Jefa Area de Demografía y Población de Celade: "El rol del supervisor será vital para corregir cualquier debilidad de la capacitación"
Desde la división de población de la Cepal advierten que la capacitación de los censistas debió ser más extensa. Apuntan a que el país está preparado para un censo "de hecho" y son optimistas con el operativo de hoy.
Tras asesorar al INE durante todo el proceso del Censo 2017, hoy el equipo del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (Celade) estará en terreno observando el operativo censal que se desarrollará en todo el país. En este sentido, desde la institución reconocen que tras el fallido Censo de 2012 -que en su oportunidad evaluaron negativamente- prefieren ser cautelosos con las expectativas, aunque son optimistas. Aun así, Fabiana del Popolo, jefa de Demografía e Información sobre Población de Celade, entrega algunas advertencias en relación a la capacitación y al piloto realizado en noviembre pasado.
¿Cuáles son sus expectativas para el censo de hoy?
Si bien nuestras expectativas son positivas, hay que ser cautelosos, porque luego de lo que sucedió con el Censo 2012 el INE tuvo que hacer todo un trabajo de reconstrucción que no fue menor, de equipo y confianzas. Nosotros, que hemos estado acompañando este proceso, que parece simple, pero es complejo, esperamos que todo salga bien, pero no caeremos en eso de que será "el mejor de la historia".
¿Por qué pasar a un censo "de derecho a uno "de hecho?
Nuestra recomendación fue que se hiciera un censo de hecho principalmente porque el país tenía experiencia en hacer este tipo de censos y porque, como aparentemente una de las fallas que tuvo el Censo de 2012 tuvo que ver con el tema de la cartografía, seguir con un censo de derecho hubiera complejizado aún más este. Si había experiencia, era lo más recomendable. Ahora, obviamente que el próximo censo puede pensarse en uno de derecho.
Según las recomendaciones internacionales, el piloto del censo de hecho se debe realizar un año antes del operativo y acá se hizo cinco meses antes…
Así es, no se hizo con esa antelación y por eso el INE lo llamó "ensayo", precisamente para evaluar los procedimientos. Obviamente, creemos que hubiese sido ideal hacerlo un año antes, sin duda, pero en este caso, dado que el cuestionario se redujo y no se agregaron preguntas que tuviesen desafíos conceptuales o metodológicos que requirieran una evaluación muy específica, no debería generar mayor problema. Pero sí, lo ideal hubiese sido un año antes. Ahora, hay otros detalles.
¿Cuáles?
Por ejemplo, la necesidad de una capacitación un poco más extensa a los censistas y supervisores.
¿Era vital que la capacitación durara al menos cuatro horas? ¿Puede eso entorpecer en alguna medida el proceso, a su juicio?
Sí, consideramos que, efectivamente, el tiempo mínimo tenía que ser de cuatro horas y sabemos que en algunos casos eso se redujo.
¿Cómo esperan se subsane eso?
La apuesta es que el rol del supervisor será vital. Confiamos en la buena capacitación del supervisor para poder corregir en terreno cualquier debilidad que pueda haber quedado en el proceso de capacitación. Pero sí, nosotros coincidimos en que la capacitación debiera haber sido de cuatro horas.
¿Qué puede quedar fuera de una capacitación en menos tiempo?
Nosotros participamos en las capacitaciones, y en dos horas y media el capacitador alcanza a brindar todos los elementos necesarios. Lo que quizás faltó tiempo es para hacer trabajo práctico, porque ahí surgen más cosas y eso no se alcanzó. Pero sí se transmitió el conocimiento básico.
Participaron activamente en la elección de las 21 preguntas. ¿Creen que faltó alguna?
El INE estuvo acertado en ver, en conjunto con nosotros, que las preguntas sean sí o sí fundamentales para los diseños muestrales de las encuestas de hogares. Entonces los marcos muestrales se van a poder actualizar. Además, este censo es fundamental para poder construir las estimaciones de población y esas preguntas están.
Se ha criticado que no haya preguntas de discapacidad...
Sí, pero ahí se buscó un equilibrio técnico y político que es correcto, a nuestro juicio.
También ha salido el tema de la orientación sexual...
Ese es un gran tema, el año pasado tuvimos una reunión en Panamá con todos los institutos de estadísticas de A. Latina y esto surgió y aún está en discusión. Evidentemente, los censos se tienen que ir actualizando a las realidades sociales, pero eso requiere todo un trabajo de discusión conceptual, pruebas, etc. y este tipo de preguntas están en el debate, así como hace 15 años empezó el debate de cómo incluir la identificación étnica, que requirió todo un trabajo de discusión para llegar a consensos. Lo mismo ocurrió con discapacidad, no es que de un día para otro se decide incluir preguntas, y por eso este tema de la diversidad sexual será para la ronda 2020.
¿Se podrá avanzar hacia censos vía registros administrativos u on line? ¿Puede ser este el último de este tipo en Chile?
No, creo que aún no hay que jugársela con eso, pero sí es un tema en debate. De hecho, en la última reunión de la Conferencia de Estadísticas de las Américas fue tema. Quienes están más entusiasmados con esto son Brasil y Colombia, pero paradójicamente no son los que necesariamente tienen los mejores registros frente a otros como Chile y Uruguay, que tienen mejores registros y, sin embargo, son más cautelosos. Es un tema que no se puede obviar, pero no es para decir que este será el último censo de esta forma. Lo más probable es que el Censo de 2022 sea convencional.
¿Con qué porcentaje de cobertura y omisión se puede catalogar este censo como exitoso?
Vamos a hacer el mismo tipo de análisis que se hizo para el de 2012. La calidad del censo no pasa únicamente por un porcentaje de omisión, porque, de hecho, en el Censo 2012 no tuvo un problema de cobertura terriblemente baja, sino que el porcentaje de omisión era muy elevado en algunas comunas, y la gracia del censo es que se puede desagregar a nivel de comunas y manzanas. Entonces el censo puede tener un porcentaje de omisión de 8%, pero si eso se da de manera sistemática por comunas, podemos andar bien. Pero si tenemos un 6% de omisión, pero algunas comunas con un 20% de omisión, estamos mal.
Pero con una omisión más menos similar por comunas...
Chile ha tenido porcentajes de omisión en torno al 4% en algún censo, entonces, claro, si ronda el 5% podríamos andar bien.
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