La curiosidad llegará a Marte
Curiosity es el nombre del moderno, costoso y pesado robot que la NASA piensa lanzar el 25 de noviembre con dirección al planeta rojo, en busca de señales de vida.
¿Que la curiosidad llegó a Marte?
Bueno, no todavía, pero llegará pronto y sin costarle la vida a ningún gato, ya que va sin tripulación humana ni animal. Es que la agencia espacial estadounidense, la NASA, está en plenos preparativos para enviar el próximo 25 de noviembre a Marte el vehículo robot más caro y más grande hasta ahora, con la misión de explorar señales de vida pasada en el planeta rojo.
El robot explorador, llamado Curiosity, albergará el laboratorio móvil más complejo enviado hasta ahora a Marte: el Laboratorio Científico Marciano (MSL), y está preparado para partir con la misión de investigar si hay condiciones ambientales para la vida -así sea de microbios- en el vecino planeta.
La partida está programada para las 10:21 am el 25 de noviembre desde la Estación de la Fuerza Aérea de Cabo Cañaveral, en la Florida. En caso de algún contratiempo, la NASA se ha fijado un plazo hasta el 18 de diciembre para el lanzamiento.
Curiosity, que pesa casi una tonelada, se construyó a un costo de US$2.500 millones. Lleva una serie de instrumentos de análisis y cámaras de video para examinar el suelo, las rocas y la atmósfera del planeta. La nave recorrerá 570 millones de kilómetros durante unos ocho meses y medio, para aterrizar en su destino en agosto del 2012. Nada más el aterrizaje se espera que sea espectacular, con una cápsula en forma de raviol que se abrirá para dejar salir al robot.
Largo y pesado
En una primera etapa, Curiosity examinará el cráter Gale, al lado sur del Ecuador del planeta, durante unos dos años. Allí hay distintas clases de suelos y una pequeña montaña que le darán la oportunidad de trepar y analizar muestras a diferentes alturas.
El científico Ashwin Vasavada, Segundo al mando del proyecto MSL, llamó a Curiosity una "máquina del sueño de un científico". En declaraciones a AFP agregó que es "el explorador científico más capaz que hemos enviado".
Por su parte, John Grotzinger, otro de los científicos del proyecto, explicó a la agencia EFE que la parte del cráter donde se posará Curiosity "tiene una abanico fluvial probablemente formado por sedimentos arrastrados por agua". Se cree que las capas de la base de la montaña contienen arcilla y sulfato, ambos materiales formados con agua.
"Gale nos da una excelente oportunidad para analizar varios entornos potencialmente habitables y su contexto para entender un largo registro de la evolución temprana del medio ambiente del planeta", aseguró Grotzinger.
Curiosity aventaja a sus predecesores en tamaño y peso: es el doble de largo y cinco veces más pesado que Spirit y Opportunity. Por si fuera poco, será el robot con mayor capacidad científica que ha enviado la NASA.
Consideraciones económicas
La NASA considera que se trata de una misión difícil y arriesgada, ya que el peso del robot resulta algo excesivo para aterrizar con un paracaídas. Pero la imaginación ilimitada de sus científicos ha ideado un sistema para darle la vuelta… no al robot, sino a ese inconveniente. De más está decir que el riesgo es para la máquina, por lo cual esta curiosidad no matará a ningún gato. Pero hay que proteger, ahora más que nunca, la gran inversión económica.
Y una prueba del peligro que corre Curiosity es el reciente fracaso de la sonda rusa Phobos-Grunt, que se dirigía precisamente a Marte y ahora amenaza con estrellarse contra la Tierra.
El robot se desprenderá primero de la estructura en la que viaja, que lo protege como si fuera un huevo dentro de un cascarón. Después, se encenderán unos propulsores en la plataforma descubierta para reducir la velocidad. El descenso propiamente será por una especie de grúa con unas cuerdas.
Sus seis ruedas y el sistema de suspensión harán que tome su lugar justo antes de aterrizar, luego de lo cual, a través de un largo brazo robótico y cámaras, investigará la superficie marciana.
Curiosity es sin duda un prodigio de la ciencia contemporánea y una muestra del ingenio de sus fabricantes en medio de la adversidad de los recortes presupuestales y la crisis económica global. Por no mencionar las puertas que abrirá a nuestra curiosidad sobre el mítico planeta rojo. Vale decir, será la mitad del camino de exploración de Marte, que comenzó en 1976 con la llegada del Viking y podría alcanzar la etapa de una misión tripulada, quién sabe, en la década del 2030.
Prácticamente se han perdido las esperanzas de encontrar vida en Marte -con no poca malicia podríamos decir que para fortuna de los marcianos- pero el objetivo no es ese sino, como se dijo al principio, buscar señales de que alguna vez hubo. Y de que pudiera volver a haber vida, con una colonia terrestre, si los niveles de radiación lo permiten.
En la agencia espacial hay la esperanza de que Curiosity dure más de los dos años para los que fue diseñado, aunque dado el gran avance científico que representa, se calcula que obtendrá mucha más información que otros robots, como Viking.
Entre otras cosas, Curiosity podrá convertir gases en sólidos para su estudio a través de un equipo de tres espectrómetros. Eso dará una idea más clara de si alguna vez hubo vida en el cuarto planeta del sistema solar.
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