La asamblea constituyente al archivador

La presidenta electa resolvió enviar en el segundo semestre de 2014 una "reforma total" a la Constitución, que será sometida a tramitación en el Congreso. Si bien la mandataria pretende generar instancias de participación para escuchar opiniones de la ciudadanía, el itinerario previsto deja fuera de competencia, por ahora, la posibilidad de generar un "poder constituyente" distinto al Parlamento.




A partir de enero, los partidos de la Nueva Mayoría reactivarán las rondas de consultas con constitucionalistas para analizar los caminos hacia una nueva Carta Fundamental.

La DC nombró una comisión de expertos y el PPD ha invitado a especialistas a su comisión política. También abordarán el tema en sus encuentros nacionales previstos para enero y lo propio hará el PC este fin de semana, en el marco del comité central convocado para sellar su incorporación al gobierno de Michelle Bachelet.

En medio de esta discusión, los promotores de la campaña Marca Tu Voto iniciaron una nueva fase de su arremetida en favor de una asamblea constituyente, mediante la recolección de firmas. ¿Su objetivo? Presionar a la mandataria electa en esa dirección.

El lobby de partidos y organizaciones en uno y otro sentido, sin embargo, tiene poco margen. En privado, Bachelet ya tomó una decisión sobre el tema con sus asesores programáticos y resolvió un itinerario para abordar su reforma más ambiciosa, señalan diversas fuentes del comando. Un diseño que, contrario a los intereses de los sectores más de izquierda de la Nueva Mayoría, pone como primera opción el envío al Congreso de una "reforma total" de la Constitución en el segundo semestre de 2014.

Algunos personeros de la aún oposición afirmaron a Reportajes que la reforma sería presentada en el Mensaje Presidencial del 21 de mayo.

La decisión de Bachelet, sin embargo, ha sido mantenida con un manto de misterio por razones estratégicas, dicen.

En el programa de gobierno, presentado en octubre, sólo adelantó que el procedimiento para la Constitución debía ser "institucional, participativo y democrático". Igualmente, en los últimos meses, la hoy mandataria electa había expresado comentarios genéricos, a ratos ambiguos, sobre el mecanismo y solía decir que no descartaba ninguna opción.

No obstante, días antes de la segunda vuelta presidencial, en el debate de Anatel, Bachelet dio una pista clave: "Vamos a enviar en el segundo semestre del año 2014 un proyecto de nueva Constitución. No tenemos mayoría en el Parlamento para eso. Esperamos que en algunos temas que son muy relevantes podamos contar con el apoyo no sólo de la Nueva Mayoría, sino de otros parlamentarios".

Si bien la presidenta electa recalcó que su idea es asegurar la participación de la ciudadanía en ese debate -en la oposición se habla de diálogos ciudadanos, consejos comunales o instancias de carácter consultivo-, la definición dejaba automáticamente fuera de competencia, en una primera etapa, la posibilidad de una asamblea constituyente, al trasladar la discusión al Parlamento.

A diferencia de otros mecanismos participativos, la asamblea constituyente reemplaza en esta tarea al Congreso y debe estar dotada de facultades para que sea "constituyente" y no un mero órgano propositivo.

En el último debate de la Archi, el 6 de diciembre pasado, la ex jefa de Estado entregó otra clave. "Tampoco queremos pasarnos los cuatro años discutiendo el mecanismo, sino que adoptar un mecanismo rápido, legítimo, democrático y participativo", dijo.

Las señales de Bachelet inquietaron a algunos sectores, donde fueron interpretadas de diverso modo. Incluso, algunos creían que tal vez la ex gobernante dejaba abierta la puerta a una reforma puntual de la Constitución para incluir el mecanismo de la asamblea.

