Los azules sólo saben de abrazos

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La U avanza en la Copa Chile al vencer 2-0 a Ñublense, rival tan entusiasta como limitado.




En mayo pasado, Universidad de Chile cerró competitivamente un semestre extraordinario, tanto por el resultado final, como por su imprevisibilidad: fue campeón en un torneo donde comenzó con tropiezos y terminó con solidez colectiva e individual.

La tarea era prolongar ese rendimiento con un plantel que perdió a su principal anotador, Felipe Mora, y a uno de los ejes del mediocampo, Gonzalo Espinoza.

Las esperanzas de lograrlo, además, fueron creciendo a medida que se estructuró el plantel, con las llegadas de Felipe Seymour y Mauricio Pinilla, entre otros, además de la consolidación del vínculo con Guillermo Hoyos, el entrenador que apela a la armonía interna como base del éxito. No ve fantasmas, no los busca, y agrega trabajo, modestia y autocrítica, en una combinación que muchos otros echan de menos en sus propios técnicos.

Ayer, en todo caso, estaba todo dado para la celebración: más de 25 mil personas, una llave que estaba 2-0 a favor y un rival limitado, tanto técnica como físicamente.

En Chillán, Ñublense trató de frenar a la U con juego muy recio. Y lo logró en buena medida, pues se trató de una victoria cómoda sólo en el marcador, porque en términos futbolísticos,se trató de un partido con claroscuros.

En la revancha, tampoco hubo un juego brillante, pero sí un grado mayor de control, facilitado en gran parte por la apertura de la cuenta, que se produjo ya a los cuatro minutos, cuando Leandro Benegas sacó un excelente centro, que fue conectado por Yerko Leiva en el segundo palo del arco defendido por Sebastián Contreras.

A partir de ese momento, fue suficiente con el trabajo de Rafael Caroca y Leiva en el mediocampo, más el constante movimiento de Gustavo Lorenzetti para tener el manejo del balón o, en caso contrario, recuperarlo con extraordinaria rapidez.

En ese contexto, eran muchos lo que se preocupaban más por la presencia de Pinilla en la Tribuna Pacífico que de lo que sucedía en el campo de juego, donde los chillanejos corrían mucho, pero siempre detrás del balón manejado por algún azul. Tanto, que el recuento final de pases arrojó 477 para los locales y 270 para los sureños.

El segundo tanto llegó como consecuencia de la imprecisión de Ñublense, cuando Yerko Leiva recuperó un balón en la salida y habilitó a Benegas, quien tras eludir a un rival sacó un zurdazo que se metió junto al poste derecho de Contreras. Premio para su permanente esfuerzo, que por momentos hace olvidar sus limitaciones.

Ahora la U ya tiene una tarea cumplida y espera al ganador de Audax con Barnechea, que jugabana anoche en La Florida, con ventaja de 2-1 para los itálicos

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