Los clavos de carpintero que perturban el Tour de Francia
No es la primera vez que la prueba se ve afectada por un hecho así. En 1996, una situación similar se produjo en el pelotón camino de Valence.
Las últimas rampas del ascenso al Mur de Péguère se vieron empañadas por una treintena de pinchazos de ciclistas provocadas por clavos de carpintero lanzados a la carretera por un espectador. El más afectado fue el defensor del título, el australiano Cadel Evans, que pinchó tres veces, lo que le descolgó del pelotón que, dirigido por Bradley Wiggins, decidió frenar su ritmo para esperar al ciclista del BMC, en una muestra clara de compañerismo.
"Es un acto particularmente molesto y estúpido", afirmó el director del Tour, Christian Prudhomme, mientras que su segundo, Jean-François Pescheux, precisó que "es imposible de controlar", mientras mostraba los clavos recogidos en la carretera.
El director del BMC, John Lelangue, se mostró particularmente duro con el autor de los hechos, al que consideró un "criminal", por las consecuencias que hubiera podido causar en el descenso del puerto donde se podría haber sufrido más de un accidente.
Wiggins, quien lideró el grupo y ordenó que se detuviera el ritmo para esperar a los afectados por los pinchazos, señaló que se dieron "cuenta de que algo no iba bien, había demasiados pinchazos", afirmó, para después agregar que"no se ataca a alguien que es víctima de la mala suerte".
El único que aprovechó la situación para salir del grupo fue el francés Pierre Rolland, vencedor de la etapa de La Toussuire, quien posteriormente se defendió diciendo que no sabía que había habido un problema con los clavos.
"Había pensado atacar en el ascenso para recuperar algo del tiempo perdido en la primera semana, pero como no pude me lancé en la bajada. Hasta que no me alcanzaron y entré de nuevo en el pelotón y me reprocharon el ataque no supe lo que había pasado", dijo el ciclista de 22 años. Tras los reproches Rolland se mostró muy molesto explicando que "siempre respeto al pelotón y sus códigos, tengo clase suficiente como para no atacar cuando hay un pinchazo. Me ha molestado mucho que me reprocharan eso".
Pescheux, responsable de la carrera, aseguró que la Gendarmería francesa abrió una investigación para tratar de identificar al autor de los hechos, aunque destacó su dificultad. "Esto no es un estadio de fútbol, no se puede controlar todo lo que pasa en la cuneta", cerró.
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