Los nuevos aires de la arquitectura local

En el Center for Architecture de Nueva York se exhibe la muestra Extra-Ordinary, que resalta en 17 propuestas las nuevas prácticas de los arquitectos chilenos, desde Alejandro Aravena hasta Max Núñez. Los puntos en común: innovación, experimentación y sustentabilidad.




Decir que la arquitectura chilena está en su mejor momento no es nuevo. Este año la atención ha vuelto con fuerza sobre ella, en gran medida por el Pritzker de Alejandro Aravena y su rol como director de la Bienal de Venecia, el evento más importante de la disciplina en el mundo; pero desde hace más de una década, el trabajo de arquitectos locales como Mathias Klotz, Smiljan Radic, Sebastián Irarrázabal y la dupla Pezo von Ellrichshausen han recibido los elogios unánimes de la escena internacional. No basta, eso sí, analizar este auge sobre los éxitos de estrellas solitarias, sino a través de las tendencias que están marcando a las generaciones actuales y las que vienen.

Sacar una fotografía del momento actual de la arquitectura local, pero sin caer en clichés, es lo que se propuso hace dos años la oficina Constructo, de los arquitectos Marcelo Sarovic y Jeannette Plaut, quienes acaban de inaugurar en el Center for Architecture de Nueva York la muestra Extra-Ordinary, donde reúnen, hasta el 3 de septiembre, 17 obras, todas construidas en los últimos cinco años, que revelan las nuevas formas y apuestas de hacer arquitectura en Chile.

Innovación, creatividad, experimentación y sustentabilidad son las características que cruzan la selección de la muestra, compuesta por un sector gráfico, con fotografías y planos, además de  una serie de pequeños postes-miradores, donde se pueden ver videos de las construcciones, lo que otorga una experiencia íntima con el trabajo. "La arquitectura chilena es vibrante, sobre todo la joven en su vertiginoso avance hacia nuevas prácticas", destacó en la ceremonia de apertura Glenn Lowry, director del MoMA de Nueva York.

Para Sarovic y Plaut lo importante era no ser obvios: "Quisimos proponer un relato distinto al conocido sobre Chile en el exterior, colocando el foco en la diversidad y riqueza de un panorama paralelo al de las redes tradicionales". Claro que no dejaron de lado las obras recientes de las figuras emblemáticas; por eso en la exposición está el Centro de Innovación UC, levantado en 2014  en la comuna de San Joaquín, por Alejandro Aravena y su oficina Elemental y ganador del premio inglés Design of The Year 2015; la obra efímera de Smiljan Radic para la Serpentine Gallery, y la de Pezo von Ellrichshausen para la Royal Academy. Las dos últimas se realizaron en Londres, en 2014, y ahora son exhibidas dentro de la categoría Arquitectura Temporal y cruces con el Arte, en la que también destaca la instalación Rainforest en Bedford Square, del colectivo GUN, ganadores del concurso de arquitectura joven YAP Constructo, que organiza la dupla Sarovic y Plaut desde 2010, en alianza con el MoMA de Nueva York.

Según la investigación, muchos de los proyectos construidos en Chile nacen de la experimentación radical con el material. En esta línea se inscribe Guillermo Acuña, quien diseñó una innovadora fachada de paneles de vidrio  que regula el ingreso de luz y al mismo tiempo interactúa con el sistema operativo interno para el Edificio de Grupo Precisión, y experimentando con madera destaca Cristián Izquierdo, quien para su obra Casa en Morillos creó cuatro unidades de ese material que se abren gradualmente al exterior y de forma mecanizada, conformando una sola gran estructura.

Otro tipo de innovación, más ligada a la experimentación espacial, es la que realiza Max Núñez, en el edificio dedicado a las artes, MAD del Grange School, donde deja la planta inferior libre, conectando el subsuelo y la planta superior con pilares irregulares; o la casa Apus Kankay en el Lago Rupanco, de Aguiló+Pedraza, donde las habitaciones se conectan en un patio interior, al igual que la Casa para el Poema del Angulo Recto de Smiljan Radic, que destaca también por lo hermético de su forma, que se rompe gracias a irregulares e imprevistas ventanas que siempre miran hacia dentro.

Si bien a inicios de los 90 la arquitectura chilena comenzó a llamar la atención en el extranjero por su sensible relación con la geografía, esto ha ido tomando otros matices. "El paisaje es un factor importante de nuestra arquitectura y eso no se va a agotar. Durante largo tiempo nuestra postal fue el contraste entre una arquitectura de calidad con paisajes exuberantes. En los años 60 esa clave aparece asociada a la modernidad, con edificios como la Cepal o Los Benedictinos, y ya en los 90 brillaron los hoteles en paisajes extremos. Esta postal ha cambiado y se ha hecho más profunda y diversa, con nuevas relaciones y un actitud de constante búsqueda", dicen los curadores.

En la muestra también se exhiben proyectos con un interés en el reciclaje en todas sus formas. Está el Hotel Singular Patagonia, de Pedro Kovacic, quien respetó la antigua planta frigorífica y de procesamiento de ovejas, de principios del siglo XX, y le adosó una nueva infraestructura que convive en armonía con la historia del lugar; tamnién está el ejemplo de Sebastián Irarrázabal y su Casa Oruga, en Lo Barnechea, construida a partir de contenedores de transporte usados, dispuestos siguiendo la sinuosa geografía del lugar; y el Estanque de Agua Membrillar de Mathias Klotz en Rancagua, donde la estructura antigua fue intervenida con una capa externa de pequeñas piezas de aluminio, acero y zinc, sensible al movimiento del aire, que le otorga una inusual sensación de fragilidad.

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