Quiero desmentir a aquellos que dicen que a mí me bajó Ricardo Lagos. Eso no es cierto, yo soy una persona que ya tiene demasiados años para que tenga que venir una persona a bajarme. Lo que es cierto es que al inicio pensé que íbamos a estar un tiempo más largo los dos corriendo, para que un poco también las encuestas fueran diciendo otra cosa. No supimos medir que la ciudadanía había cambiado, que el militante había cambiado, que el dirigente había cambiado y que quiere un nuevo rostro, otros liderazgo, de otra proveniencia, con otra trayectoria.
Y usted se explica la fractura del PS con Lagos solo por este signo de los tiempos o usted cree que hay razones más profundas de este desapego?
Con Ricardo Lagos ocurrió esto que he dicho: un fenómeno que la gente estaba cansada de estos antiguos liderazgos o el cansancio de ver a estos rostros que se la jugaron y que tuvieron un rol fundamentalísi- mo para recuperar la democracia, el dedo, pero ellos querían otras cosas y, por otro lado, aquí viene la parte justa e injusta. A Ricardo Lagos le cargaron las cosas que no fueron buenas, como un Transantiago o el interés que llegó a tener un CAE, la gente, como ocurre en estos casos, fue rememorando lo malo y fueron dejando atrás algunas cosas que creo que fueron muy potentes y, bueno, más este ambiente muy contrario, como a decir todos estos antiguos liderazgos son todos iguales, todos nos empezaron a envolver, digamos, en esta situación que fue generando este clima.
¿Ha vuelto a hablar con el ex presidente?
No, no he vuelto a hablar. Creo que él salió herido y es razonable, porque era como un poco doloroso para un ex presidente y una persona de su estatura, que tiene el reconocimiento internacional, de muchos que saben el aporte que hizo... Otra cosa es que los militantes tuvieran la convicción de que no era la persona adecuada para el momento adecuado, esa es la verdad, eso es lo que sentía el militante y creo que lo siente hasta el día de hoy.
¿La supervivencia de la Nueva Mayoría no valía haber apoyado a Lagos, porque si se hubiese apoyado al ex presidente probablemente estaríamos en unas primarias...
Hay gente que piensa que no va a haber un reencuentro, pero soy de las que creen que sí va a haber. Se llamará de otra manera, tenemos que generar esas bases programáticas comunes, hay mucha coincidencia evidente que entre Carolina Goic y Guillier no son tantas las diferencias, por algo hemos sido parte de la misma coalición, con el mismo gobierno y hemos estado apoyando las mismas políticas, digamos, con matices o no. Es duro decirlo, pero Lagos no era el candidato competitivo, entonces uno puede decir, probablemente, el liderazgo de Lagos es el mejor liderazgo, en eso de estatura de jefe de Estado, pero las elecciones se tienen que ganar, las elecciones se ganan.
A veces uno no se presenta en una elección para ganar. Uno se presenta quizás para instalar una idea, para defender una historia....
También es cierto, y Lagos ha hecho una contribución muy importante. Creo que los dos candidatos van a tomar parte muy importante en su programa. En parte sí, uno hace una candidatura por estar, pero también en un momento histórico como el que estamos viviendo, es algo más que solamente poder presentar ideas importantes de futuro. Es también decir necesitamos tener una candidatura competitiva, porque si no le vamos a regalar el gobierno a Piñera.
¿Y le llamó la atención estos laguistas que se juntaron con Carolina Goic esta semana?
No, la verdad es que son unos laguistas, todos muy respetables, pero son más bien académicos intelectuales más que activos militantes. No están en el ejercicio activo, ninguno de ellos está en el ejercicio activo de la política. Son referentes de reflexión, pero no son gente que esté en el mundo de la militancia, de la acción política.
¿Se declara guillierista a esta altura?
Sí, sí, sí.
¿Le sorprende que Goic no marque en las encuestas?
Me sorprende. Es bien talentosa Carolina, la he visto en el Senado y de verdad uno esperaría que tuviera un mayor repunte. No sé a qué atribuirlo. Pero siempre dije: 'Respetemos lo que la DC tome como decisión, como pido el mismo respeto al PS', no entremos a las calificaciones, porque no son saludables las presiones, uno no puede estar diciéndole a un partido hagan esto o por qué no la bajan, eso es el colmo. Veo a Carolina muy decidida a llegar a la primera vuelta, está jugada a la unidad de su partido, y creo que legítimamente tiene todo el derecho a pensar que de aquí a agosto puede crecer, porque en política no se puede saber todo.
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