Los oscuros efectos de la tecnología
Primero facilitó todo, pero también trajo serios problemas. La misma tecnología que nos ayudó, hoy hace que trabajemos más horas.
De que la tecnología simplifica la vida, la simplifica, pero también acarrea muchos problemas. Sobre todo en la última década, con el surgimiento de un nuevo tipo de empleado, el "trabajador móvil". Hablar de él es hablar de una persona que, en general, puede manejar sus propios horarios, yendo y viniendo de la oficina, pero que depende completamente de diferentes dispositivos para realizar sus labores: desde hacer que un documento llegue a la oficina a tiempo, a mantenerse informado de todo lo que ocurre con sus clientes.
Precisamente en ellos reparó el último informe "Bienestar de la Fuerza Laboral Móvil", del Instituto de Sicología Laboral de la Universidad de Sheffield, en el Reino Unido, que encuestó a cerca de 2.300 trabajadores de más de 1.100 empresas de diferentes partes del mundo. Productividad, eficiencia, hábitos de trabajo y la forma en que el uso de los dispositivos móviles afecta su salud, fueron algunos de los ítems consultados a estas personas. De ellas, 49% correspondió a norteamericanos, 32% a europeos y 12% a asiáticos.
Sin duda, esta investigación da cuenta de cómo las tecnologías móviles y la conectividad les han dado más flexibilidad a los empleados; gracias a éstas pueden manejar su tiempo y utilizar más eficientemente las horas muertas. De hecho, un tercio de los trabajadores móviles se declaró capaz de fijar su propia agenda y trabajar cuándo y dónde quiera. Pero no todo es felicidad y tiempo libre. El lado oscuro de estas tecnologías les pasa cada vez más la cuenta a los trabajadores.
Según este informe, el precio que deben pagar por no restringirse a la rutina de la oficina y los plazos estrictamente establecidos, es bastante alto: el 47% asegura trabajar entre cinco y 10 horas extra cada semana y el 26%, entre 15 a 20 horas más.
Esto acarrea graves consecuencias. Según la investigación, quienes trabajan más de la cuenta son los que más frecuentemente reportan problemas para equilibrar el tiempo dedicado al trabajo y a las actividades personales. Al mismo tiempo, este informe indica que los trabajadores que se desempeñan bajo un régimen mayoritariamente móvil y supuestamente más relajado que el de los trabajadores de oficina, se sienten más estresados.
POCO EQUILIBRIO
No es todo. La posibilidad de estar siempre conectados (y disponibles), los hace creer que, efectivamente, deben estarlo todo el tiempo: el 32% de aquellos que declaran trabajar entre 15 y 20 horas extras a la semana dicen mantenerse conectados a sus aparatos tecnológicos incluso en vacaciones, porque asumen que eso es lo que sus jefes y compañeros de labor esperan. Esta presión limita enormemente los beneficios asociados a la flexibilidad.
El sueño es otro tema. Quienes señalan trabajar hasta 20 horas extra a la semana debido a la modalidad de trabajo flexible, son los mismos que aseguran dedicarse al trabajo cuando despiertan en la mitad de la noche y no pueden volver a conciliar el sueño. Según el informe, uno de cada cuatro trabajadores de este tipo duerme menos de seis horas cada día, y uno de cada tres asegura que la razón para dormir poco son sus hábitos de trabajo.
Al respecto, la doctora Carolyn Axtell, del Instituto de Sicología Laboral encargado del estudio, explica: "la gente debe ser cuidadosa en despegarse mentalmente del trabajo y crear fuertes límites entre el empleo y el hogar. Mientras, sus empleadores deben encontrar la forma de fomentar el control de los trabajadores, dar apoyo y reducir la expectativa de que trabajen muchas horas".
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