La UC se sobrepone y cierra su semana feliz

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Los cruzados se impusieron ante Cobresal, aunque sin hacer un buen partido. El juez del encuentro fue protagonista: Debió expulsar a Noir.




La Universidad Católica volvió a sumar tres puntos. Cobresal fue la nueva víctima, aunque la faena no estuvo exenta de complicaciones. Tras un primer tiempo de magro rendimiento individual y colectivo, los de Mario Salas batallaron para quedarse con un triunfo que ratifica el alza en su rendimiento.

Las cosas no empezaron bien para los cruzados. Emiliano Astorga dio una nueva muestra de su sapiencia. No se complicó la vida y estableció el orden defensivo como primera regla para su equipo. Con cuatro en el fondo y tres en la contención, el bloque posterior nortino fue impenetrable para los cruzados, que se vieron particularmente erráticos sobre la cancha de El Cobre. Sobre todo Buonanotte, llamado a conducir el fútbol estudiantil, pero que sucumbió a la marca personal de Cabión, que lo siguió a todos lados y coartó sus libertades.

La UC no tuvo el ritmo de siempre. La presión alta y constante, una de sus características diferenciadoras, fue una utopía en El Salvador. Por el contrario, como pocas veces, el bicampeón esperó a su rival, que tuvo el control del juego y con la velocidad de sus hombres de ataque se generó con justicia las mejores acciones de peligro.

Pese a eso, las complicaciones que tienen a Cobresal en el fondo de la tabla acumulada se notaron. El equipo, poco acostumbrado a tener el protagonismo, equivocó en demasía el camino en el último tramo de la cancha y malogró varias cargas realizadas con tiempo y espacio.

El panorama cambió cerca del final de la primera mitad, cuando las descoordinaciones del fondo cruzado propiciaron el solitario ingreso de Israel Poblete. Fue la apertura de la cuenta y el inicio de otro partido.

En el complemento la UC ya no esperó. Adelantó sus líneas y rápido acorraló a los mineros. Así, comenzaron a llegar las ocasiones de gol y el dominio de los santiaguinos empezó a hacerse evidente. Luego, el juez del encuentro, Rafael Troncoso, adquiriría protagonismo. A los 58' debió expulsar a Noir por un vulgar combo sobre Jerez. Ni el árbitro central ni ninguno de sus colaboradores vio o quiso ver la agresión del transandino que, tras librarse de la roja, tres minutos más tarde le dio el pase a Buonanotte para que igualara el marcador con un golazo de globito. La (falta de) decisión del juez condicionó por ende el encuentro y el resultado.

En los minutos finales el partido se abrió. Ambos elencos imprimieron vértigo a su juego y, con el ímpetu de buscar la victoria, aparecieron los espacios.

En ese momento del compromiso, los cruzados fueron más. Los laterales ahora sí pasaban, las transiciones de defensa a ataque comenzaron a hacerse a la velocidad que se exige en Primera División y, sobre todo, los rendimientos individuales del bicampeón mejoraron considerablemente. Kalinski recuperó el protagonismo y empujó al equipo hacia adelante. Buonanotte ahora tenía más libertades y Silva, aunque sin suerte frente al arco, puso su voluntad y sacrificio al servicio del equipo para arrastrar marcas y abrir los espacios.

Cobresal también lo intentó, pero no tuvo la jerarquía que sí tuvieron los estudiantiles para no perder la calma y mantener la compostura cuando el tiempo moría.

Así, Germán Lanaro logró romper el equilibrio tras un rebote de Cuerdo y le dio tres puntos a la UC. Un triunfo que les sirve para escalar en la tabla y ratificar que el mal inicio de año quedó atrás. Porque, aunque sigue muy lejos de los puestos de avanzada, demostró que, tal como en 2016, también puede ganar sin hacer un gran partido.

Cobresal, en tanto, se hunde cada día más. El fondo de la tabla acumulada para su lugar este semestre y, tras cada partido, la Primera B se les aparece como una pesadilla que cada vez se vuelve más real.

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