Las jugadas de los tres ministros más populares del gabinete

Golborne ficha a Jordán, arma  guión de mineros y coquetea con la UDI, Lavín se alista para gran reforma en Educación e invierte todo su capital y Hinzpeter patenta la nueva derecha y redobla ofensiva por seguridad.




El sábado pasado, tras asistir al Consejo Directivo Ampliado de la UDI, en las Termas de Cauquenes, el ministro Laurence Golborne se reunió con dos viejos amigos. Se trataba del ingeniero comercial de la Universidad Católica y ex director de Quiñenco, Matko Koljatic, y el ingeniero civil industrial de la misma casa de estudios, Rodrigo Jordán.

La reunión esta vez no tuvo un carácter social. El ministro más popular del gabinete (91% de apoyo, según Adimark) trabajó con los ingenieros en la creación de un relato atractivo y "aleccionador" del rescate de los 33 mineros. A Jordán, que no logró ser contactado por La Tercera, lo había conocido en la UC y lo eligió por su ascenso al Everest en 1992 y los cursos que imparte de Innovación y Liderazgo en las universidades Católica y Adolfo Ibáñez. A Koljatic, en tanto, por su experiencia en seminarios de negocios y su trabajo como director de la Fundación Rescate, que ayuda a padres de niños con autismo.

El debut del "libreto" fue estrenado el miércoles 3, en la Universidad Adolfo Ibáñez: ante cerca de 500 estudiantes relató detalles inéditos del rescate. Días antes había aparecido por twitter en otra causa popular, como apoyar a Harold Mayne-Nicholls.

Las solicitudes para dictar charlas en otras 10 casas de estudios en Chile y las invitaciones a centros en EEUU e Inglaterra forman parte de la plataforma del ministro para capitalizar el rescate y un factor para fichar las asesorías informales de Jordán y Koljatic. A su equipo también se han sumado otros colaboradores con los que no contaba el 11 de marzo. Uno de ellos es Vasco Moulian, quien le ha aconsejado no fichar en partidos políticos y mostrar en público sus emociones.

KARAOKE EN CONSEJO UDI
Golborne llegó el fin de semana pasado al consejo de la UDI como un "ministro de la casa". No sólo por sus lazos de amistad con el empresario José Antonio Guzmán y el embajador Darío Paya. El titular de Minería había pedido dormir una noche con los dirigentes en las Termas de Cauquenes -"me tenté con la fiesta", les dijo- y ser el último en intervenir la noche del viernes 6.

Al iniciar su exposición, realizada en power point, Golborne reparó en que los encargados de poner los nombres de las autoridades en las sillas habían errado en el suyo: "Mis asesores me recomendaron por meses cambiarme el nombre, y justo cuando ya no es necesario, ustedes me lo cambian", afirmó, desatando carcajadas.

Eran pasadas las 23 horas y tras cinco minutos en que mostró gráficos del sector minero notó que la audiencia perdía interés. Entonces puso a prueba lo que suele señalar como una de sus ventajas en política: hacer "virajes de laucha" y cambiar el foco de conversación de un momento a otro e improvisar. Fue lo que hizo. "Esto es una lata, hablemos de política", afirmó el secretario de Estado en pleno discurso, trasladando luego su intervención a la superación de la pobreza y explicando cómo el rescate podría permitir a la derecha sintonizar con un lugar electoralmente esquivo: el norte del país.

Golborne también se refirió al concepto de "nueva derecha" que había acuñado en la víspera el ministro Rodrigo Hinzpeter. La idea generó anticuerpos en la UDI, en la medida que instalaba el gobierno de Piñera como un punto de partida y dejaba la labor del partido en un segundo plano. Golborne planteó su propia tesis: "La nueva derecha, amplia, ligada a los sectores populares, comenzó en 1999 con Joaquín Lavín", dijo entre aplausos.

Minutos más tarde pidió a los encargados del hotel que le llevaran una guitarra. Con los dirigentes entonó la canción Libre, de Nino Bravo, y sumó varios temas al repertorio, que iban desde Quilapayùn hasta rock latino. En paralelo, el timonel Juan Antonio Coloma le agradecía el respaldo a dos ministras del partido: la vocera Ena von Baer y la titular de Vivienda, Magdalena Matte, con quien estuvo en terreno esta semana y la defendió ante la interpelación que prepara la oposición. Cuando un dirigente cantaba a Elvis Presley bailó rock & roll con Matte y así estuvo hasta las cuatro de la madrugada.

Golborne esperó que llegara Hinzpeter para retirarse del cónclave, al día siguiente. Al verlo, el jefe de gabinete le dio explicaciones por haber señalado en la víspera en Revista Capital que no le parecía "justo" que tomara la posta presidencial. "¿Tú viste la entrevista?", le preguntó el titular de Interior. "Si la vi, ¿tú viste mi respuesta?", señaló el ingeniero. "La pregunta es si se ganó (la opción presidencial) y digo me encantaría...", alcanzó a decir Hinzpeter antes que Golborne le respondiera con un palmetazo en el hombro: "Relájate".

