La frágil política espacial chilena

Mientras Chile evalúa su institucionalidad, Perú lanzará el satélite más potente de la región y Argentina ya los fabrica. La Fach tiene un plan para reemplazar al Fasat-Charlie, pero el gobierno señala que el tema no es urgente.




En los últimos 34 años se han creado tres comisiones asesoras presidenciales para poner en órbita la política espacial chilena. La última es un Consejo de Ministros para el Desarrollo Digital y Espacial, que se constituyó en agosto y cuyo segundo encuentro está programado para mañana.

Entre las misiones de este consejo figuran evaluar las necesidades satelitales del país y determinar si es necesario contar con un segundo satélite, lo que significa continuar con uno de observación como el Fasat-Charlie o adquirir uno de telecomunicaciones, que asegure la conectividad en todo el territorio, o simplemente suplir las necesidades satelitales con la compra de servicios a otros países.

La vida útil del satélite chileno expira en 2016. En junio, la Fuerza Aérea de Chile (Fach) realizó una presentación ante la Oficina de la ONU para Asuntos del Espacio Ultraterrestre sobre la contribución del aparato, donde mencionó a sus posibles sucesores, uno de observación para 2017 y otro de telecomunicaciones (2020).

El Grupo de Operaciones Espaciales del organismo precisó que son fechas tentativas y que no obedecen a proyectos en curso, pero sí conforman una "propuesta de desarrollo espacial de largo plazo". Asimismo, afirmaron que "desde el punto de vista de los sistemas satelitales se debe tener continuidad en el tiempo.  "La capacidad espacial de un país está ligada a contar con satélites propios, lo cual permite autonomía en la operación y obtención de información", dice el grupo a cargo de la operación del Fasat-Charlie.

Contraste vecinal 

La propuesta de la Fach choca con la realidad nacional, donde todavía se busca dotar a Chile de una institucionalidad, la que además contrasta con el escenario vecinal (ver infografía) donde ya se ha superado esta etapa. Incluso, Argentina ya ingresó al selecto grupo de países fabricantes de satélites, con la construcción del Arsat-1, aparato de telecomunicaciones que pondrá en órbita el 16 de octubre.

Mientras se materializa el lanzamiento, lo más probable es que la institucionalidad en Chile vuelva a cambiar y el consejo de ministros -creado en el gobierno anterior- sea reemplazado por una nueva figura, la cuarta en la historia espacial chilena. El mismo consejo revisará si se continúa con el actual modelo que nació vía decreto supremo o se reformula. Además, la Secretaría General de la Presidencia (Segpres) ya tiene en su poder un anteproyecto del diputado DC Ricardo Rincón (ver recuadro), que busca crear la Agencia Chilena del Espacio, un organismo autónomo y no de carácter asesor, al que se evalúa  patrocinarlo, según confirmó la cartera.

Mala evaluación

En mayo pasado, el ex subsecretario de Telecomunicaciones, Jorge Atton, señaló a La Tercera que cuando asumieron el gobierno no existía una institucionalidad espacial de largo plazo, de ahí que el gobierno de Piñera elaborara un plan 2014-2020.

Desde la Subtel, donde se está coordinando la política espacial, acusan a su administración de poner fin a la institucionalidad, al trasladar la Agencia Chilena del Espacio (una comisión asesora presidencial), desde el Ministerio de Defensa al de Economía. La institucionalidad muere -dicen- cuando en 2011 no se le da fondos a esta comisión.

La Subtel agrega que la política 2014-2018 "es un discurso comunicacional y formal potente", pero sin consistencia, pues no se consultó a todos los actores, entre otros factores.

Sobre el futuro de la política espacial,  reconocen que es un tema muy importante, pero desde el punto de vista de la agenda pública no es urgente.

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