Fue el jefe de la comisión Nueva Constitución del comando de Bachelet, Francisco Zúñiga, quien despejó las dudas. El abogado precisó a Reportajes que las palabras de Bachelet no tienen una segunda lectura y adelantó que se priorizará una "reforma total" a la Constitución. "Se va a remitir un proyecto de reforma total de la Constitución al Congreso Nacional", dijo el abogado constitucionalista ligado al PS.

Quienes conocen los pormenores de las definiciones que se han adoptado en el entorno de la mandataria electa señalaron que esta vía implica aceptar los quórums que fija la Constitución (72 diputados y 23 senadores para algunos capítulos y 80 diputados y 25 senadores en aquellos temas más complejos) y renunciar, aunque sea momentáneamente, a otras soluciones para cambiar el texto fundamental, como pueden ser el plebiscito y la propia AC.

Zúñiga había sido el principal promotor de la fórmula que terminó imponiéndose, y que difundió previamente en varias entrevistas y escritos. Y a pesar de que el equipo de juristas del comando propuso ideas distintas y alternativas, finalmente la fórmula que prioriza la vía del Congreso quedó plasmada en la propuesta que el equipo constitucional le hizo llegar a Bachelet en septiembre pasado. Sólo en caso de fracasar ese camino, la comisión proponía buscar la alternativa de un plebiscito o referéndum para que el "pueblo arbitre las diferencias". En ese documento, al que tuvo acceso Reportajes, no aparecía ni siquiera mencionado el concepto de "asamblea constituyente".

Si bien la fórmula final quedó con un margen de ambigüedad en el programa, a juicio de juristas que participaron de ese debate, el sentido es el mismo: un procedimiento institucional, participativo y democrático. "La Presidencia de la República y el Congreso Nacional deberán concordar criterios que permitan dar cauce constitucional y legal al proceso de cambio", dice el programa.

El equipo conducido por Zúñiga comenzó su trabajo desde antes de las elecciones primarias. Según comentan algunos participantes de esas conversaciones, el mecanismo para definir la Constitución fue abordado sólo en las primeras sesiones y no se volvió a hablar más del tema en el resto de la campaña presidencial, según coinciden algunos asistentes a las reuniones de trabajo. La labor del equipo se concentró en establecer propuestas pensando en una reforma total, lo que quedó establecido luego en el programa.

Otra señal de que la posibilidad de una asamblea constituyente quedó en el archivador es que algunos abogados explican que si Bachelet hubiese querido este mecanismo, no tendría sentido plantear en su programa un conjunto de cambios a la Carta Fundamental.

En la comisión Nueva Constitución, la asamblea constituyente tampoco tuvo más de dos opiniones a favor. Incluso, Fernando Atria (PS), a quien se consideraba como uno de los ideólogos de esa vía, en sus últimos escritos se ha inclinado por el plebiscito.

Algunos abogados que colaboraron con el comando, en tanto, afirman que la razón para que Bachelet haya mantenido cierta cuota de misterio al insistir en que no descarta ningún mecanismo -pese a que el camino por el Congreso ya está definido- responde a una estrategia para "amedrentar" con el fantasma de la AC a quienes se oponen a las reformas en caso de fracasar la vía legislativa.

En los partidos políticos, en todo caso, aún no toman nota de la vía elegida por Bachelet. Con algunas disidencias internas, sólo el PPD, PR y el MAS habían apoyado hasta la semana pasada la AC, mientras que el PC apuesta a una instancia consultiva como una "asamblea ciudadana", y la DC y el PS creen en el camino del Congreso.

Frente al nuevo escenario, el presidente de la DC, Ignacio Walker, aseguró que "lo principal es que tengamos una nueva Constitución, que goce de legitimidad suficiente". Mientras, su par del PS, Osvaldo Andrade, validó al Congreso como "el camino democrático, participativo e institucional" en caso de ser esa la fórmula para abordar la reforma.

En tanto, el timonel del PPD, Jaime Quintana, afirmó que "desde el Ejecutivo, antes del envío del proyecto, se puede generar participación y también en la discusión misma del Congreso".R

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