La escena terminó con un abrazo de los ministros y con el guiño de un ojo de Golborne a Víctor Pérez, quien miraba el saludo a metros del lugar. En los días posteriores comentaría que el jefe de gabinete tiene un problema de fondo: su falta de espontaneidad, que, a su juicio, quedó reflejada cuando asistió a un programa de Aldo Schiapacasse.

HINZPETER
En el consejo ampliado de la UDI, la mañana del sábado, el ministro Rodrigo Hinzpeter dio una serie de argumentos para explicar por qué a su juicio había comenzado a surgir una nueva derecha a partir del gobierno de Sebastián Piñera. Partió diciendo que la agenda del sector debía incorporar la problemática de los pueblos originarios, los derechos humanos, el medioambiente y entremezclar el mercado con la justicia, sin dejarse arrastrar por la "amnesia". No terminó ahí. El titular de Interior llamó a construir una nueva mayoría, recordando que la derecha había perdido 21 de las 22 elecciones realizadas desde 1989 y que ahora, tras el gobierno de Sebastián Piñera, debía proyectarse por otros tres perìodos en el poder.

Finalizada su intervención, Jovino Novoa tomó la palabra. De acuerdo con varios asistentes, el senador señaló que la nueva derecha había surgido con la vocación popular de la UDI, de trabajar en poblaciones, de disputar sectores propios a la izquierda, y que justamente esa labor era la que había llevado a Piñera a La Moneda. Sólo hizo una mención a los temas enumerados por el ministro, los que calificó de interesantes, para luego afirmar que el gobierno iba a ser juzgado por el proyecto político que le presentó a la ciudadanía en la campaña, que ese plan no podía darse por superado si aún no estaba cumplido y que la medición no iba a estar ligada a ser más o menos "verde".

Hinzpeter abandonó el cónclave de la UDI sintiendo que, pese a la crítica de Novoa y otros dirigentes de la UDI, había logrado instalar el concepto de la nueva derecha. Se trataba de la misma semana en que el ministro Laurence Golborne había desplegado una mediática agenda, marcada por una visita a regiones, y el momento en que el jefe de gabinete quería instalar un concepto al que había dado vueltas en sus conversaciones con Piñera. Para el ministro, era importante instalar un concepto y construir un "relato" de la derecha y el piñerismo, del cual él es el máximo exponente en el gabinete.

El concepto de Hinzpeter está inspirado en el "nuevo laborismo" de ex primer ministro británico Tony Blair, quien a mediados de los 90 se distanció de la izquierda sindical que dominaba al partido y apostó por un discurso socialdemócrata capaz de seducir a los electores de clase media.

Para el ministro -según su círculo cercano- es importante ser reconocido como un dirigente político "que se preocupa de las ideas". Sus colaboradores celebran que haya logrado instalar el concepto de la "nueva derecha". "Desde la designación de los autoflagelantes y autocomplacientes y del Desalojo de Allamand no se veía algo así", afirma. 

En otros sectores del gobierno señalan que lo de Hinzpeter muestra sobre  todo que "tiene licencia para matar". Es el único ministro capaz de abordar temas como el de la nueva derecha sin provocar el disgusto o un desmentido de Piñera.

En paralelo a esos planes, el secretario de Estado siguió con atención la última encuesta Adimark, que no sólo lo instaló como el tercer ministro mejor evaluado del gabinete, con el 74% de apoyo. El sondeo también arrojó que el 41% aprobaba la forma en que el gobierno estaba manejando la delincuencia, su caballo de batalla y uno de los ejes del gobierno. Se trataba del tercer mes consecutivo en que esa área caía y desató preocupación tanto en Interior como en el segundo piso de La Moneda. La fórmula para sortear esas cifras estaría en redoblar el trabajo en terreno y realizar anuncios, como el que efectuó el ministro el jueves, al lanzar el programa "Barrio en Paz", que en un plazo de cuatro años busca mejorar la seguridad y bajar los índices de victimización en un 30% en los lugares donde se aplique.

El énfasis en bajar las cifras de delincuencia se ha traducido también en que haya asistido a todas las sesiones que ha realizado los lunes la comisión mixta del Congreso para destrabar el proyecto de subsecretaría de Seguridad Pública y que sostenga constantes contactos con los alcaldes de las regiones V, VIII y Metropolitana para abordar los problemas en sus zonas.

El secretario de Estado, en paralelo, se junta una vez por semana con el alto mando de Carabineros y está adoptando el hábito de llegar de improviso a las comisarías para verificar su funcionamiento.
En sectores de La Moneda creen que Hinzpeter se ha instalado como un ministro atípico y con proyección. No sólo por ser el jefe de gabinete más joven en décadas, sino porque, además, ha marcado una diferencia con sus antecesores, al involucrarse en la agenda antidelincuencia. Los riesgos, en todo caso, los tienen claros en Interior, donde a ratos tienden a sintonizar con una tesis de Francisco Vidal: lo difícil que significa bajar la percepción de inseguridad cuando los canales suelen abrir sus noticiarios con temas relacionados a la delincuencia.

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