La historia de los empresarios chinos de la Operación Heidi
Gui Ling Tang y Jing Shan Huang son indagados por obtención de servicios sexuales de menores.
Durante 14 días permanecieron en prisión preventiva en el penal Santiago 1. Compartieron la misma celda y pasaron los días sólo con la compañía de un televisor de 12 pulgadas, que un reo les vendió por $ 150.000. Ambos nacieron en la sureña ciudad china de Canton y se dedican al rubro de la comida oriental, pero hasta la noche del 15 de noviembre, prácticamente no se conocían. Es la historia de Gui Ling Tang (59) y Jing Shan Huang (42), ciudadanos chinos nacionalizados chilenos que son investigados como parte de los 12 clientes de la supuesta red de explotación sexual infantil que investigan la PDI y la Fiscalía Sur.
De acuerdo a los antecedentes de la investigación, ambos se habrían relacionado con menores de edad que trabajaban en los prostíbulos y, según la fiscalía, algunas de las víctimas los reconocieron como clientes habituales de la red. La fiscalía también cuenta con escuchas telefónicas como evidencias contra ambos.
Según cuentan cercanos, las diferencias entre ambos se manifiestan en el ámbito empresarial. Mientras el más joven de ellos es dueño de dos restaurantes de comida china ubicados en Independencia y Las Condes, y ya piensa en exportar vino chileno a su país de origen, Gui Ling es maestro cocinero de un local de comida oriental que arrienda en el barrio Franklin y que mantiene junto con su esposa y dos hijos.
No maneja el idioma español y esta dificultad hizo que Jing Shan pidiera a Gendarmería autorización para ser intérprete entre él y su abogado.
"Los ciudadanos chinos tienen eso de que se preocupan mucho de sus ancianos. Shan vio a este otro compatriota de más edad que no habla español, entonces se preocupó bastante. De hecho, Shan le servía de intérprete en las entrevistas con su abogado", contó el defensor público Juan Pablo Gómez.
Y esta preocupación quedó de manifiesto el martes pasado, cuando Shan rechazó ser trasladado de penal, pese a las amenazas de otros reos, porque el cambio de penal no incluía a Gui Ling.
"No me extraña. El acá siempre ha ayudado desinteresadamente a trabajadores y se preocupa bastante de ellos", dijo Bernardino Novoa, administrador de uno de sus locales. Horas antes de que la Corte de Apelaciones de San Miguel revocara la detención del empresario y lo dejara con arresto domiciliario, Novoa lo visitó junto a familiares en el penal Santiago.
"Cuídame el negocio", fue el mensaje del empresario a su administrador.
Los inicios
Novoa conoce a Shan desde que era adolescente y cuando ayudaba en la cocina de un pequeño restaurante de comida oriental de Vitacura. Shan llegó a principios de la década de los 80 a Chile, con 15 años, junto con su madre y sus hermanos. Su padre lo había hecho tres años antes. Sus inicios como empresario fueron vendiendo comida china en distintos supermercados y, posteriormente, abriendo pequeños locales en Vicuña Mackenna y Recoleta. Sus conocidos agregan que fue uno de los pioneros en instalarse con comida china en poblaciones de la capital.
Añaden que conoció a su esposa en un local de juegos electrónicos y con ella tuvo dos hijos. Shan permanece con arresto domiciliario. En su círculo cercano cuentan que el empresario está más tranquilo. Ya ha conversado lo ocurrido con su esposa y, por de pronto, no podrá viajar a China junto con su familia durante las vacaciones.
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