La fórmula de los colegios municipales que tienen lista de espera para matricularse
Mientras los establecimientos municipales pierden alumnos, en Ñuñoa y Providencia hay sobredemanda. Buena administración y destinar los fondos sólo a educación son parte de las claves del éxito.
Mientras la merma de alumnos en colegios municipales se vuelve una tendencia en el país, hay algunos establecimientos que logran revertir la fuga de estudiantes y se convierten en un foco de atracción para las familias.
Recintos de comunas como Ñuñoa, Providencia y los establecimientos bicentenario son algunos de los ejemplos que se escapan de la norma y concentran una sobredemanda de matrículas debido a sus buenos resultados académicos.
Para el director del Centro de Políticas Comparadas de la U. Diego Portales, Ernesto Treviño, dicha situación se explica porque estos "municipios suelen tener más recursos y prestigio, por lo que son atractivos para las familias de la misma comuna y de otras. Al no tener cupos para todos deben discriminar". Según la Ley General de Educación (LGE), los colegios pueden seleccionar sólo a partir de séptimo básico.
La Corporación de Educación de Ñuñoa, que administra 19 colegios con más de 12 mil alumnos, enfrenta una sobredemanda de matrícula desde hace más de una década. Su jefe de Educación, Raúl Fernández, explica que "es común que se den listas de espera de hasta 20 alumnos por cada nivel, los padres vienen hasta la corporación para ver si se abrió un cupo".
Es más, tal ha sido el exceso de demanda en la comuna, que las autoridades se han visto obligadas a aumentar los cupos en colegios como el República de Siria y Augusto D'Halmar. Sin embargo, en otros como el República de Costa Rica -pese a la sobredemanda- no han podido hacerlo, por problemas de espacio.
LA FORMULA
Destinar los montos de las subvenciones escolares exclusivamente a los colegios y una buena administración, son parte de las estrategias que utilizan dichos municipios.
Es el caso de Providencia, que cuenta con 13 colegios y con más de 12 mil estudiantes. "Los montos por subvención se invierten en los recintos, no hacemos uso para otros ítems, y son los directores los que deciden qué hacer con éstos", explican desde la Corporación de Educación de la comuna, por medio de un comunicado.
Liceos como el Carmela Carvajal, de Providencia, no sólo se financia vía subvención, sino también el municipio aporta recursos adicionales al presupuesto destinado a los recintos educacionales de la comuna. El aporte alcanza al 20% del total de las arcas, según informaron desde la corporación.
Ambas comunas cuentan con una tasa de asistencia cercana al 90%, los dineros obtenidos por subvención son más altos y pueden, con ello, lograr el autofinanciamiento, explica Treviño. "Para que un colegio pueda ser viable requiere un número mínimo de 600 estudiantes. Con este volumen de recursos y buena administración, incluso, podría generar excedentes".
Es el caso de Ñuñoa. La administración es descentralizada y cada director es autónomo en el recinto. El control pasa por colocar metas. "Si se cumplen, les damos un bono. En 2013 sobrepasó los $ 500 millones y todo eso se financia con subvención, no con dineros extras", cuenta el encargado Raúl Fernández.
A esto se suma la calidad de los docentes que contratan.
"Sólo el 15% de los municipios cuenta con personal calificado para administrar los recintos. Es difícil conseguir esto en regiones, la mayoría del recurso humano se concentra en la capital", aclara Treviño.
En Providencia, un profesor de media con título comienza ganando $ 830 mil.
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