La íntima celebración del camarín de la "U" luego del clásico

Los azules festejaron al ritmo de Nicky Jam tras vencer a la UC. Los aplusos se los llevó Mathias Corujo con su golazo.




El camarín número 1 del Estadio Nacional se cierra por unos minutos. Ya ingresó Mathias Corujo, el último de los jugadores de la U que permanecía todavía en la cancha tras la victoria en el clásico universitario, De pronto, un aplauso atronador llena ese ambiente íntimo. Todos felicitan al charrúa, uno de los héroes de la jornada en Ñuñoa, quien tímidamente devuelve tanto cariño con una sonrisa. Todo un sello suyo.

Se apagan las palmas, pero  el lugar está lejos de silenciarse. Paulo Magalhaes, el DJ del plantel, le pone play para oír Travesuras, una de las canciones favoritas del plantel. Al ritmo de Nicky Jam, se multiplican los saludos y palmazos. Hasta Marcelo Salas aparece por el lugar para participar aunque sea un rato del festejo merecido del grupo encabezado por Lasarte.

"Todavía no hemos ganado nada. Pero éste fue un paso clave", arenga José Rojas, que saluda a uno por uno a sus compañeros. Guzmán Pereira lo recibe arriba de una camilla, donde le practican masajes para bajarle un poco la contractura que viene arrastrando desde el duelo con Palestino y que ayer lo obligó a salir de la cancha en el segundo tiempo.

Sólo la aparición en muletas de Sebastián Ubilla pone la nota dramática del festejo. Muchos salen a su paso a consolarlo y a desearle una pronta recuperación. El Conejo es uno de los jugadores más queridos dentro del camarín y por eso su lesión golpea duro.

El saludo del presidente Carlos Heller desde Estados Unidos, donde estuvo viendo en terreno la participación de uno de sus caballos, saca más de una sonrisa y también un pedido especial. "Queremos premio triple", le mandan a decir al unísono, medio en broma, medio en serio.

Y mientras Nicky Jam sigue  retumbando en el camarín sur, el plantel vuelve a sellar el pacto que se fijó después de la caída en el Monumental. "No podemos dejar escapar esto que nos ha costado tanto", se escucha en el lugar, que lentamente comienza a vaciarse. Martín Lasarte se despide de cada uno con una sonrisa de satisfacción como hace mucho no se le veía. Afuera los familiares esperan a sus hérores. Toca festejar.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.