La deuda del hospital de Cañete
A un año de su inauguración, la comunidad mapuche y los funcionarios del centro de salud consideran que no se ha cumplido el anhelo de convertir al hospital en el primer centro médico intercultural del país.
La promesa de construir un hospital intercultural con espacios que integren una atención respetuosa de las tradiciones de la cultura mapuche, son anhelos alejados de la realidad. A un año de la inauguración del Hospital Intercultural Kallvu Llanka de Cañete, continúan los cuestionamientos de que el recinto realmente se incorpore a la comunidad mapuche, tal como fue acordado en los dos últimos gobiernos.
A este escenario se suman hechos que han agitado el ambiente en la localidad de la VIII Región. El último acontecimiento estuvo marcado por la renuncia del director del hospital, Iván Vallejos, quien habría dejado el cargo molesto por la reacción de la comunidad tras un incidente en que un machi reclamó por una supuesta ofensa de parte de una doctora, la que será trasladada a otro recinto.
El director del servicio de Arauco, Víctor Valenzuela, explica que situaciones como éstas se generan por el poco conocimiento que los médicos tienen de la cultura mapuche. "Decir que el 25% de los funcionarios está capacitado, sería una exageración. Una de nuestras preocupaciones es la capacitación, porque no puede haber ninguna persona que trabaje en el hospital -desde un auxiliar al director- que no entienda la cultura mapuche", dice Valenzuela.
El vicepresidente del Colegio de Médico de Concepción, Germán Acuña, trabaja en el hospital de Cañete, institución que atiende a 50 mil personas al año. Y, a juicio de su experiencia, "hay colegas que no han tenido ninguna capacitación, otros que dijeron que su inducción fue un asado y un recorrido por consultorios. La preparación no es la más adecuada para los médicos, teniendo una universidad en la zona que dicta un diplomado de interculturalidad (U. Católica de la Santísima Concepción)", comenta el médico. Agrega que ha sido testigo de ciertas diferencias al interior del hospital, ya que una autoridad estatal, como un intendente, no recibe el mismo trato que un lonko o un machi. "Personalmente, le he avisado al director del hospital cuando ha acudido el lonko más anciano de la comunidad y nadie ha bajado a saludarlo. Eso refleja que no hay una comprensión de la visión mapuche", sostiene.
También, añade que el recinto no cuenta con agentes de medicina mapuche y que lo más cercano son los dos "facilitadores" que se encargan de guiar al comunero cuando surge algún problema o no entienden las instrucciones, además de derivar a pacientes a machis en caso que sea necesario.
El asesor del Consejo de Lonkos, Iván Llanquilef, respalda esta opinión. "A los facilitadores le falta un rol más presente, ellos están desde hace mucho tiempo trabajando ahí, pero tampoco ha habido renovación en ese sentido", cuenta Llanquilef, quien relata que, bajo la administración anterior se acordó una coadministración del recinto junto con la comunidad autóctona y un modelo de salud que integrara la medicina mapuche. "Hay un enorme divorcio entre la comunidad y el hospital. Eso no facilita el diálogo intercultural. Hoy día es un nombre, no hay voluntad ni ejercicio. Lo que hay que hacer es acercar el hospital hacia donde trabajan los agentes de salud mapuche", agrega.
El ex ministro de Salud, Jaime Mañalich, y bajo cuyo período se inauguró el recinto, asegura que el modelo dual de atención quedó reglamentado y que "si eso no está ocurriendo, es algo que se debería preguntar a las autoridades responsables".
CRÍTICAS Y AVANCES
Por su parte, el director del servicio de salud de Arauco, Víctor Valenzuela admite que "tenemos que reorganizar lo que constituye la interculturalidad, establecer confianza, buscar espacios de conversación, porque además son 211 comunidades y 156 asociaciones indígenas, y algunas veces con opiniones divergentes".
El director (S) del Hospital de Cañete, Enzo Rozas, también reconoce que la interculturalidad es un tema que no se puede lograr en meses o en un año, y que están en un proceso de definición. "Ha habido avance en la reconstrucción de confianzas, y aunque el contexto lo ha retrasado, por lo menos se está abordando el tema cada vez más", agrega Rozas.
Sin embargo, el doctor Acuña manifiesta que en los últimos meces no se han visto avances. "La sala de parto que tenía una aproximación a la de los mapuches, hoy no existe", y agrega que no hay farmacias que tenga una unidad de hierbas medicinales para las comunidades o un box habilitado para el componedor de huesos. Y aunque existen un box de hierbas medicinales, no hay ninguna persona a cargo que haga uso de éstas, para tratar a los pacientes del hospital.
El director (S) de hospital responde a las críticas manifestando que se está avanzando con distintas pertinencias interculturales como habilitar una casa de acogida para pacientes rurales, implementación de posiciones de parto y el procedimiento de la entrega de placentas, una tradición importante en la cultura mapuche. "Esperamos que en noviembre o diciembre pueda recibir su placenta la primera mujer mapuche", afirma Rozas.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.