La intensa historia de rebeldía que Castillo ha protagonizado en la UC

El delantero es el mejor proyecto del club, pero desde cadetes ha enfrentado conflictos, como no querer dejar la barra. Además, no ha logrado ser titular y convive con la ansiedad de emigrar.




Desde que Juan Antonio Pizzi hizo debutar a Nicolás Castillo (el 10 de abril de 2011), el delantero de Universidad Católica ha vivido una intensa carrera, en la que sus deseos por triunfar y cumplir sus deseos lo han enfrentado a más de un problema. Ahora, incluso sus compañeros lo han frenado.

Castillo comenzaba a afirmarse en el primer equipo cuando Mario Lepe decidió mandarlo de vuelta a cadetes. "Era muy inmaduro e inquieto", explicó una vez el DT, sin confirmar si era cierto que había comenzado con irresponsabilidades como llegar tarde a los entrenamientos.

Y en cadetes protagonizó su primera rebeldía. Desde los siete años que asistía a la barra, lo que mantuvo en las inferiores. Y fue difícil que entendiera que no podía seguir asistiendo a los duelos del primer equipo junto a los barristas, considerando que comenzaba a ser conocido y se podía involucrar en conflictos.

Después, Castillo volvió al primer equipo a marcar goles a nivel nacional e internacional. Así, el año pasado, en Cruzados rápidamente lo catalogaron como uno de sus principales jugadores para vender al extranjero, con un piso de tres millones de dólares. Napoli se interesó, pero decidió esperar hasta después del Sudamericano Sub 20.

En el Sudamericano fue una de las figuras de la clasificación chilena, pero a su regreso a la UC no encontró la titularidad que esperaba. En ese momento, el técnico Martín Lasarte explicó que "sé lo que da y conozco su ansiedad. También está ansioso por jugar en el exterior. Eso ocurrirá, pero tiene que estar tranquilo".

Y es que desde que apareció en el fútbol profesional, el atacante tiene como único objetivo jugar en Europa y lo antes posible.

Pero Universidad Católica, junto con la aparición de más interesados y los goles que marcó en el Mundial, subió el precio del pase hasta llegar a los US$ 8 millones que pide ahora. Una cifra que ha frustrado las negociaciones y que provocaron la nueva "rebelión", de Castillo.

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