Lavín inicia su propia travesía por el desierto

El ex alcalde descarta un ostracismo como el de Allamand. A su familia, amigos y a la UDI les informó que está dispuesto a colaborar desde cualquier puesto en una eventual administración de Piñera.




"Ustedes saben cómo soy. No sé ser de otra manera. No sé picarme". La noche del domingo 13 de diciembre, un golpeado Joaquín Lavín reunió a su familia en el departamento que arrendó en Viña del Mar para enfrentar la disputa senatorial. En la misma ciudad que selló su derrota en la circunscripción Quinta Costa ante el RN Francisco Chahuán, el ex alcalde los notificó de que, a pesar de este nuevo revés electoral, no se replegaría.

Ante las caras largas de su esposa, Estela León (quien en la presidencial de 2005 se distanció de la UDI molesta porque varios parlamentarios le dieron la espalda a su marido), y de su hijo mayor, Joaquín (quien trabajó en el área territorial en esta campaña), el dos veces abanderado gremialista les dio a entender que, a pesar de la irritación de buena parte de su círculo con RN y Piñera por su apoyo a Chahuán, se pondría a disposición del empresario. Para lo que él quisiera.

También se lo hizo saber luego a sus cercanos en el gremialismo, dos días más tarde, en el Tavelli de Vitacura. Reunido con Pablo Longueira, Cristián Leay (ex diputado y miembro del directorio de TVN) y Andrés Chadwick, inició su corto período de duelo analizando su derrota.

Si bien dijo que la UDI lo había dejado sin opción luego de que el timonel Juan Antonio Coloma le advirtiera que el partido perdería el cupo si él no iba en reemplazo de Jorge Arancibia, les confesó también que de verdad se había encantado con la idea de ser senador.

Dijo, además, que vivió un calvario durante los 45 días previos a la elección, cuando recibió un sondeo que le daba apenas dos puntos sobre Chahuán. El aún diputado por Viña del Mar ostentaba una amplia ventaja en ese distrito, que, según dicen en el lavinismo, concentra a un elector de derecha más duro y que habría demostrado desafección hacia al candidato de la UDI por una acumulación de episodios en que éste se distanció de la tienda (emplazamientos en DD.HH.; el descabezamiento de Longueira; el bacheletismo-aliancista).

Chahuán le ganó a Lavín por poco más de 1.300 votos. Pero en Viña, la ciudad con más electores de las tres que forman la circunscripción, le sacó 16 mil y el ex edil fracasó en su intento por dar vuelta el escenario en Valparaíso y San Antonio.

Antes de despedirse de sus interlocutores y partir a Buenos Aires de vacaciones con su familia, le pidió un favor a Chadwick: si bien él mismo le había dicho a Piñera -en su primer contacto telefónico tras las elecciones- que estaba "disponible para lo que tú requieras", le planteó al senador UDI y miembro del comité estratégico del comando que le recordara al abanderado que quería sumarse a la campaña. Donde fuera.

SEREMI DE LA NOVENA REGION

Fuentes que han estado con Lavín en estos días dan cuenta de los argumentos que el ex edil de Las Condes ha dado para explicar por qué, a diferencia de lo que ocurrió con Andrés Allamand tras su derrota senatorial en 1997, en Santiago, él no ha pensado en exiliarse de la vida política. Al contrario.

Asume que estará relegado a una segunda línea un tiempo. Pero también ha sido explícito ante varios dirigentes de la Alianza, al señalar que ha dedicado una década de su vida a que se concrete la alternancia en el poder, y que al sentirse parte del proceso no se quiere marginar cuando existe una posibilidad real de que se instale el primer gobierno de la Alianza. "He trabajado tanto para que gane la Alianza, que si me ofrecen el cargo de seremi de la Novena Región, yo voy a decir que sí, porque es lo que corresponde", ha dicho Lavín.

Así, tras una semana en Argentina junto a su esposa y sus hijos menores, el ex edil UDI regresó a Santiago el miércoles 23 en la noche.

Al día siguiente, una de las primeras cosas que hizo fue llamar nuevamente a Chadwick, su nexo formal con el piñerismo duro. Fuentes que conocieron la conversación aseguran que el ex edil fue explícito: "Andrés, avísale a Sebastián que ya estoy aquí y que quiero participar".

Ese mismo jueves, el empresario llamó a Lavín. La conversación giró en torno al rol que podría jugar el derrotado candidato parlamentario, en un esquema de segunda vuelta en que el piñerismo optó por relegar a los rostros políticos tradicionales y rodearse de jóvenes con perfil más independiente, para encantar al electorado de Enríquez-Ominami.

Altas fuentes de la Alianza aseguran que Piñera sólo le habló de cómo podría integrarlo a la campaña. Nada del gobierno. "Piñera no ha hablado de cargos con nadie", sostiene uno de sus más cercanos en el comando. Por lo mismo, muchos se sorprendieron cuando el propio abanderado, el lunes 28, dijo que "tengo un gran aprecio y admiración por las cualidades personales de Joaquín Lavín (...), él no sólo se va a incorporar a nuestra campaña, sino también a nuestro gobierno".

UNA FOTO DOLOROSA

El destino de Lavín en la campaña de Piñera quedó sellado el domingo 27. El comité estratégico, reunido en la casa del abanderado, resolvió que su presencia en la gira que inició el miércoles el empresario en la Quinta Región podría tener varios efectos positivos. Era un gesto a un personero de la Alianza que aún cuenta con una buena valoración a nivel nacional. También representaba una señal de unidad en medio de la discusión oficialista por la conducción de los partidos,. Sin olvidar que Lavín y Chahuán sumaron 56% en la zona, 10 puntos más que Piñera.

Además, se decidió que podría sumarse al trabajo que lidera Cristián Larroulet en la elaboración de los equipos y primeras medidas de un eventual gobierno del ex senador RN. Pero a más giras o a asumir vocerías, no sería invitado nuevamente.

Lavín aceptó ir. Sin embargo, en su primera salida a terreno se le vio incómodo. No le veía sentido a aparecer él, que perdió, como firmante de los compromisos del empresario con la región. Además, como comentó luego a sus cercanos, se le "apretó un poco el pecho" cuando Piñera hablaba del "senador Chahuán".

Con todo, dicen en la Alianza, Lavín ha acomodado su regreso solo. Su partido, la UDI, no sólo no ha pedido su incorporación al comando, sino que, por el contrario, intentó dar vuelta la página de su derrota lo más rápido posible, en particular porque sentían que su caída ante Chahuán empañaba el resultado del partido a nivel de diputados. Y los 40 gremialistas elegidos (la UDI domina por sí sola un tercio de la Cámara Baja) asoman como una importante carta de negociación de cara a la conformación de los equipos de gobierno.

Todo esto, en momentos en que se habla de que, en caso de un triunfo de Piñera, el próximo candidato del sector saldrá del Ejecutivo y no del Congreso.  Por lo mismo son muchos los interesados en un cupo en el gabinete, aun cuando el empresario ha dado a entender que difícilmente incorporará a candidatos derrotados en la primera línea de su eventual administración.

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